Los manizaleños nos aprestamos a celebrar la temporada decembrina con un alto nivel de contagio del virus y con una ocupación de las UCI, que está oscilando entre los colores naranja y amarillo –e inclusive con el temor que pueda llegar al color rojo-, lo que nos obliga a tener mucho cuidado y cumplir con los  protocolos de bioseguridad. Esto no va a ser nada fácil debido a la costumbre que tenemos nosotros de rezar las novenas y celebrar el 24 y  31 en fiestas familiares o con amigos.
Llevamos un largo tiempo soportando y manejando la pandemia por lo que muchas personas están cansadas y aburridas. La ciudad tiene un alto número de afectados, lo mismo que muertos por el covid-19.  En  medio de este panorama se ha presentado una noticia esperanzadora y es que ya se dispone de vacunas que han sido avaladas por la Organización Mundial de la Salud y a partir de esta semana se empezará a aplicar oficialmente una de ellas en el Reino Unido.
Como se tenía presupuestado, las vacunas se empezarán a aplicar inicialmente en los países desarrollados, y nosotros, los países de medianos ingresos, vamos en segunda línea. Lo que puede ser importante por dos razones; la primera, podremos conocer la efectividad de la vacuna y sus posibles efectos secundarios, y la segunda, podremos conocer cómo debe ser el manejo logístico de su distribución y  su aplicación, sobre todo si se tiene en cuenta que la que se va a aplicar en Inglaterra requiere un almacenamiento a una temperatura de menos 70 grados centígrados, lo que en nuestro medio, sobre todo en áreas rurales o municipios pequeños, no va a ser fácil de cumplir.
Hay que resaltar el papel que ha jugado en el manejo de la pandemia el ministro de salud, Fernando Ruiz, quien de lejos ha sido el ministro estrella de la administración Duque. En medio del alto número de contagios que hemos tenido y de las muertes que se han dado, hay que resaltar su compromiso y dedicación, no solo para el manejo del coronavirus, sino también para atender las demás dificultades de salud que se han presentado.  Ha recorrido toda Colombia, revisando el cumplimiento de  los protocolos para el manejo de la pandemia e inclusive tuvo tiempo de viajar a Providencia y pasar la noche con los providéncianos, acompañándolos y ayudándoles a sortear las dificultades que tuvieron por el paso del huracán que prácticamente borró la isla del mapa.
Nuestra ciudad también ha sabido sortear las dificultades derivadas del covid-19.  Llegamos tarde al pico, lo que nos permitió prepararnos lo mejor que podíamos y tener algunos conocimientos sobre la atención que requiere la enfermedad, lo que ha permitido que tengamos una baja tasa de letalidad con respecto al promedio del país. En esto hay que destacar la actividad desplegada por el doctor Carlos Humberto Orozco,  secretario de salud del municipio.
Volviendo a la temporada decembrina, hay otro componente que nos puede afectar y es el invierno. Afortunadamente nuestra ciudad no se ha visto tan afectada por las lluvias e inundaciones, como San Andrés, la Costa Atlántica o el Chocó. Todo apunta que la fuerte temporada invernal que estamos padeciendo se va a prolongar hasta el año entrante.
En 2003 la ciudad tomó la decisión de preservar las obras de estabilidad que se han construido en los sitios críticos de nuestras laderas. Las “Guardianes de la Ladera”, mujeres cabeza de familia que son ejemplo por su capacidad de trabajo y arrojo al trabajar en sitios aparentemente inaccesibles, y que se encargan de las labores de limpieza y mantenimiento de las obras de contención y de estabilización construidas en los sitios de alto riesgo de la ciudad, no han podido desempeñar en este año esta actividad tan importante para la ciudad.
Pueda ser que las lluvias que se están pronosticando para los futuros meses y las consecuencias que la falta de mantenimiento de las obras de estabilidad no vayan a afectar nuestras laderas y aparezcan derrumbes y deslizamientos que afecten viviendas, o inclusive, y lo que es peor, que tengamos que lamentar pérdidas de vidas humanas.