Álvaro Gartner


“¡Buenas noches bacalaos; bienvenidas ocas!”. Así comenzaban los sermones de la misa de Pascua en las iglesias alemanas del siglo XVI. La subsiguiente homilía estaba plagada de obscenidades dichas y representadas desde el púlpito o del altar, para provocar las carcajadas de la feligresía. Era la ‘risus paschalis’, un rito basado en el fundamento teológico del placer sexual, según la antropóloga italiana María Caterina Jacobelli.
Antes de que se escandalicen aquellos curitas de misa mecánica y bendiciones ausentes, el teólogo Joseph Ratzinger, luego Benedicto XVI, afirmó cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, antigua Inquisición: “El ‘risus paschalis’ formaba parte de la liturgia barroca. La prédica de Pascua debía contener una historia capaz de suscitar la risa, de modo que en la iglesia resonaran alegres carcajadas. Era una forma superficial y primitiva de alegría cristiana”. ¡Punto en boca!
El predicador ridiculizaba lo sagrado y narraba con palabras obscenas historias escabrosas. Oculto, un monaguillo imitaba kikirikíes y cacareos, para acompañar el relato de dos amantes cuya cama, hecha en un gallinero, no resistió su ardor y se derrumbó provocando una estampida de aves: “Todo el auditorio se echaba a reír a más no poder y nadie podía concentrarse en la oración”.
El cura no se limitaba a contar; también imitaba con su cuerpo los gestos de los protagonistas, se tocaba impúdicamente el sexo, imitaba el acto y llegaba a exhibir los genitales. Concluía ‘el sermón’ con una parábola “para estimular a la juventud y lograr que aguzara los oídos”.
La costumbre medieval tenía el propósito de “mantener a los fieles despiertos durante el rito, porque en caso contrario los predicadores hablarían en templos vacíos” y porque el día de Pascua “no era oportuno que el predicador fuera tan serio”. Así interpretó el ‘risus paschalis’ el jesuita Francisco Borgia, pues la finalidad era “alegrar a los fieles después de la tristeza de la larga Cuaresma”.
Jacobelli considera que a pesar de lo desconcertantes que puedan resultar hoy tales prédicas y su gestualidad, el placer sexual podría ser la expresión más apropiada para la alegría que causaba la Resurrección en los espíritus de la Edad Media: “La risa, imagen y metáfora del placer sexual, reflejo y participación del goce creativo de Dios”.
A pesar de tan sana influencia, la ‘risus paschalis’ comenzó a desaparecer mediado el siglo XIX, cuando en el ‘Compendio eclesiástico de la diócesis de Ratisbona’ se estableció que de “ningún modo se harán las prédicas pascuales” de carácter paródico y lenguaje escatológico acostumbradas. La costumbre desapareció a comienzos de los años 1910.
Indicio de cómo pudieron ser aquellas homilías, es la colección de versos profanos medievales denominada ‘Cármina Burana’, escrita por monjes benedictinos. Fue hallada en 1803 en el monasterio alemán de Benedikbeuren. (Benedicto significa ‘bien dicho’). Ciento treinta años más tarde, el compositor bávaro Carl Orff compuso sobre ellos su magistral cantata.
‘O témpora o mores’. Qué tiempos, qué costumbres. Los creyentes católicos actuales deben soportar jartísimas misas de Pascua con sermones esquemáticos que ponen a prueba su paciencia y su fe. En cambio, para escuchar vulgaridades, ese día y el resto del año, basta con sintonizar las emisoras de ‘música’ popular, donde locutores y ‘cantantes’ se baten fieramente a madrazos y cuentos verdes, pero no causan ‘risuspaschalis’ sino ‘ira aeternam’.
Sin embargo, todavía en Filipinas y Polonia hay expresiones de alegría pascual, ya sin las divertidas homilías. No deja de ser curioso que, en el país europeo, el amanecer del domingo de Resurrección sea saludado con pólvora y campanas a rebato, antigua manera de conjurar los espíritus dañinos propios de la transición de la noche al día. La usanza de los voladores se conserva también en las alboradas diarias del carnaval riosuceño, y la del vuelo de campanas, el sábado de esta fiesta. Nada es coincidencia.
NOTA: este texto hubiera caído de perlas el Viernes Santo, pero ese día no circulará el periódico. La próxima Cuartilla volverá en abril 28. Por si acaso.
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Adenda: denunció el presidente del Once Caldas que en Manizales hay gente interesada en desvalorizar la institución. ¡Más de lo que ha sido desde Medellín! Y a renglón seguido dijo que Felipe Paniagua es ahora miembro de la junta directiva. ¿Entonces?
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