Camilo Gaviria Gutiérrez


Los pendones que aparecieron en el edificio de la Gobernación de Caldas con el aviso “Que las EPS ¡nos paguen ya!” es un sentido mensaje después que negaron la tutela interpuesta en contra de las EPS. El gobernador Luis Carlos Velásquez impugnó el fallo y dice que irá hasta las últimas consecuencias. Esperamos que la Corte Suprema de Justicia por arte de magia no encuentre los mismos errores de forma con los que fue presentada la demanda y se pueda lograr el propósito de recuperar los cerca de 194 mil millones de pesos que adeudan las EPS. Sería lamentable que además de hacer el ridículo en Bogotá por no saber presentar tutelas, este episodio se convierta en una cortina de humo para el verdadero cartel que debería aparecer en la plaza de Bolívar: “No más clientelismo y corrupción en la salud de Caldas”.
La hipocresía radica en exigir el buen actuar de las EPS, lo cual apoyamos y valoramos, pero al mismo tiempo, como lo mencionamos en la columna anterior, se actúa con clientelismo para administrar los hospitales de nuestro departamento. A esto se le suma la desidia con el Hospital de Palestina ESE Departamental Divina Misericordia, que fue inaugurado el pasado 26 de diciembre por el gobernador anterior y a la fecha no está en funcionamiento. Aunque debo mencionar que después de nuestra denuncia del 27 de mayo, la Territorial de Salud y el mismo Gobernador le dijeron a la opinión pública que el Hospital estaba abierto y se tenía un convenio con el Hospital San Marcos de Chinchiná. Sorprende el amplio significado que tiene la palabra “funcionamiento”, pues para esta administración significa tener un médico en el Hospital de Palestina, sede cabecera municipal, con una ambulancia para poder remitir los pacientes a Chinchiná. Claro que ahora le darán la razón a uno de los líderes de la bancada de gobierno, que afirmó que una cosa era inaugurar la obra física de un hospital y otra ponerlo a funcionar.
Lo cierto, al día de hoy, es que los niños de Palestina siguen naciendo en otros municipios y la inversión que debió realizar la Gobernación desde principio de año para implementos y contratación de personal médico no se ha realizado. ¿Dónde está el dinero comprometido desde al año pasado? El silencio de las organizaciones y gremios que participaron en la campaña del alcalde de Manizales y del gobernador de Caldas frente a estos hechos y a los muchos que se han denunciado por la ciudadanía en estos primeros 6 meses, hacen parte de la histórica doble moral de nuestra sociedad. Columnistas como el señor Samper o la señora Villegas, que en campaña por desconocimiento o resentimiento, realizaron infames señalamientos también han brillado por su silencio.
La tapa de la historia sobre la hipocresía que se vive con la salud desde la Gobernación de Caldas, es haber demolido el puesto de salud del corregimiento de Arauca sin los permisos que exige la ley. Un día después de nuestra denuncia, el 27 de mayo, el gobernador visita al alcalde de Palestina para informarle que los documentos para la licencia de construcción fueron radicados durante el día. El 1 de junio, es decir en 2 días hábiles, fue otorgada la licencia. Qué eficiencia la del municipio. Nos alegra que nuestro control político sirva para defender a Palestina. Esperamos que los entes de control realicen las investigaciones pertinentes para establecer los perjuicios económicos y sociales. Corrupción es inaugurar un hospital para hacer campaña y dejarlo cerrado y embolatar su funcionamiento con ambulancias para trasladar los pacientes a otros municipios.
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