A los 96 años, murió la reina Isabel II de Inglaterra, una mujer que vio cómo se erigió y derrumbó el muro de Berlín, pero que nunca vio terminado el Aeropuerto del Café (Aerocafé; un proyecto que lleva 20 años moviendo tierra de aquí para allá y con un detrimento fiscal de $90.906 millones. Una obra que, a pesar de las demoras y robo a sus arcas, es necesaria para Manizales pero que el alcalde Carlos Mario Marín se encargó de sabotear, sembrando dudas sobre su futuro en el presidente Gustavo Petro al calificarla como de interés de unas “élites”.
Hacía rato no leía un editorial tan fuerte como el que este periódico le dedicó al alcalde el pasado lunes (La ruindad de Marín, https://bit.ly/3cZqHEL) en el que lo tildó de ruin, mentiroso, ligero e insensato, tras el video que se conoció a través de las redes sociales. La escena se desarrolló en una de las góndolas del cable aéreo que comunica a Manizales con Villamaría. Allí, colgados a varios metros de altura, Marín habla con el presidente colombiano quien - entre dientes - dice: “entonces el aeropuerto es más un proyecto de élites”, a lo que el alcalde - en total lambonería - responde: “es un proyecto de las élites”. ¿Cuáles son esas “élites”, Carlos Mario? ¿La clase dirigente de Manizales y los gremios que usted menciona en el video y que lo tiene pasando “afugias”?
Se equivoca el alcalde Marín al afirmar que Aerocafé es un proyecto que solo interesa a unos pocos. Un aeropuerto nuevo, moderno y que sustituya al obsoleto La Nubia mejora la competitividad regional. Ahora, si quiere encontrar culpables a los retrasos en esta obra, que se busque un espejo. Si el aeropuerto de Palestina ha fracasado es culpa de quienes han pasado por la Alcaldía y la Gobernación; mandatarios que se han encargado de debilitar los entes de control departamental para evitar sanciones o ser investigados.
Lo anterior fortaleció a mafias políticas, como la del senador Mario Castaño. Permitió que empresas extranjeras, como la española OHLA con Aerocafé, incumplieran su contratos y se marcharan con los bolsillos llenos; incluso. Incluso el no sancionar el nepotismo, como sucedió con el primo de Carlos Mario, el hoy congresista Santiago Osorio Marín, apoyado desde la Alcaldía de manera descarada.
Aerocafé es solo uno de los muchos proyectos locales que han fracasado por falta de entes de control. El Macroproyecto de la Comuna San José… van cuatro alcaldes y ninguno se atreve a denunciar lo que allí sucede. El cable a Los Yarumos… un capricho del alcalde Juan Manuel Llano, por el que nadie responde todavía. Es la manera en que se contrata de manera directa desde las secretarías o el Instituto de Cultura y Turismo… denuncias que viene haciendo desde hace años la Corporación Cívica de Caldas, y que aumentaron durante el gobierno de Octavio Cardona. Es el bulevar de la 48, es la PTAR, es el intercambiador vial de Los Cedros… todos de la administración del desentendido y caprichoso Carlos Mario Marín.
Nunca he estado de acuerdo con las maneras y los modos del alcalde Marín. Siempre he pensado que oculta su ineptitud haciéndose la víctima; su irresponsabilidad, buscando culpables y detractores donde no los hay (es una bajeza culpar al caricaturista Hómez de filtrar y editar de manera malintencionada un video que a muchos nos llegó a través de WhatsApp). Su ego lo supera y una ciudad no se administra como si fuese una cuenta de Instagram, plataforma por la cual nos hemos enterado de la cirugía de nariz del alcalde y su matrimonio.
La administración de Carlos Mario Marín es un desaguisado total. Empero se le abona que, gracias a su metida de pata con el presidente, las fuerzas públicas, privadas y gremiales se han unido a favor de Aerocafé. Ojalá esta metida de pata sirva como empujón para sacar adelante ese proyecto.
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