El Ministerio del Transporte tiene dos bombas sociales que en cualquier momento le van a estallar:  la primera es la legalización o el control de las plataformas electrónicas para la prestación del servicio público de transporte de pasajeros y la segunda, el control y manejo de las motos y bicitaxis en el país.
Las motos se apoderaron de las calles y carreteras. Muchos de los motociclistas conducen irresponsable y temerariamente. Este vehículo también es utilizado como transporte de pasajeros como parrilleros en la modalidad de mototaxi y a algunas de las motos les montan unas carrocerías en las que los pasajeros pueden movilizarse más cómodamente. La prestación de este servicio en todas las modalidades es ilegal.
Los bicitaxis son un transporte de pasajeros consistente en adaptarle a las bicicletas una carrocería que se desplaza, la mayoría de las veces con ayuda de un motor.   Normalmente este servicio se presta en trayectos cortos y en muchas oportunidades los conductores transitan por los andenes, lo que genera riesgo para los peatones.
Tanto los mototaxis, como los bicitaxis compiten abiertamente con los taxis. Sin embargo, la competencia que ha generado más polémica es la de la prestación de transporte público de pasajeros a través de plataformas tecnológicas. El gobierno nacional ha sido absolutamente incapaz de reglamentar y controlar la prestación del servicio por medio de estas aplicaciones, por lo que está quedando en manos de la comunidad el impedir y evitar que se preste esta modalidad de servicio.  Los taxistas han protestado en varias oportunidades airadamente.
Un ejemplo fue lo que sucedió la semana pasada con un concejal de nuestra ciudad quien le puso una trampa a un conductor vinculado a una de estas plataformas electrónicas. Con su acción estaba tratando de proteger al gremio taxista que él representa.  El contraventor de las normas de tránsito se quejó en las redes sociales de la sanción que le aplicaron, además del comparendo, le retuvieron el vehículo.
Su aparición en las redes sociales le generó tanto apoyo por parte de la comunidad que logró recoger en ayudas más de 62 millones de pesos. Poco importó que estaba prestando un servicio ilegal, que fuera moroso en el pago de diferentes comparendos de tránsito, que transportara ilegalmente pasajeros entre Manizales y Bogotá y que aparentemente tenía la licencia de conducción vencida.  Primó en los seguidores de las redes sociales el sentimiento de tristeza que generó con su queja.  Nadie censuró el comportamiento de este señor -excepto los taxistas-; por el contrario, el malo del paseo fue el concejal por haber colaborado con las autoridades para que cogieran a una persona que estaba contraviniendo las normas de tránsito.  Entre otras, ante semejante despliegue por las redes sociales, a nadie se le va a ocurrir en el futuro, al menos en Manizales, denunciar cualquier prestación ilegal de servicio público de pasajeros.
La comunidad perdió la capacidad de análisis y crítica. Se va por las formas y sentimientos. Eso mismo se está notando en la actual campaña presidencial.  Campaña que se está dando especialmente por las redes sociales y entre las que se destaca Tik-Tok, donde los candidatos la están usando para hacer el ridículo y expresarse ordinariamente y hasta con groserías.
La comunidad no se interesa en conocer, ni estudiar con juicio las propuestas de los candidatos. Si éstas son muy académicas se aburren. Los debates no definen nada y los pocos que los siguen lo que les interesa es ver cómo se pelean entre sí los candidatos. Poco les importa el futuro económico del país, que está altamente amenazado con las propuestas de Petro o con la falta de profundidad en las de Rodolfo Hernández. Lo grave es que estos dos candidatos son los van punteando en las encuestas.
Lamentablemente los candidatos que supuestamente están más capacitados para gobernar el país no han podido cautivar al electorado y andan “agarrados” entre ellos -problema de egos-. De todas maneras, el número de candidatos presidenciales todavía es muy alto, esperemos que después de la consulta popular que se llevará a cabo en marzo, rebaje el número de aspirantes.
Ñapa:  Lo que sucedió con el concejal es lo mismo que pasa con la carrera veintitrés.  La ciudadanía se queja por el alto número de vendedores ambulantes que hay; sin embargo, cuando la autoridad trata de retirarlos, ésta misma no lo permite.