Camilo Vallejo


Puede uno estar a favor o en contra, pero nadie podrá negar que peatonalizar la Carrera 23 en el Centro sería transformarnos. Llevarnos al borde, a punto de saltar. Sería el impulso para darnos otra forma de ser ciudad, otra forma de hacer las cosas.
El concejal Hernán Alberto Bedoya ha puesto el tema en plena discusión del Plan de Ordenamiento Territorial (POT), ante la necesidad de incluir este corredor como parte de la proyección de bulevares de la ciudad. El resto de la discusión ya le toca a la ciudad, tomándosela en serio, incluso con los miedos y los deseos por delante.
Peatonalizar es un mensaje para cambiar el orden de prioridades en el espacio público. Un mensaje que le devuelve al peatón el lugar de privilegio al que tiene derecho, que le da al caminar una esfera de respeto reforzado, y que pide que la movilidad vuelva a lo más humano.
Ahora bien, debemos reconocer que, por la misma trascendencia de los efectos de peatonalizar La 23, la decisión debe tomarse con todo el rigor que se necesite. No a la ligera, no a los bandazos, no a la fuerza. En diálogo con los actores, con mediciones -que aún son pocas- y con apreciaciones técnicas que guíen la decisión política y urbana.
Un punto es discutir beneficios. El economista Óscar Borrero Ochoa, de la Universidad Nacional, experto en avalúos, tuvo la oportunidad de concluir que no se conoce de una intervención de peatonalización que haya generado desvalorización en alguna ciudad colombiana. Por el contrario, dijo, se puede estimar una valorización que oscila entre el 30% y el 200%. Lo hizo en un texto que publicó en 2013 que tituló ‘Valorización del suelo en zonas centrales por peatonalización de vías’.
Otro punto es discutir miedos. Para algunos la peatonalización es entregarles el espacio a los vendedores informales. Lo cierto es que la idea de que los vendedores son enemigos del espacio es una postura que se ha empezado a revaluar. Algunos estudios ya muestran que los ventas en espacio público, con mucho de organización y control, tienen el potencial de hacer más atractivo el espacio, traen más gente incluso para los vendedores formales ubicados en los locales de los edificios. Dan incluso percepción de seguridad en la medida en que hacen del espacio un lugar que acompaña al que camina, con mayor posibilidad de permanencia para la gente y no solo de tránsito.
Para el estadounidense Ethan Kent, autoridad mundial en espacio público, los espacios de una ciudad requieren, ante todo, administración, incluso más que esa idea de control policial. Es casi un lema suyo advertir que los lugares vacíos y limpios son aburridos, y que las ferias, kioscos y ventas potencian las cualidades del espacio, en la medida en que cumplan un rol dentro de lo que se ha organizado para el espacio. Un punto que pone de presente que no puede haber peatonalización de La 23 sin administración del espacio.
Pedro Felipe Hoyos Körbel escribió en su columna anterior su postura, la cual puede ser otro de los miedos. Que la peatonalización no beneficie al Centro Histórico por los vacíos que existe en el manejo y promoción de éste. Con esto entramos en el dilema de si primero hay que preparar el Centro Histórico para peatonalizar la 23, o si la peatonalización de la 23 se puede convertir en el punto de partida para el manejo adecuado del Centro Histórico.
Óscar Borrero dice en el mismo artículo que citamos antes: “De acuerdo con los estudios realizados en otros centros históricos se estima que los proyectos de espacio público tales como peatonalización y arreglo de plazas y parques tienen un impacto hasta dos cuadras a lado y lado del proyecto”. Este dato, aunque habla apenas de valorización, nos puede ubicar en el poder que tendría la peatonalización en impulsar la planeación, la exaltación y la administración del Centro Histórico. No es tanto preparar el centro para la 23, sino tomar la 23 como principio y excusa para el resto del centro.
En todo caso queda una pregunta de vuelta: ¿el Centro Histórico está preparado para seguir aguantando una 23 donde los carros deterioran el orden, la calidad de vida y administración del espacio? Ahora bien, Pedro Felipe Hoyos tiene un punto ineludible: la peatonalización solo puede ser liderada y generada desde los actores que ocupan ese espacio. Que se encuentren, dialoguen y cedan, y que saquemos provecho todos.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015