Cuando en el mes de marzo del año pasado nos encerraron a los colombianos, nos dijeron que era para preservar la vida y que en este sentido nos teníamos que preparar para atender la pandemia que empezábamos a enfrentar. Era desolador en ese entonces ver las ciudades de todo el país entre ellas Manizales totalmente desocupadas, sin vehículos transitando por las vías, ni personas caminando por las calles.
Se nos dijo en esa oportunidad que era un proceso didáctico para tomar conciencia de los riesgos que se tenían de contraer el virus, cuáles deberían ser los protocolos para no contagiar ni ser contagiados y además para que los hospitales y clínicas se prepararan en la debida forma para atender a los pacientes covid qué les iban a llegar.
Al día de hoy el número de camas de Unidades de Cuidado Intensivo “UCI” se incrementó en el país. Se duplicó la cantidad que se tenía antes de la pandemia. Sin embargo, después de quince meses de haber llegado al país el covid-19, estamos viviendo en medio del terror, cómo las UCI están desde hace más de dos meses con una ocupación que bordea el 100%. De muy poco sirvió el incremento de las Unidades de Cuidado Intensivo y la comunidad poco ha atendido los protocolos de bioseguridad.
Por espacio de un poco más de un año el Estado fue muy riguroso y cuidadoso con los protocolos de cuidado del contagio de la enfermedad con el objetivo principal de preservar las vidas. Hasta que llegó el pasado mes de abril, mes en el que se presentaron las marchas, lo que trajo consigo que pasara a ser más importante el respeto a las manifestaciones, seguido de la reactivación económica y dejando el derecho a la vida en un tercer lugar.
Las manifestaciones se encargaron de aumentar los contagios, de acabar con los toques de queda y los pico y cédulas y de abrir totalmente el comercio. Si los manifestantes violaban los toques de queda, para el gobierno no tenía ningún sentido establecerlos.
Desde el mes de abril los hospitales están a reventar y no solo por pacientes covid. En medio de la peste la vida continua, así se trate de evitar cirugías programadas que no son críticas, se siguen presentando enfermos con patologías complicadas. Hay infartados, cirugías urgentes y lo más complicado accidentados especialmente de motos, cuyo manejo no da espera. Entre otras, hay que resaltar que el promedio de edad de pacientes covid que se está atendiendo en los centros de salud está bordeando los 35 años.
Con las dificultades que se tienen para atender a los pacientes complicados en los centros de salud se está implementando el triaje ético, que esencialmente consiste en decidir a quién ingresan a una UCI. El triaje ético se establece en cada centro médico y entre otras se analiza la voluntad del paciente sobre su tratamiento y la posibilidad de ser intubado; su estado de salud; su calidad de vida y su capacidad de recuperación después de superar la enfermedad.
No es para nada fácil el momento que estamos viviendo: Hospitales a reventar, gremio médico agobiado y agotado, contagios de más de 30.000 diarios, muertos que superan los 600 al día, marchas contagiosas permanentes y las ciudades totalmente activas.
Ñapa 1: La propuesta de trámite de una ley antiterrorismo es un absurdo total.
La protección de bienes públicos y privados tiene que ver directamente con la seguridad, que es un derecho fundamental. Más bien lo que debe hacer el gobierno es cumplir las normas que se tienen establecidas.
Ñapa 2: La tutela que le pusieron al partido de fútbol Colombia-Brasil muestra claramente el abuso que se le está dando a este instrumento. No se sabe qué es más absurdo: Que la interpusieran o que el juez la avocara con vinculación a la Conmebol y a los árbitros del partido.