¿Hay algo más odioso que la sentencia “se lo dije”? El pasado 7 de marzo la columna que titulé Gestión de lo Público vs Clientelismo, la cerré con una pregunta provocadora: ¿Cuál será el criterio para elegir a los gerentes de hospitales públicos? Guardaba la esperanza que después de las críticas realizadas, el gobernador Luis Carlos Velásquez me callara la boca actuando con coraje e independencia. La firma del pacto para la transparencia que él realizo en presencia del presidente Duque el 12 de febrero para el nombramiento de los gerentes de hospitales públicos me hizo creer que así sería. También nos entusiasmó, que después de nuestras reiteradas denuncias, el gobernador aceptó que la salud en Caldas está en crisis y denunció los malos manejos de la administración anterior.
En repetidas oportunidades manifestó que iba a realizar un proceso de meritocracia para nombrar los gerentes de hospitales. Recalcó la importancia de trabajar con los mejores, porque como él lo dijo: “Tenemos ineficiencias administrativas dentro de nuestra red pública de hospitales”. Pero desafortunadamente este es otro caso donde se le hace conejo al proceso de meritocracia. Claro que la Gobernación de Caldas envió mínimo 2 hojas de vida para cada cargo, cumpliendo los requisitos del proceso. Sin embargo, el resultado final evidencia la frustración de muchos que ni siquiera se enteraron del proceso.
El Decreto 0102 del 27 de abril de 2020 firmado por el gobernador es un reflejo de una conejeada a un proceso de meritocracia, donde se muestran saltos de todo tipo. Doce gerentes que vienen de la administración pasada fueron nombrados, y los otros dos vienen del combo de campaña. El de Victoria y Norcasia intercambian hospital. El de Aguadas, que es un hospital municipal, se va para Villamaría y la que estaba allí la nombran en Neira. Existen casos históricos, como el que trabajó hasta diciembre en Santa Sofia, después a principio de año trabajó con el alcalde Marín en la Secretaria de Salud, y después que lo sacaron, lo premian con el hospital de Risaralda. Marulanda y Aránzazu se mantienen con las mismas gerentes. La Dorada es intocable, pues es el tío del patrón. El que llega a Marquetalia viene de Marmato, y a nuestro municipio minero llega la gerente que estaba en el hospital de Filadelfia. El recién ascendido gerente de San José trabajaba en el hospital de Victoria y sus resultados en Manzanares en octubre fueron su carta de presentación. Al gerente del Santa Sofia lo nombró Guido en diciembre, después de haber sido su escudero en la Gobernación y fue ratificado. A la nueva gerente de Riosucio la conocen muy bien en Chinchiná.
Estas gerencias de hospitales son las que garantizan el fijo senado de Guido Echeverri, que junto a la buena imagen que tiene será el primero en las urnas. También pone a soñar al partido de la U con la segunda Cámara, y esperaremos qué pasa con el dueño de la Territorial de Salud y su pulso dentro de los rojos. Esta es la realidad de cómo se comprometen estos cargos, qué firmas recogieron y muchos votos pusieron. A los médicos que quieren algún día ser gerentes de hospitales en Caldas, vayan preparándose para pasar el examen, pero ya saben que hay otras prioridades para poder lograrlo.
Al gobernador le digo que la salud no es un juego, ni tampoco merece ser un pago de favores políticos. Caldas requiere procesos serios y sin clientelismo. Por eso, como le respondí alguna vez después que me hizo una acusación sobre precisamente como él está actuando y nombrando: “es preferible perder, que ser un títere del clientelismo”.
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