Camilo Vallejo

La participación ciudadana está manoseada. Se enarbola según qué tan ciudadano sea el participante. Si se exacerba la movilización social, como lo vivimos este año, que es porque faltan espacios de participación. Aquellas no son formas para participar, dicen. Pero si en los cabildos y las consultas populares la gente tumba los proyectos de los técnicos y los expertos, que es porque hay mucha participación. Estas tampoco son las formas, dicen. Y así. Entre esas márgenes, los gobiernos intentan eso de alumbrar al santo sin ir a quemarlo tanto. Entonces a la palabra “participación” la pliegan o la despliegan, según convenga, para que no se les vaya a desmadrar.
Una especie de “participación sí, pero no así, tampoco así”. Desconocen que parte del principio democrático es que la participación tiene siempre mucho de lo uno, movilización, protesta, expresión, autogestión. Y mucho de lo otro, mecanismos institucionales. Veamos un caso.
El pasado 5 de agosto, la Empresa de Renovación Urbana de Manizales (ERUM) dijo ante el Concejo que estaba en trámite otra resolución que modifica el macroproyecto de la comuna San José. Quizás uno de los elefantes blancos más grandes que ha dejado la corrupción en el país. Expuso la entidad que ya había cumplido con los espacios de participación para sus habitantes.
Un grupo de líderes de la zona desmintió esa versión. Ellos justo hacen parte del Cabildo Abierto de la Comuna San José, un colectivo que surgió en octubre de 2019 para proponer soluciones. En ese entonces cumplieron todas las etapas para convocar un cabildo abierto a escala comunal y lo llevaron a cabo. Con la sorpresa de que ni el alcalde ni el gobierno del momento llegaron a la cita, a instancias de la JAL. Terminaron en una participación institucional sin instituciones. Participación chica.
Aún defraudado su mecanismo de participación, el colectivo no se desintegró y hoy sigue siendo una acción ciudadana que pasó a ser cotidiana y permanente. Durante las protestas de 2019, 2020 y 2021 han sido parte de los convocantes a la movilización pacífica, sobre todo para expresar su lucha de reparación a la comunidad.
El 9 de agosto, el Cabildo Abierto elevó una petición al Ministerio de Vivienda, como socio del macroproyecto. Pedían que se detuviera la firma de la nueva resolución hasta tanto la ERUM agotara los espacios de participación que exige cualquier reformulación de un macroproyecto, según la Ley 388 de 1997 y el Decreto 1077 de 2015. La entidad respondió el 19 de agosto diciendo que era el municipio quien debía responder.
Quizás por este cruce de peticiones, la ERUM estuvo convocando durante septiembre algunos encuentros con los habitantes de la comuna. Eso sí, todo el tiempo fue muy cuidadosa en llamarlos “café con la ERUM”, “taller de socialización”, nunca concertación, ni siquiera diálogo. Así achicó la palabra participación hasta hacerla desaparecer. Participación chica.
Este año, la Alcaldía de Manizales celebró su mejoría en los resultados en gobierno abierto en el Índice de Desempeño Institucional. En 2020, subieron casi 11 puntos en comparación al año anterior, con 87,1 sobre 100. Sin embargo, la política de participación ciudadana estuvo dentro de las 3 más bajas.
Por otra parte, la ERUM alcanzó un puntaje apenas de 33,9 sobre 100. En su caso, su política de participación obtuvo un 26,5. Los métodos que ofrece para participar carecen de eficacia y exceden en intermitencia. Quizás por tener mucho de “cafés” y “socializaciones” y poco de concertación real en su planeación y ejecución.
Según Deleuze, plegar o desplegar palabras como “participación”, agrandarlas para incluir al otro y achicarlas para al tiempo excluirlo, es un típico movimiento de lo barroco. Eso mismo que pintaba vírgenes católicas al lado de las lunas y los soles indígenas, para incluirlos en lo que al tiempo los excluía y los despojaba. Esto mismo que dice “participación sí, pero no así, tampoco así”, barroco.
En Caracol Radio le preguntaron a uno de los líderes de la comuna qué rescataba de todos estos años. “Lo positivo ha sido la lucha”, respondió. Se refería a esa participación que en democracia todavía queda, al menos, cuando las instituciones se achican. En esa participación, sin lo institucional, la comuna ha pensado y probado soluciones que solo quieren sumar a las de los demás.
Entre bambalinas: Por esto es oportuno el foro que propone el Instituto Caldense para el Liderazgo, sobre participación ciudadana en tiempos extraordinarios. El jueves, a las 9am, en la Universidad Autónoma. Ahí estaremos.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015