Se considera que a partir del momento en el que el número de contagios empieza a incrementarse, una ciudad debe llegar al pico de la pandemia en ocho semanas. A manera de comparación con una carrera de bicicletas, los colombianos ya empezamos a subir la cuesta del premio de montaña de categoría especial del contagio del virus covid-19. Hay ciudades que van punteando en el premio de montaña. Barranquilla se especula que puede ir por la quinta o sexta semana. Cali y Bogotá van muy cerca y detrás de ellas Medellín. Mientras que Manizales, aún con la asustadora información del alto número de contagios de los últimos días, se puede decir que apenas está empezando a subir la cuesta.
Para esa subida y llegar al premio de montaña, que sería el pico de la pandemia, nos empezamos a preparar desde principios de marzo. Nuestros gobernantes nos encerraron por un largo tiempo, los centros de salud se acondicionaron para recibir a los pacientes que les iban a llegar en estado delicado y se compraron los ventiladores que de acuerdo al presupuesto y a la disponibilidad del mercado se pudieron conseguir.
La comunidad está informada y sabe claramente el compromiso que tienen de usar bien el tapabocas, de conservar el aislamiento físico y de lavarse las manos periódicamente. Aunque lamentablemente a pesar de toda esta información que hemos recibido, todavía hay gente que sale a la calle sin tapabocas, o que éste no le tapa la nariz, o colocado sobre la cumbamba y lo que es más grave, asisten a reuniones sociales y fiestas tranquilamente.
Ir al centro de Manizales es de alto riesgo de contagio, es impresionante y asustador el alto número de personas que circulan por este sector donde la indisciplina en el uso de los tapabocas y el poco respeto al distanciamiento físico es el común denominador.
En medio de todas las complejidades que tenemos, hay que tener claro que una cosa es manejar esta pandemia ahora y otra muy diferente si esta se hubiera presentado, por ejemplo, a principios de los años noventa del siglo pasado, sin celulares ni internet.
Con el avance de las comunicaciones se ha podido lograr el teletrabajo con lo que muchas actividades comerciales y administrativas no se han visto interrumpidas. Por supuesto, en algunas oportunidades no es la mejor forma de prestar un servicio; pero ha ayudado mucho a reducir los niveles de contagio y especialmente para que la economía no colapse. Nadie se habría imaginado hace 20 o 30 años que las clases en los colegios y universidades podrían ser virtuales.
Gracias a la tecnología podemos estar en permanente contacto para actividades personales, familiares o de trabajo. Se puede tener una comunicación con cualquier persona en cualquier parte del mundo en tiempo real. Así mismo, se dispone de distracciones y entretenimiento como YouTube y Neflix, lo que sin lugar a dudas ha sido un gran paliativo para manejar la soledad y el aislamiento.
Conviene hacer una claridad del riesgo en la enfermedad. Lamentablemente las cifras de contagios y de muertes afectan mucho el ánimo de las personas, pero el 95% del tratamiento de las personas afectadas por la enfermedad se puede hacer en casa; igualmente, las personas con síntomas leves o asintomáticas -diagnosticados con la enfermedad- lo que deben hacer es quedarse durante 14 días en sus casas, cuidándose y atendiendo las recomendaciones médicas.
Es muy difícil determinar si las medidas tomadas por el gobierno nacional y los alcaldes para atender la pandemia han sido las apropiadas. La historia se encargará de hacer el respectivo análisis y dar su concepto. El manejo evolutivo de la enfermedad no ha sido fácil. La decisión de nuestros gobernantes fue la de preservar la vida humana, pero también tienen claro que es muy importante atender la economía familiar, la cual está supremamente afectada y que una gran parte de la ciudadanía está pasando grandes dificultades.
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