Beatriz Chaves Echeverry
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En esta nueva normalidad, que nos obliga a reemplazar lo presencial por la virtualidad, se lleva uno muchas sorpresas, yo diría que es una realidad imperfecta, con servicios robotizados, como esas operadoras que atienden por WhatsApp y realmente no solucionan nada, pues no responden a preguntas complejas y termina el cliente por aburrirse y dejar de preguntar.
Las compañías de telefonía ofrecen planes “fantásticos”, que venden telefónicamente, con muy buenos vendedores que convencen de los beneficios, prometen hacerle seguimiento al cliente, llamar para asegurarse de que todo haya salido bien y enseñarle a activar esos nuevos servicios que tan hábilmente vendieron, pero la realidad es que una vez hecha la venta hasta ahí llegó su trabajo, lo digo por experiencia.
Pero eso no es lo más grave, como ya casi todas las ventas son de manera telefónica o virtual, esto se presta para muchos fraudes. Hace apenas unos días llamé a una de estas compañías para averiguar por los servicios de telefonía móvil cuando, para mi sorpresa, resultó que yo ya era cliente Claro; alguien había activado a mi nombre y con mi número de cédula el plan más costoso que tiene esa compañía, por supuesto en una línea telefónica que no es la mía. Inmediatamente me transfirieron a otra área en la cual realicé un proceso que se llama Negación de Línea. Al comparar mis datos con los que dio la persona que realizó la compra del plan algunos no coincidían. Según me informó quien me atendió, ellos deben verificar si existió la llamada o si no hubo llamada, cuál fue la manera en la que se hizo la adquisición del plan. Lo que sí me queda claro es que los mecanismos que usó esta compañía para comprobar la identidad real de la persona que adquirió ese costoso plan son muy deficientes.
Por consejo de mi hermano abogado intenté hacer la denuncia en la Fiscalía, primero fui a la sede del antiguo Das y allí me mandaron para el centro, como ciudadana responsable fui hasta allá y me dijeron que no había atención presencial por la pandemia, me entregaron unos números telefónicos y un horario en el cual podía realizar la llamada, así lo hice. Cuando le conté al abogado lo sucedido, me dijo que no podía recibir la denuncia porque aún la compañía no había dado respuesta al recurso que yo presenté, según lo que yo le entendí, aún no había delito que denunciar, con lo cual yo no estoy de acuerdo, pues hay alguien por ahí usando mi nombre y dando mi número de cédula para comprar planes de celular y quién sabe qué más cosas. Así que, ya que en la Fiscalía no me recibieron la denuncia por suplantación de identidad la hago aquí, públicamente, a través de esta columna.
El único virus que nos aqueja no es el del covid 19, también están los virus de la deshonestidad, la inoperancia de la justicia, el crimen organizado, la delincuencia común, la minería ilegal, la corrupción, en fin, la lista en este país es bien larga. Por favor desconfíe, no dé sus datos si no es estrictamente necesario, pues ahora comercian con ellos y caen en manos deshonestas, de quienes se aprovechan de las circunstancias para hacer fechorías como la que me hicieron a mí.
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