La cola de vehículos iba de Maltería hasta La Estampilla, por los lados de la Panamericana, y hasta el Batallón, por la Avenida Alberto Mendoza. El tráfico en Manizales colapsó el pasado miércoles porque la megaobra que conecta al occidente del país con el centro - el Túnel de La Línea - se vio afectada… otra vez. Desde su inauguración en 2020 son varios los derrumbes o daños en esta infraestructura que costó $2,9 billones, 15 años de trabajo (que aún no terminan) y un siglo de planeación. Y cada vez que se bloquea esta carretera nacional son los municipios aledaños los que padecen, sea en los embudos urbanos en que se volvieron Cajamarca y Calarcá, o sea el serpenteante y angosto Alto de Letras, cuyo ascenso comienza en nuestra periferia.
Un daño a 107 kilómetros infarta a Manizales porque nuestra ciudad se quedó corta en infraestructura vial y movilidad. Tenemos muchos carros para pocas calles y un servicio público deficiente a pesar de sus buses limpios y bonitos. Hace rato que necesitamos un Sistema de transporte integrado - SIT y del Área Metropolitana Centro Occidente - AMCO (que nos conecta con Neira, Villamaría, Chinchiná e, incluso, Pereira), pero nuestros líderes se hacen los pendejos o están supeditados al poder mafioso de los dueños de las empresas de buses locales.
El mismo año en que se inauguró el Túnel de la Línea, este medio publicó un artículo en el que el Ministerio de Transporte se comprometía a aportar hasta el 70% de la inversión necesitada para un SIT, pero “Manizales no ha presentado esta solicitud” (https://bit.ly/3PYam1I). A Infimanizales y a la Alcaldía hay que preguntarles qué pasó con esos estudios y por qué no se divulgan, pero en medio del caos en tránsito del pasado miércoles el influencer wannabe que tenemos por alcalde, Carlos Mario Marín, usó sus redes sociales para promover el uso del Cable Aéreo. Esa no era la solución. Todo lo contrario: quienes llegaron a Los Cámbulos tuvieron que caminar hasta la zona industrial porque las vías estaban tapadas y montarse en un bus era perder tiempo y plata.
Para empeorar las cosas, el primo del alcalde Marín, el congresista electo Santiago Osorio, usó las mismas redes sociales para decirnos que este era el momento de pasarnos a la bicicleta o la scooter, aparato eléctrico que nos invadirá y abusará de la ausencia de normas si no le ponemos control desde ahora, como sucedió con las motos.
En Manizales la gente monta en bicicleta por deporte. Pocos lo hacen como medio de transporte porque la topografía de nuestra ciudad no lo permite, salvo cuando uno se desplaza por la Avenida Santander entre Milán y Los Fundadores, única parte que tiene esa rayita blanca que de manera grandilocuente llamamos “ciclo banda”. Caminar se ha vuelto un reto, porque los andenes se volvieron pistas de obstáculos por su mal estado e invasión de los negocios del espacio público. Y la scooter es un juguete para personas que tienen recursos suficientes para comprar una y poco sentido del autocuidado, pues caerse puede resultar más peligroso que hacerlo de una motocicleta.
El Cable Aéreo llega solo al Centro de la ciudad, y la propuesta de la tercera línea llegaría al sector de El Cable. De ahí tocaría tomar uno o dos buses más para llegar a Maltería, La Sultana o Bosques del Norte. Son, por ahora, más atractivos turísticos que sistemas de transporte masivo. Y los buses… qué decir. No tienen horarios, no respetan los paraderos, sus avisos son ilegibles e inentendibles en algunos casos, siguen en la guerra del centavo, contaminan, congestionan las avenidas y parece que la única persona que disfruta del servicio es la mujer del conductor que va al lado recaudando el pasaje y paseando por la ciudad.
Ya es hora de que las autoridades locales y los transportadores busquen soluciones. No podemos continuar llenándonos de carros y poniendo medidas que no sirven como el pico y placa. Tampoco podemos esperar a que Conrado Correa y sus mafio…, perdón, magníficos colegas encuentren (o monten) un alcalde de su gusto para negociar. Como sociedad debemos presionar y, si toca, ordenarles “¡SIT!” como a los perros cuando los están adiestrando.
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