Andrés Hurtado


Estamos hablando, no niego que con emoción de parte mía, de los raudales del río Inírida. Así llegamos al quinto, llamado La Danta. Es un raudal suave donde se puede arrastrar la canoa entre el raudal y los viajeros pueden caminar también por el río. No es tan fotogénico como los tres primeros, pero “aguanta”, para emplear una expresión de los muchachos de hoy.
Y así llegamos a los dominios del espectacular Raudal Alto del Inírida. Antes de llegar a él
penetramos por las bocas de Caño Mina, que se encuentran en la margen izquierda subiendo, o sea en la margen hidrográfica derecha bajando. Aunque el Inírida es un río de aguas negras se nota la diferencia del color con las aguas de Caño Mina, que también son negras. ¿Cómo así? El río Inírida tiene muchos mineros y dragas escarbando el fondo del río y por ello las aguas han perdido algo de “negritud”, en cambio las de Caño Mina son negro-brillantes, espectacularmente bellas y nadie las escarba. La cámara se enloquece y uno también haciendo fotos a las aguas, a los cortinajes de bosques de las márgenes y a las playas en las que el agua se ve de color rojo-anaranjado.
De pronto comienzan a aparecer en el río montoncitos de espumas como algodones, primero espaciados y poco a poco más abundantes, a medida que avanzamos remontando el caño, hasta que todo el río se cubre con un manto de espumas que forman hermosas figuras. Entendemos que estamos llegando a un raudal, el de Guacamayas. En el frente terminal de los raudales se suelen formar espumas. Dijimos que hay similitud total en la nomenclatura de dos raudales del Inírida y son estos: El Raudal Alto del Inírida termina en uno pequeño llamado Guacamayas y el Raudal Alto de Caño Mina al que estamos entrando, termina en otro más pequeño llamado también Guacamayas. ¿Me hice entender, o me enredé?
Al llegar por primera vez al lugar los viajeros no pueden reprimir un grito de exclamación. El Raudal Guacamayas ha formado una gran piscina de color rojo-anaranjado, en cuya arenosa orilla se monta la carpa. Inmediatamente se goza del inmenso placer del baño en esta poceta paradisíaca.
Estamos llegando a la cascada que es portada de mi libro COLOMBIA SECRETA, que ha sido el libro de lujo de mayor venta en Colombia y lleva el sello de Villegas-Editores. Benjamín Villegas, es nacido en Manizales y es el editor de los libros más bellos sobre Colombia, todos de lujo; libros sobre naturaleza, selvas, páramos, ríos, montañas, casas campesinas, etnias indígenas, artesanías, caricaturas ( toda la historia de la caricatura en Colombia en tres magníficos tomos) etc. Sus publicaciones siempre ganan premios en la feria de Nueva York. Yo llevo publicados con él tres libros y con ellos he ganado como los mejores en fotografía y textos en Estados Unidos. Aspiro a ganar otra vez con el libro que publiqué hace poco y se titula PARAÍSOS DE COLOMBIA.
Los nativos han hecho un camino para pasar sus embarcaciones por tierra dado que el Raudal Alto de Caño Mina impide la navegación, aunque nunca he visto por allí navegación alguna. Se debe cruzar un bosque durante unos 15 minutos y se sale de nuevo al caño y a su cascada, llamada Raudal Alto de Caño Mina. La cascada no mide más de 15 metros y el agua cae directamente, sin rocas intermedias, o sea en caída libre. A pesar de su simpleza la cascada es bellísima, se puede llegar hasta el pie con cuidado y recibir el chorro en la cabeza.
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