Andrés Hurtado


Otro carnaval famoso en España es el llamado Las Águilas de Murcia. Data del siglo XVIII según algunos y otros dicen que del XIX. Es un carnaval de enmascarados y tiene, como todos los carnavales, una reina que es llamada La Musa del Carnaval y varios personajes emblemáticos: Don Cuaresma, don Carnal y la Mussona. Los pregoneros suelen ser personalidades de renombre nacional. Algunos de estos han sido Manuel Vázquez (sic) Montalbán, Francisco Rabal, Isabel Pantoja, David Bisbal y Carlos Baute. No he tenido la suerte de presenciar este carnaval, pero amigos como el famoso alpinista murciano Miguel Ángel García Gallego me han pasado algunos datos.
Para los amantes de la fiesta brava España es su santuario. En algunas ciudades como en Barcelona han suprimido estos espectáculos por campañas de los animalistas, pero en la mayoría de las ciudades de España todavía se celebran. Los dos templos de la tauromaquia son la Plaza de las Ventas de Madrid (donde César Rincón salió varias veces por la puerta grande) y la plaza de la Maestranza propiedad de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, amén de la plaza de Pamplona corazón de la fiesta de los Sanfermines de los que ya hemos hablado.
Para los amantes del baile, España ofrece el flamenco, con sus famosos “bailaores”. El flamenco con sus distintas variantes tiene sus reales en Andalucía, con centro en Sevilla, pero en todos los pueblos y ciudades del sur de España el flamenco es institución y tradición sagrada. El cante jondo es un grito ancestral, es bello, es dolorido, es un canto inmarcesible a la raza.
Hablemos ahora de catedrales, iglesias y ermitas. Por las razones que sean, España, la hija preferida de la Iglesia católica, sufre ahora de extraños vientos anticlericales. Hay explicaciones para ello. El larguísimo e innegable maridaje entre la dictadura de Franco y la Iglesia católica le ha hecho mucho año al catolicismo de la Península. Pero en este punto no entiendo ni estoy de acuerdo con los españoles. ¿En qué sentido? Tanto protestar bullosamente algunos contra la iglesia, no todos por supuesto, deberían pensar que gran parte, grandísima parte del auge que vive desde hace muchos años y todavía vivirá la economía española gracias al turismo, el segundo en el mundo después de Francia, se lo deben en buena parte a… las catedrales, las iglesias, las ermitas y muchas manifestaciones de carácter estrictamente religioso o nacidas de fuentes religiosas. Catedrales de impresionante belleza y factura como la de Burgos, que es una de las más famosas en estilo gótico en el mundo. He visitado muchas veces la ciudad de Burgos que fue “in illo témpore” capital del reino de Castilla y por eso es llamada “caput castellae”, “cabeza de castilla”. Burgos es por excelencia la ciudad del Cid Campeador. En la fastuosa catedral están las tumbas del Cid y de Doña Jimena y en el puente sobre el río Arlanzón (afluente del Arlanza) que cruza la ciudad, se encuentran las estatuas de todos los personajes de la saga del Cid, presididas por una estatua ecuestre del gran vencedor de los moros. Además de la fastuosa catedral gótica rematada por altísimas torres muchos monumentos, palacios y abadías merecen ser visitados en la ciudad, cuya entrada es el afamado Arco de Santa María. La gastronomía de Burgos es memorable. Yo hablo poco de comida en mis artículos, no le doy mucha importancia, pero sé que cada vez cobra más relieve en las guías turísticas. Imposible, por ello, no hablar de la gastronomía castellana basada sobre todo en el cerdo, lechón, lechazo o cochinillo.
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