Andrés Hurtado


Sabido es que así como Colombia es el país más rico en biodiversidad en el planeta, el río Atrato es el más caudaloso del globo. Ambas afirmaciones, con todo, exigen una explicación. Ambos, Colombia y el Atrato, son los primeros en los aspectos indicados, pero en términos relativos. Absolutamente hablando lo son Brasil y el río Amazonas. Pero habida cuenta de la extensión de ambos países y de la longitud y caudal de ambos ríos, por su menor extensión y gran riqueza en flora y fauna Colombia es el más rico del mundo y teniendo en cuenta la corta longitud del Atrato (solo 600 kilómetros) y el caudal que arroja al Golfo de Urabá, es el campeón en su género en el mundo. ¿Me hice entender o me enredé más?
El Atrato recorre la zona más lluviosa del planeta, cubierta (todavía) por espesa selva tropical y arroja al mar Caribe en el Golfo de Urabá 4.900 metros cúbicos de agua por segundo. Hace varios años descendí todo el Atrato desde Quibdó hasta el mar. Yo estaba particularmente nervioso por doble motivo: el río estaba infestado de guerrilla y la entrada al mar por el río Atrato es peligrosa. No hubo problema. En cierta parte del río estaba la guerrilla en la margen izquierda y al parecer no nos vio o no les interesamos y además pasamos muy orillados por la margen derecha y tampoco hubo problema a la entrada al mar que estaba increíblemente tranquilo. El Atrato se rinde al mar por 16 bocas, por una de las cuales (obviamente) entramos. Metidos ya en el río sucumbimos a su embrujo. Se alinean en las márgenes como si fueran vallas protectoras, millones de arracachos; se trata de arbustos de unos dos metros de altura, que forman unas a manera de muros parejos y apretados. Estos arracachos nada tienen que ver con las arracachas que compramos en el mercado.
Hace unos años una compañía francesa quiso explotar la gran riqueza en celulosa que representan las 30 a 40 mil hectáreas que de esta planta crecen en la zona del bajo Atrato. Se estima que hay 35 mil plantas por hectárea y el papel que se pensaba producir era papel moneda. Hablo en pasado porque no estoy seguro si el proyecto llegó a materializarse y por lo que he visto, no. Hubo mucha protesta de los nativos y de los ecologistas. El nombre científico del arracacho es “Nontricardia arborescens”. Los arracachos forman la muralla y en la parte baja, a ras del piso, o sea el agua, crecen las orejas de mula o lechuguillas. Ambas plantas, arracachos y orejas de mula, son de color verde luminoso que alegra la vista. Detrás de la muralla de arracachos se levanta la lujuriante selva húmeda tropical.
Avanzábamos a pleno sol. Nos cruzamos con algunos pescadores y con comerciantes ilegales de madera. Hablar de la selva del Chocó es casi hablar de una entelequia. Y hablo de lo que conozco, de lo que he caminado, sudado y navegado. La tala de árboles, la minería ilegal, los ríos envenenados, todo esto en el mundo físico y en el social, la pugna feroz de los grupos violentos por apoderarse de la región desplazando a los nativos. ¡Pobre selva del Chocó!
Quedó el nombre de Sautatá para referirse a la entrada al Parque Katíos. Se trata de una “puerta” en la pared que forman los arracachos, puerta que solo distinguen los funcionarios del parque, ya que es prácticamente irreconocible desde el río.
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