En la década de los años noventa ejercía como presidente del Perú Alberto Fujimori quien acabó con el grupo guerrillero Sendero Luminoso y detuvo y mostró públicamente, enjaulado y vestido en traje de rayas, a Abimael Guzmán líder de ese grupo. Mientras tanto, por esa época Colombia se desangraba -y se sigue desangrando- por efectos de la guerrilla y el narcotráfico.
Con el paso de los días Fujimori se fue convirtiendo en un dictador, con tres periodos presidenciables, hasta que finalmente los escándalos de su gobierno lo hicieron renunciar y ahora paga una larga condena por los delitos cometidos.
Los sobornos de la firma de ingeniería Odebrecht cubrieron toda América y Perú no fue la excepción. Todos los expresidentes vivos de ese país están siendo investigados por sobornos, incluso Alan García se suicidó cuando fueron a detenerlo. De igual forma, el presidente elegido constitucionalmente para el presente periodo, Pedro Pablo Kuczynski, tuvo que renunciar y se encuentra detenido en su lugar de habitación, hasta que se resuelva su situación jurídica. Mientras tanto, en Colombia ha sido prácticamente imposible enjuiciar y condenar a un presidente de la República, bien sea en ejercicio de sus funciones o una vez fuera del cargo -la actual investigación contra Álvaro Uribe es realizada por actos cometidos en su calidad de senador-.
El actual presidente de Perú tuvo que cerrar el Congreso y convocar a nuevas elecciones en enero, ante los problemas que estaba teniendo con esta institución –de clara mayoría fujimorista- con el fin de que se pudiera investigar a quienes recibieron sobornos por parte de Odebrecht. No sobra mencionar que la líder del congreso, Keiko Fujimori, al parecer también se benefició de los sobornos que entregó la firma de ingeniería.
Nada más desprestigiado en Colombia que el Congreso de la República. Hasta antes de que llegara al poder el presidente Duque era muy normal que para aprobar una ley fuera necesario negociar con los congresistas. Todo parece indicar que hasta el momento Duque ha cumplido con su palabra de no ceder ante las presiones de los congresistas, pero no es muy claro hasta cuándo va a durar con esta decisión.
Ni en Perú, ni en Colombia, es muy seguro que con el cambio de los congresistas las cosas vayan a mejorar. Finalmente los electores son los mismos y los candidatos van a ser más o menos iguales. Sin embargo, es una opción que puede llegar a ser tenida en cuenta en nuestro país, por lo que vale la pena estar muy pendiente de cómo evolucionan las cosas en Perú.
Nota 1: El mundo está en caos. Además de lo que está pasando en Perú, son muchos los problemas que se están presentado actualmente. Trump está buscando su reelección -y todo apunta que la va a lograr-, lo que tiene convulsionado al mundo. Inglaterra no sabe cómo retirarse de la Unión Europea. Cataluña, nuevamente tiene en jaque a España. Turquía está en pie de Guerra. México, mientras se desangra por la ola de violencia, no es capaz de detener a los narcotraficantes. En Bolivia, Evo Morales se robó las elecciones y va para su cuarto periodo presidencial.
Maduro se fortaleció: Está apoyando a Evo en su reelección y a los manifestantes de Ecuador y ahora la ONU nombra a Venezuela como miembro del consejo de los Derechos Humanos de ese organismo. En Argentina vuelve al poder el anterior gobierno corrupto y populista. Chile, el país latinoamericano para mostrar e imitar, anda sumido en un caos de violencia y de reclamos públicos, que lo tiene totalmente bloqueado.
Nota 2: Viendo lo que está pasando en Bolivia hay que reconocerle al expresidente Uribe su decisión de no lanzarse a una segunda reelección.
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