Camilo Vallejo
![](https://archivo.lapatria.com/sites/default/files/styles/60x60/public/fotoautor/foto_columna_1_1.jpg)
Ahora que pasamos la Navidad, confieso que tengo un gusto casi obsesivo por trastocar enfoques de los pasajes del Nuevo Testamento. Me refiero a remover un poco los protagonistas y conocer los hechos por los ojos de otros (u otras, sobre todo)
Algunos dicen que es un juego que también usa el “ateísmo cristiano”. Una corriente que niega la existencia de Dios a partir de la interpretación la vida de Jesús. Releen los evangelios hasta que salgan de allí enseñanzas morales sin necesidad de ninguna deidad.
No me inscribo ahí del todo. Ni la vida más terrenal de Jesús, ni de cualquier otro ser humano, me es posible entenderla de manera únicamente racional. Sin embargo, sin ser religioso tampoco, veo ahí principios que comparto.
Por estos días, pensando en lo que fue este 2021, recordé una de las imágenes más adoradas por mi abuela paterna: La Huida. Esa figura que representa el escape de María, José y su recién nacido hacia Egipto, después de que Herodes decretara una matanza infanticida en su deseo de encontrarlo y asesinarlo. Siempre he sospechado que esa estatuilla encarna un enfoque distinto.
Es posible que Jesús no sea un bebé elegido que fue salvado de la matanza por obra divina. Cuenta San Mateo que un ángel puso en aviso a José, a través de un sueño.
Quizás, por el contrario, Jesús es apenas un sobreviviente cualquiera del crimen masivo, por suerte o por audacia de sus padres. Quizás el verdadero rey de los judíos sí cayó en la masacre junto a sus padres anónimos. Al final es posible que entre los contemporáneos, o por obra de los evangelistas, se le haya dotado de divinidad, a posteriori, por lo inexplicable de su suerte o por la alegría que da la sobrevivencia de cualquier recién nacido.
Entonces la idea de hijo de Dios, de profeta, podría ser un título que ganó por su testimonio de vida, no un signo de nacimiento. Si hubo sueños y ángeles, a lo mejor fue lo que se tenía en la época entre el repertorio científico y místico para intentar explicar, hacia atrás, lo que pasó. Puede que en la figura de La Huida no se represente al ya conocido hijo de Dios, sino al momento preciso en el que el niño se va haciendo excepcional por virtud de su escape.
Esta forma de ver La Huida me parece más rica moralmente. Propone que la imagen de Jesús fue solo posible a un crimen original. Que solo fue posible por lo que los demás dejaron de ser. Que entonces sus obras posteriores en realidad fueron su responsabilidad de resarcir, gratificar, honrar la vida que perdieron los demás para que él pudiera llevar su palabra. Algo que explica lo de poner la otra mejilla, o lo de amar al prójimo, o lo de su entrega y su muerte como una forma de amor que devuelve cosas a su lugar, en vez de aferrarse a ellas y sacar provecho. La aceptación de que él también era parte del pecado original que debe morir y que desde entonces deben reparar sus fieles.
Pienso entonces en este 2021 que recordaremos. Otro año del pecado original de Colombia, después del fuerte levantamiento social y su represión estatal desmedida. Al momento en el que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sacó su informe sobre el paro nacional, se habían confirmado 21 muertes y otras 11 se estaban verificando. La mayoría eran jóvenes, contando 2 policías. Se reportaron 103 personas con lesiones oculares, según Amnistía Internacional y Temblores. A diciembre, contamos 130 líderes sociales asesinados, según la Defensoría del Pueblo. Dijo el Ministerio de Hacienda que, a junio, se calculaban pérdidas por 10,6 billones de pesos.
Pues bien, los que sobrevivimos en la huida de esta matazón, nos vemos con muchos dones recibidos pero con poca responsabilidad por aquel hecho que nos los dio. Si no cambiamos esta forma de explicarnos hacia atrás, cualquier logro tendrá menos de mérito propio y más del aprovechamiento de las pérdidas de los demás.
En el 2022 ya unos harán campaña como salvadores. Como si por esta vía fuera posible salvarnos sin abusarnos. Otros, como el gobierno, van con leyes de censura, de seguridad ciudadana, de más fuerza y represión. Reafirman su sobrevivencia por la gracia de poner más muertos y pérdidas, como Herodes, no como Jesús. Quizás algo debemos dejar morir en varios de nosotros, en quienes tan bien nos ha salido esto de huir y sobrevivir.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015