La señora Aída Merlano no es propiamente un modelo de moral y buenas costumbres. En ningún momento puede llegar a convertirse en el país en una imagen a seguir. Sí puede servir como un ejemplo de cómo se hacen mal las cosas y para que se tomen las correcciones que sean necesarias.
Según se dice nació en un hogar humilde y logró llegar al Congreso de la República por sus atributos físicos y al parecer por ser la amante del señor Julio Gerlein, hermano de Roberto Gerlein quien fue senador de la República por cuarenta y cuatro años -superando por cuatro años al senador Víctor Renán Barco-. La familia Gerlein llegó a ser uno de los clanes políticos más importantes de la Costa Atlántica.
Al dejar el cargo como senador el señor Roberto Gerlein, en el 2018, la señora Merlano "heredó" este puesto, en el que finalmente no pudo posesionarse, porque en plena campaña electoral le allanaron su casa de campaña donde encontraron varios millones de pesos y un alto número de cédulas de ciudadanía, lo que indujo a los investigadores a sospechar que allí lo que había era una verdadera empresa electoral. Finalmente en un procedimiento exprés por parte de nuestra justicia, la señora salió a purgar quince años de cárcel, convirtiéndose en la primera condenada en el país por la compra de votos.
La señora Merlano es famosa no solo por su empresa electoral, sino por su fuga cinematográfica de un consultorio odontológico donde se estaba haciendo, estando presa, un mejoramiento de sonrisa, y por su reciente detención en Venezuela. Este hecho evidenció la pésima capacidad que se tiene en el país para controlar a los reos y dejando a Duque como un hazmerreír al pedir su extradición al “presidente interino” de Venezuela.
Duque debería ser más creativo para manejar los problemas que se le presentan en su gobierno. Podría por ejemplo, convertir a Aída Merlano en un símbolo para que se tomen los correctivos que requiere la justicia y el sistema carcelario. Nuestra justicia es excesivamente lenta y discriminatoria. Un ejemplo de lo anterior es que ante semejante empresa electoral que tenía establecida la familia Gerlein, solamente se tiene investigada y condenada a la señora Merlano. Ni siquiera le ha pasado nada a su fórmula como Representante a la Cámara -Lillybeth Llinás-, quien también hacía parte de esa empresa electoral.
Cuando se voló del consultorio, el gobierno planteó que iba a hacer una reforma profunda al Inpec y al manejo de las cárceles y a la fecha no ha hecho nada, ni siquiera ahora que volvió a ser noticia la senadora se acordó de su propuesta y lo único que ha hecho es pedirle a Guaidó que se la entregue y debe estar rezando -junto con algunos políticos costeños- para que Maduro y la señora Merlano no vuelvan a decir nada y que la dejen vivir en paz en Venezuela. Mientras tanto, nuestros presos siguen hacinados en sus cárceles, viviendo en condiciones infrahumanas y nuestra justicia no tiene la reforma que requiere para que funcione eficientemente, como el país lo está necesitando.
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Legítima defensa o justicia por mano propia. Un médico cirujano, al parecer muy destacado en su profesión, aunque no se conoce su identidad, ante un atraco del que fue víctima mató a sus tres asaltantes. Ante la ineficiencia de nuestra justicia y la alta delincuencia que tenemos, una gran parte de la población sale armada a la calle. El cirujano se pudo defender y salvar su vida. Pero ese es un caso excepcional, aunque salió con sus heridas físicas y con grandes angustias y temores. En ningún momento es bueno que la sociedad se arme y mucho menos que se implante la modalidad de la justicia por mano propia.
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