Este miércoles se celebra el Día del Periodista, que suele ser más vistoso que el día del bacteriólogo o del geólogo porque el autobombo de los periodistas sale por radio, prensa, televisión e internet.
Más allá de lugares comunes como el de repetir que Gabo dijo que es el oficio más bello del mundo, destaco la dimensión política a la que alude la Fundación para la Libertad de Prensa Flip: “Sin periodistas no hay periodismo y sin periodismo no hay democracia”. El periodismo es contrapoder y genera espacios de diálogo y representación colectiva y por ello es preocupante que tenga tan baja reputación: según Invamer los medios de comunicación tienen una calificación desfavorable del 53%; la favorable llega al 43%.
Los periodistas son un blanco fácil porque exponen su trabajo ante el público. Se trata de un oficio exhibicionista por naturaleza, en el que los errores salen magnificados en horario triple A. Pero además de las fallas hay también casos conocidos de periodistas y medios en los que la agenda informativa está al servicio de un interés particular y no del interés público que fundamenta la labor comunicativa: el periodismo se basa en el derecho que tiene la ciudadanía a acceder a información de calidad.
Hay un listado trillado de críticas a los periodistas: “no saben hablar ni escribir”, “no saben historia”, “están vendidos”, “sesgados”, “son alarmistas”, “incultos”. Entre los cuestionamientos al periodismo colombiano hay uno que merece más discusión: el desmesurado centralismo de las voces que participan en la agenda mediática nacional y en la construcción de opinión pública, en donde lo regional se muestra como algo folclórico, pintoresco, insignificante, corrupto o como “la nota positiva” que sirve para que las autoridades locales se laven la cara en los medios nacionales y éstos a su vez facturen publicidad regional.
Pero más allá de las fallas de los medios, el periodismo colombiano tiene muchos ejemplos dignos de mostrar: investigaciones periodísticas que son el único ojo vigilante ante órganos de control paquidérmicos y cooptados; agendas que incluyen temas, personas y lugares de los que no nos enteraríamos si no fuera por los medios, o registros que son “el primer borrador de la historia”, como dijo el editor del Washington Post, y que en un país tan violento como Colombia es necesario documentar para salvar del olvido. Ejemplos destacados hay en los llamados medios “independientes” y también en los “tradicionales”; una división maniquea que desconoce la diversidad de miradas que tiene una sala de redacción y la fortaleza del trabajo colaborativo. Valoro a los reporteros y por eso me llama la atención que las audiencias debiliten el acceso a la información por acción y por omisión. Menciono cuatro ejemplos:
·Gente que dice “prefiero no ver noticias” y elige como fuente de información las cadenas de Whatsapp y las redes. El buen contenido hay que buscarlo mientras que lo viral llega aunque no queramos. Esos contenidos banales, en donde es más popular gritar o bailar que pensar, hicieron de Trump un fenómeno en Twitter y de Rodolfo Hernández un monstruo en Tik Tok. Ya es segundo en las encuestas.
· Gente que veta periodistas. Personajes públicos, como Iván Duque o el alcalde de Palestina Mauricio Jaramillo, que vetan medios a los que no les responden preguntas y les niegan entrevistas. La prensa seria no “copia y pega” boletines o audios que circulan por Whatsapp. El contrapoder se ejerce contrapreguntando.
· Gente que no se suscribe. Personas con presupuesto para pagar en restaurantes, almacenes o viajes, pero esperan leer gratis la prensa en Internet. La precariedad de los salarios se contrarresta si los medios alcanzan una base amplia de suscriptores. La suscripción digital a este periódico vale menos de $8.000 al mes.
· Gente que cree que “El reportero es usted”. El periodismo exige formación, criterio, enfoque, técnica, manejo de fuentes, verificación, edición, contexto y sopesar dilemas éticos. Tener cámara, celular y Youtube no lo gradúan de periodista. Muchos copian lenguajes y estéticas del periodismo para hacer matoneo difundir chismes y contenidos falsos con apariencia de verdad. Buscar medios confiables está al alcance de cualquiera.
Está bien que el Día del Periodista lo celebremos entre todos porque a todos nos beneficia. Fortalecerlo también puede ser un propósito común.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015