Estábamos hace mes y medio tratando de organizar el turismo desbordado de Salento. Y hablábamos de la construcción de un tren cremallera que suba a los turistas desde el valle de Boquía hasta el pueblo. El tren se llama cremallera porque además de los dos rieles lleva en el centro una cremallera, ya que el desnivel que el aparato debe salvar es fuerte e inusual para este medio de trasporte. A los turistas en Europa les encantan los trenes cremallera porque ofrecen bellos paisajes en su recorrido y porque tienen cierto halo de romanticismo.
Liberado el pueblo del tráfico desbordado de los vehículos, de los trancones y de la polución que conllevan, solo se permiten pequeños vehículos eléctricos para el servicio de los hoteles y para las emergencias.
De esta manera es más fácil implantar otra modalidad que es clave para salvar el turismo sostenible: la capacidad de carga. Se debe limitar el número de visitantes por día, normatividad que se debe dar a conocer profusamente para que no haya malos entendidos y disputas entre los turistas.
¿Cómo llegar ahora al destino soñado del valle de Cocora y sus palmas de cera? Se podría construir un teleférico para acercar a los visitantes al santuario de las palmas de cera.
Este transporte aéreo ofrecería a los visitantes el espectáculo de la suprema belleza del valle, de las montañas que lo circundan, de sus bosques y del cerro tutelar de Morrogacho que reina sobre todo el paisaje. Este medio de transporte es el que tienen en Zermatt para acercar a los visitantes a su tesoro que es la montaña divina
del Matterhorn y a las pistas de esquí en invierno y a los lagos que abundan en la zona.
Si no se construye el teleférico habría que abrir una carretera que sin pasar por Salento acerque a los turistas al valle de Cocora y a la entrada se vigilaría la capacidad de carga. Para estos vehículos habría que construir un parqueadero que respetara el ambiente natural del valle.
Desde el parqueadero como en Zermatt, los turistas podrían llegar al corazón de Cocora a caballo o a pie, o en carrozas tiradas por caballos.
¿Qué se necesita para llevar a cabo este proyecto? Un alcalde, un concejo municipal creativos, echados para delante, emprendedores y honestos. Las obras se realizarían abriendo licitaciones. Con toda seguridad serán muchas las empresas que quieran medírsele al proyecto, porque saben que todo colombiano que se respete y que ame la belleza de los paisajes, así como los extranjeros que vienen Colombia, quieren visitar Cocora. Las empresas constructoras saben que tienen el éxito asegurado.
Para terminar esta historia de Zermatt y de Salento, debo decir que el experimento de Zermatt no es el único en Suiza; varios pueblos de montaña manejan su turismo de la misma manera, sin automóviles. Esta “dificultad” de acceso no aleja a los turistas, al contrario. Es un imán poderoso sabiendo que van a gozar de unos pueblos maravillosos, de unos inigualables paisajes y sobre todo de mucha tranquilidad y paz, ajenas a ruidos y contaminaciones.
Otro pueblo del Quindío que debe manejar la capacidad de carga es Filandia, el pueblo más bello del departamento y uno de los más bellos de Colombia. Los domingo y los puentes en Filandia no cabe la gente en la plaza y en las calles. El encanto supremo de Filandia son sus casas primorosamente pintadas. La combinación de colores es acertada y agradable. Rec rrer la calle principal que lleva evocativo nombre, “la calle del tiempo detenido” es un verdadero placer para la vista y para las cámaras fotográficas.
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