Andrés Hurtado


Los últimos 70 años del siglo XIX fueron definitivos en muchos aspectos para Hungría. En 1830 Istvan Szecheny publicó el libro “El Crédito” que se convirtió en el manifiesto de lucha por una Hungría moderna. En 1836 fue acogido el húngaro como idioma oficial. En 1838 hubo la gran crecida del río Danubio que destruyó gran parte de Pest, consistente en viviendas rurales; a raíz de ello Pest se reconstruyó con modernos edificios. En 1847 murió el archiduque José, Palatino y Nador de Hungría, “el más húngaro de los habsburgos”. En 1848 fue coronado Francisco José como emperador de Austria y el mismo año ocurrió la revuelta de Hungría contra Austria. En 1867 se firmó “El Compromiso” entre Francisco José y una delegación de notables húngaros y como consecuencia Francisco fue coronado rey apostólico de Hungría. En 1873 Buda y Pest se unificaron y dieron origen a la gran Budapest. En 1885 se inició la construcción del parlamento. En 1896 se llevaron a cabo las celebraciones del Milenio y en 1898 fue asesinada la emperatriz Isabel, Sisi, tan querida por los húngaros.
Me dirijo ahora al área del Parlamento, el edificio emblemático y más bello de Pest y de Budapest. Y digo así porque se encuentra del otro lado del río, o sea en Pest. En el área hay dos bellos parques unidos entre sí: la Plaza Kossuth y la Plaza Libertad. Uno de los más bellos monumentos de la ciudad a sus héroes, si no el que más, según mi parecer, es el erigido a Lajos Kossuth en un extremo de la plaza que lleva su nombre. Me impactó por su elegancia. Kossuth es uno de los políticos más queridos de Hungría. Vivió entre 1802 y 1894. Recordemos que el año 1848 fue clave en la historia europea. Fue llamado “la primavera de las naciones” porque prácticamente todos los países y por variadas razones entraron en revueltas. La de Hungría fue contra Austria en procura de su libertad. Kossuth fue clave en esta revuelta que fue perdida por los húngaros, motivo por el cual tuvo que exiliarse y fue a morir a Turín. Desde el exilio se opuso a “El Compromiso” del que ya hemos hablado.
El Parlamento, dijimos, es la joya de la corona de Budapest y de Hungría y sobrepasa en belleza al mismísimo Palacio de Buda, que así se llama el palacio real. Se ve desde todas partes de la ciudad. Su altura es de 96 metros, dato que se hizo corresponder con los dos últimos dígitos de 1896, año de la celebración del Milenio de la creación del reino de Hungría. El número 96 es el número de la suerte en Hungría. La torre más alta de la catedral de San Esteban mide también 96 metros. El edificio del Parlamento ocupa el centro de la plaza de Kossuth, del lado del río Danubio. Entre el Parlamento y el Puente de las Cadenas, a orilla del río se observa una serie de 60 pares de zapatos hechos en hierro y anclados en el pavimento. Oí contar la historia del curioso monumento a un guía que llevaba un grupo de italianos. Hitler impuso como presidente de Hungría a Ferenc Szalasi, de ideas nazis y cuyo grupo político de infausta recordación en Hungría se llamaba ” Las Cruces Flechadas”. La persecución a los judíos fue despiadada. La sinagoga de Budapest es la segunda más grande del mundo después de la de Nueva York. 20.000 judíos fueron asesinados y arrojados al Danubio en Budapest. Los amarraban por parejas, disparaban a uno y arrojaban a la pareja al río.
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