Mi tía, la progresista, la comelibros, está patidifusa. Por el chat familiar enviaron un test del periódico El Tiempo (https://bit.ly/2EwL8S6) que se supone ayuda a “descubrir” por quién votar a la presidencia y, tras hacerlo, quedó que ella tiene un alto porcentaje de afinidad con la candidata Viviane Morales. Una mujer que, ideológicamente, está en la antípoda de mi tía.
Luego hizo la prueba de Candidater, que LA PATRIA subió esta semana a su portal de internet (https://bit.ly/2EK6Q57), y obtuvo resultados similares. ¿Cómo podía suceder esto?
No fue la única. En mi familia muchos quedaron sorprendidos con sus resultados y ahora se replantean por quién votar. O al menos revisar bien los planes de gobierno de cada candidato a la presidencia de Colombia. Todo gracias a este jueguito.
Porque una cosa es la política y otra el político. Si se fijan, en las últimas tres semanas las redes sociales -que son un engañoso termómetro de las campañas presidenciales- se han enfocado en los candidatos y no en su discurso. En si Iván Duque se tiñó el pelo de blanco, en si Gustavo Petro usó corbata, en si Germán Vargas Lleras fue chistoso, en si Sergio Fajardo se quedó dormido, en si Humberto de la Calle se tomó una cerveza solo… puros memes. Y el discurso, lo de fondo, pasa a un segundo plano.
Son tan desconocidas las ideas, que una de las primeras víctimas fue el caricaturista Matador. Un tuitero le deseó la muerte porque no toleró que a su candidato y al líder de su partido (Iván Duque y Álvaro Uribe, respectivamente) los pintaran como a un marranito adoctrinado y un titiritero. O sea, por dibujar lo obvio.
Pero estos jueguitos, el de LA PATRIA y el de El Tiempo, ayudan a depurar eso. A que quien participe se olvide del coscorrón de Vargas Lleras, de si Fajardo es un tibio, si Viviane Morales nació en el siglo equivocado o De la Calle una víctima de César Gaviria, y se enfoque en los programas de gobierno. En lo de fondo. Son ideas sin tener un rostro a quién adjudicárselas y ya usted elige con la que más afinidad tenga.
Hice el ejercicio y en uno quedó primero Humberto de la Calle y en otro Gustavo Petro, muy seguido por el manzanareño. No quedé confundido como mi tía. Por el contrario, confirmé lo que por estos días venía pensando: que el político caldense es el mejor candidato. El más estructurado y reformista.
Mi apoyo a Humberto de la Calle es por convicción. Que va colgado en las encuestas y que es casi imposible que llegue a la Casa de Nariño, eso no me mortifica. Ya me acostumbré a que los políticos que me gustan no queden elegidos. Tampoco lo hago pensando en que sería apoyar al Partido Liberal, ese nido de oportunistas y pusilánimes.
Muchas basan su voto presidencial en las emociones que les generan los candidatos. Y ya vimos lo fácil que es manipular a la gente con esto; de sacarlos a votar “berracos” e indignados, como lo hicieron durante el Plebiscito por la paz. O en Estados Unidos para que Donald Trump llegara a la Casa Blanca.
Por eso tampoco quiero entrar en ese otro jueguito político que es el de la polarización. El de votar por uno para que no gane el otro. Maniobra que nos llevó por el sendero del continuismo inoperante y que contribuyó a más impunidad y corrupción.
Haga el ejercicio que han propuesto los medios. Tal vez, si votando a conciencia (así sea en juego), nos encontremos con el verdadero yo nacional. Quien quita y en realidad sea Viviane Morales.
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