Sin lugar a dudas el deporte estrella de nuestro país es el ciclismo, es el que más gloria nos ha dado a nivel internacional. Desde las épocas de Cochise Rodríguez pasando por Lucho Herrera, hasta llegar a Nairo Quintana, Mariana Pajón y Egan Bernal, todos nos han dado inmensas alegrías y satisfacciones, muy por encima de las que nos ha dado la selección colombiana de fútbol.
Sin embargo, el deporte que más seguidores tiene en nuestro medio es el fútbol. Es muy agradable ver en las calles a las personas portando orgullosamente su camiseta de la selección el día en que ésta juega y lo normal es que a la hora del partido prácticamente el país se paraliza y ni hablar si Colombia gana por ejemplo contra Brasil o Argentina, la celebración es multitudinaria, con toma de calles y vías públicas de los aficionados a este deporte.
Lamentablemente los directivos de la División Mayor del fútbol de Colombia, más conocida como la Dimayor, no han sido capaces de responder al enorme compromiso que tienen con la comunidad. Su comportamiento deja mucho que desear. Los escándalos en el fútbol profesional en Colombia vienen de vieja data, de malos manejos de los recursos de la entidad y de sobornos, e inclusive de negocios con la mafia.
El anterior presidente de esa institución está siendo juzgado por la justicia de los Estados Unidos, y no tiene ninguna presentación que los actuales directivos de la institución hayan tenido que pagar una sanción económica al gobierno nacional y que la Dimayor haya tenido que cancelar una cifra superior a los 16.000 millones de pesos. Por respeto con ellos mismos y con la comunidad, debieron renunciar y como no lo hicieron, los accionistas de la entidad haber citado a una asamblea extraordinaria y haberlos destituido. Sin embargo, se pagó la sanción, afectando en alto grado las finanzas de la Dimayor, y siguen en sus puestos tranquilamente.
Si esta fuera una entidad pública, u otro tipo de entidad privada, no solo los habrían sacado del puesto sino que además los perseguirían para recuperar la plata perdida. Dice el adagio “la mujer del César no sólo debe ser buena sino parecerlo”. En el caso específico de los dirigentes de la Dimayor, no sólo no han sido buenos sino que ni siquiera lo parecen.
Lamentablemente los malos comportamientos que tienen los directivos de la institución, son un reflejo de lo que sucede al interior de la mayoría de los equipos, donde las actuaciones de sus directivos dejan mucho que desear por sus malos manejos personales y los relacionados con las instituciones que representan, y porque viven en peleas entre ellos, lo que en nada contribuye al buen funcionamiento del fútbol profesional colombiano. Adicionalmente, también se presentan permanentes quejas contra el mal desempeño de los árbitros. Lastimosamente en las últimas discusiones ha estado involucrado en el Once Caldas al ser acusado de querer ayudar al Deportivo Pereira para que no vuelva a la “B”.
El fútbol es una actividad que, como decía, tiene muchos seguidores y es urgente que el gobierno nacional intervenga la Dimayor y le dé un giro total al manejo de la institución. Intervención que debe implicar el cambio de sus directivos.
Mal ejemplo el que le está dando al mundo los Estados Unidos con su elección presidencial. Como cualquier república bananera con denuncias de fraudes, recuento de votos y con un presidente sin ningún interés en entregar el cargo. Mientras tanto China tranquilamente está “frotándose las manos” viendo cómo se desmorona el imperio y está tomando pista para asumir el liderazgo mundial.
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