Después de que en el año 2008 se fallara una acción popular instaurada en contra de  Aguas de Manizales con el fin de que se le hiciera el saneamiento a las aguas servidas  que la ciudad  vierte al río Chinchiná, se logró que el pasado 11 de noviembre se firmara  el contrato con la firma constructora  mejicana Fipasa  para que se encargara de construir la planta de tratamiento de aguas residuales, PTAR.
Actualmente la ejecución del contrato se encuentra en la etapa de intervención, que consiste en realizar los trámites de la legalización del contrato, consecución de los sitios donde va a operar el contratista y  el personal, que entre otras de los 320 trabajadores requeridos para la construcción de la obra, el 80% debe ser de la región.
Además de estas actividades, el contratista ha estado dedicado a atender los requerimientos que exige la licencia ambiental, atendiendo lo que se conoce como la compensación biótica, que no es otra cosa que mitigar y compensar las afectaciones ambientales  que se pueden llegar a presentar  por la construcción del proyecto.  
Aguas de Manizales disponía de un terreno en el sector de la Floresta (Villamaría), con una extensión de 5,4 hectáreas, considerando que en éste podría atender las exigencias de la compensación ambiental; sin embargo, la autoridad ambiental determinó que el área requerida era de 10.7 hectáreas, lo que cual implicó que Aguas tardara 45 días para cumplir con este requisito.
Una  de las actividades a realizar para cumplir con la compensación biótica, es reemplazar las especies vegetales.  El protocolo de manejo se tiene establecido en un manual de compensación, con lo que se busca mantener el ecosistema.  Por ejemplo, el protocolo establece que por un árbol intervenido para la ejecución del proyecto  se deben sembrar 20.
Igualmente, se debe proteger la fauna. Según la norma ésta se debe ahuyentar por medios no lesivos. Los trabajos de rocería se tienen que realizar con mucho juicio y cuidado, procurando afectar en el menor grado posible la vida de los animales que están asentados en el sitio. En la ejecución de esta actividad se han traslado entre otras: ranas, avispas, abejas y culebras.  Otras especies a trasladar son las garzas, que  se han movilizado por medio de música especial. Hasta el momento el terreno donde se va a ubicar la planta está quedando limpio, sin mayores contratiempos.
Son aproximadamente 18 documentos y estudios los que tiene que elaborar el contratista, entre los que están el de olores, ruidos y calidad de aire. Lo primero que debió realizar fue conformar una línea base con lo que permitirá que se pueda hacer en el futuro el debido seguimiento y evitar que los vecinos se quejen por ejemplo de los malos olores que produzca la planta, cuando en realidad estos se tenían desde antes de que ésta funcionara.  Lo mismo se tiene establecido para el ruido y la calidad del aire.  Un requisito de la autoridad ambiental es que sin tener la línea base construida no se pueden iniciar los trabajos.
Todas estas actividades, incluyendo los estudios y documentos que se han tenido que realizar, hacen parte de lo se tiene establecido en el acta de intervención y se han ejecutado con recursos del contratista, incluyendo las pólizas, que tuvieron un costo de cuatro mil millones de pesos, toda vez que como no  se ha firmado el acta de inicio, no se le ha desembolsado el anticipo.  
La planta deberá quedar lista el 23 de agosto de 2023 y el valor total del contrato, incluidos los reajustes, es de $133 mil millones, recursos que los aportará Aguas de Manizales, el municipio, Corpocaldas y el Ministerio de Vivienda, que ha  estado muy expectante y vigilante en el proceso contractual y en las actividades que se han realizado hasta la fecha.  
Los recursos a invertir y el personal que se empleará, sin lugar a dudas contribuirá enormemente para la reactivación, lo que sumado a la contribución de la descontaminación del rio Chinchiná, será muy importante para la ciudad.