Andrés Hurtado


Todo en la catedral basílica de San Esteban de Budapest es de enormes proporciones, empezando por la capacidad, caben 8.500 personas. Ya hablamos de la altura de las torres, 96 metros; para llegar al mirador de una de ellas es preciso subir 364 escalones. La escalera en forma de caracol es bellísima y la vista que desde arriba se tiene es fenomenal; se ve al frente a la misma altura el Palacio Real, la iglesia de San Matías y más cerca las torres del Parlamento. Se ve toda la ciudad y abajo la plaza que se abre frente a la iglesia. Nos faltaba la campana, la más pesada de Hungría y una de las más pesadas del mundo, son 9 toneladas. Los nazis la saquearon durante la guerra en 1944 y los católicos alemanes en un gesto solidario y de “arrepentimiento” donaron una nueva, con el mismo peso y sonoridad.
Dos atractivos de muy distinto signo y procedencia se admiran en la catedral. El más valioso para los húngaros es “La santa diestra”, (Szent Jobb), que es la mano derecha momificada de San Esteban. El otro atractivo es la tumba del más grande deportista que ha dado Hungría al fútbol mundial, Ferenk Puskas que fue legendario delantero del Real Madrid entre 1958 y 1966 en compañía de otros mitos como D’ Estéfano, Kopa y Gento. Sin salirnos de celebridades, el director de cine Alan Parker para su película Evita, escogió esta catedral para filmar la boda de Evita con Perón.
En la iglesia se encuentra una estatua del cardenal Jozsef Mindszenty, que murió en Viena en 1975 y que fue encarcelado y torturado por el régimen comunista que desoyó las protestas de todo el mundo indignado por esta barbaridad.
San Esteban también inspiró a grandes músicos. Beethoven compuso la obertura “El rey Esteban” para la inauguración de un teatro en Pest en 1802. Dicen los entendidos que en la obertura se sienten trozos de la Novena Sinfonía y de la Oda a la Alegría. No podían faltar los músicos húngaros en los homenajes a San Esteban. Ferenc Erkel y Zoltan Kodaly también compusieron obras en honor del santo rey. La acústica del templo es perfecta y periódicamente se celebran allí conciertos y recitales de órgano. No tuve la suerte de asistir a uno de estos. Ya los lectores de LA PATRIA saben de la tremenda e íntima emoción que me producen los conciertos de órgano en iglesias románicas, góticas, barrocas. Prefiero para estos placeres melómanos las iglesias góticas. Y cuando hablo de órganos, obviamente me refiero a los inmensos tubulares, no a los electrónicos.
San Esteban nació en 975 y su nombre de pila fue Vajk que significa héroe. Dicen algunos que Vajk es un nombre turco lo que avalaría la peregrina idea de que el santo fue de origen otomano. Cuando se convirtió al cristianismo fue bautizado con el nombre de Istvan. Esteban fue el último gran príncipe magiar y el primer rey húngaro; fue coronado el año 1.000, organizó el país a la manera de los reinos feudales de Europa occidental y lo defendió de muchos enemigos, entre ellos de Conrado II del Sacro Imperio Romano Germánico que quería someterlo. Después de su muerte el 15 de agosto de 1038 se sucedieron muchas revueltas y guerras internas. Esteban fue enterrado en la basílica de Szekesfehervaz y la fiesta se celebra el 16 de agosto. El rey ostentó los títulos de Ungarium rex, Pannoniorum rex (rey de los panonios) y Hungariae Rex.
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