Camilo Vallejo
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Fue la periodista Ann Helen Petersen quien en un artículo famoso en 2019, para BuzzFeed, se refirió a nosotros los millennials (nacidos entre 1980 y final de siglo) como la “generación quemada” (https://bit.ly/3vbwhsk).
Lo que llamó la atención de los críticos, fue su calificación de “quemados”. Un adjetivo que en nuestro contexto da para distintas interpretaciones. Ella enfatizó en el rostizamiento económico en el que nos estamos sumergiendo, sin acceso a crédito, sin pensión, dedicados a empresas sin permanencia, entre contratos por prestación a términos cortos y simultáneos. Pero siempre que vuelvo a ese texto me hace pensar en el entorno de los “quemados” en política, ese calcinamiento en el que quedan quienes pierden al más mínimo examen democrático y público.
¿Nos estamos quemando? Debería ser la pregunta que se haga esta generación de gobernantes y políticos millenials. Sobre todo en el sentido de los más derrotados en lo político. ¿Nos estamos quemando?
El concejal más joven de Manizales, Diego Tabares Prieto, acaba de perder su investidura en primera instancia. Ya anunció que apelará la decisión. Para el Tribunal Administrativo, este concejal conservador, que es pieza clave en la bancada del alcalde Carlos Mario Marín, violó el régimen de conflicto de intereses al votar en la elección de la contralora municipal.
Según el fallo, el concejal más joven se defendió diciendo que no sabía y que no tenía cómo saber que su padre Néstor Jairo Tabares sería investigado por la contralora que ayudó a elegir con su voto (https://bit.ly/3lL9u3t). Raro que no supiera, su padre no ocupó un cargo menor, fue gerente investigado de la ERUM durante los primeros meses de la alcaldía de Octavio Cardona, gobierno de la orilla contraria a la que hoy el concejal apoya. Tiene cara de la política de siempre, ¿no? Pero en cabeza, por primera vez, de millennials.
En otras noticias, el millennial Deninson Mendoza Ramos, gerente del canal público Telemedellín, se inauguró seguro como el censor más joven de Colombia. No tuvo problema en censurar y despedir al director de su noticiero, Hernán Muñoz, porque publicaba noticias que dejaban mal al gobierno de Daniel Quintero, el alcalde joven de Medellín.
Meses antes, Mendoza había dicho: “este es el canal de Daniel Quintero, no del alcalde, de Daniel Quintero” (https://bit.ly/30Ay92B). Decía también en otro audio que lo que mejor sabe hacer es lo de siempre en política: hacer caso. ¿El joven gerente acataba entonces una orden del joven alcalde?
Ana Bejarano Ricaurte escribió en Los Danieles que esta no es la primera vez que gente en el poder como Quintero o como Mendoza creen que los medios públicos son de su propiedad, que son su máquina de propaganda (https://bit.ly/3n24cjp). Sin embargo, sí es posible que sea la primera vez de dos millennials con poder.
“Gobernarán dos millennials”, tituló en portada este diario el 28 de octubre de 2019, después de la elección de Carlos Mario Marín y Luis Carlos Velásquez, como alcalde y gobernador. Pasado algo de tiempo, se ve todavía mucho de lo mismo, solo que por primera vez en manos jóvenes. Las empresas mixtas de siempre, ahora millennials. El nombramiento de los familiares y amigos, ahora millennials. Además, con la dosis de este adanismo ansioso tan nuestro, que cree que las cosas se crean o se cambian ya, sin planeación, sin metas medibles, sin paciencia, con dos lives en Facebook, tres tweets y un canvas.
Si acaso podremos rescatar el énfasis que hacen en temas nuevos, millennials, como el cambio climático, el desarrollo sostenible, la bicicleta, los peatones, el agua, el aire, las huertas urbanas. Quizás volvemos a que los tesoros generacionales están más en el sector social de la región. Incluso hasta en el sector productivo. Desde lógicas de la educación popular o de la innovación transforman más que los jóvenes políticos. Volvemos a que quienes se forman para la política necesitan menos economía, menos derecho, menos técnica, menos coaching y más humanidad y cultura en democracia. A todas estas, ¿cuántos líderes sociales asesinados eran millennials? ¿Nos quemaron, literal, lo mejor de la generación?
Al interpretar lo de “generación quemada” de Petersen, el catalán Xavi Sancho dijo que era “un poco del ‘todo fluye’ de Heráclito para llegar al ‘todo se queda igual’ de Parménides” (https://bit.ly/3DCvAv0). Los griegos, siempre los griegos, tenían razones para no creer en un gobierno de los más jóvenes. La llamaban paidocracia o, mejor, pedocracia.
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