“Así lo vi, así lo conocí, así lo querí” (sic) fue como el presidente Iván Duque recordó a Carlos Holmes Trujillo García, su ministro de Defensa quien falleció esta semana a causa del Covid-19. Un “presidenciable” como lo llamaron algunos, pero no por la visión de país que tenía sino por sus méritos al trepar en la escala de poder. Como dicen por ahí “le tocaba el turno”.
Carlos Holmes Trujillo Miranda, papá del finado, fue un influyente político regional vallecaucano que luego fue congresista y diplomático. Ese caudal electoral no se podía perder y legó a su hijo - a quién llamó igual a él como para que no hubiese duda - ese poder político. La máquina estaba engrasada y su heredero fue embajador, alcalde de Cali, constituyente, alto consejero de paz, miembro de diferentes juntas directivas y ministro. Un animal político que se acomodó a todos los gobiernos - desde el de Alfonso López Michelsen hasta el de Duque - con tal de sostenerse en este sistema plutocrático.
A pesar de ello fue un tipo gris. No emocionaba y su palabra tenía poca credibilidad porque así como fue liberal, también fue neoliberal, se alió con los conservadores, después con los del Partido Social de Unidad Nacional y últimamente con la derecha uribista. No hacía maromas con un balón, ni tocaba la guitarra en público o le hacía coros a otros diplomáticos y por eso perdió ante un inexperto Duque. Holmes Trujillo García fue un político de oficio que hizo de la burocracia su estilo de vida.
Su caso me recuerda a otro político gris, acomodado y desangelado: Rafael Pardo Rueda. Este es otro que ha sido ministro, consejero presidencial para la paz, senador, candidato presidencial y candidato a la alcaldía de Bogotá, pero mantiene con la chispa retardada… o apagada. Su destino es no brillar sino estar detrás de un escritorio maquinando cómo serle útil al político influyente de turno para que no lo saque de un sistema del que ha vivido toda su vida. Lo único que puede ofrecer es su experiencia recorriendo esos pasillos y oficinas porque Pardo Rueda no tiene caudal electoral; si acaso unos miaos.
Holmes Trujillo y Pardo Rueda son dos caras de la misma moneda. Unos mantenidos de este sistema corrupto, sin ideología ni norte. Unos desconectados del ciudadano común, que desconocen el precio de un pasaje en bus, el costo de una bolsa de leche o un plan de datos básico para un celular.
Como ellos son muchos los políticos nacionales que hacen carrera para mamar de la teta del Estado, que da mucho y gotea poco para los demás. Tecnócratas sin calle pero con mucha ambición. Unos mantenidos que despiden con honores ante la presencia de decenas de personas y por los que ordenan tres días de duelo nacional, escupiendo en la cara a esas familias cuyos parientes murieron de covid-19 y que no pudieron velarlos, ni despedirlos porque las autoridades no dejan hacer estos ritos durante la pandemia.
Se murió Carlos Holmes Trujillo, pero hay una larga cola de burócratas igualitos a él (y a Pardo) esperando su turno para treparse a esta maquinaria de clanes y oligarquías.
* * *
Otro que se murió esta semana fue el presidente de la Confederación General del Trabajo, Julio Roberto Gómez. Uno pensaría que un líder sindical que dedicó años a la defensa de los derechos de los trabajadores sería llorado por los proletarios colombianos, pero ni una marcha, ni una manifestación de duelo de los sindicatos. A los únicos que vi demostrando tristeza por la partida de este personaje, que cada año negociaba el salario mínimo, fueron los empresarios y los políticos. Eso dice mucho de qué lado estaba el personaje.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015