Adriana Villegas Botero


Dice Iván Duque que el regreso a los colegios a partir de agosto será en las condiciones de bioseguridad que fije el Ministerio de Educación. Aclara la ministra que ese regreso se coordinará con las secretarías de educación y salud, para garantizar condiciones de higiene y aislamiento físico (en instituciones sin jabón y en salones con un profesor para más de 35 estudiantes). Los secretarios responden que el retorno debe coordinarse con los rectores, y al recibir la papa caliente los rectores explican: debemos concertar con los padres de familia.
Songo le dio a Borondongo cantaba Celia Cruz hace 70 años.
Esta pandemia me genera miedo y ese miedo toma forma concreta cuando pienso en el regreso de mi hija al colegio. Encuentro argumentos para que retorne en agosto y también para que se quede en casa el resto del año. Como diría la reina: del mismo modo y en sentido contrario.
Este dilema de miles de padres de familia evidencia al menos tres brechas: quienes tienen computadores e Internet han podido conectarse a clases durante estos tres meses, en contraste con los que no han podido hacerlo; quienes pueden trabajar con sus hijos en casa, frente a los que necesitan que los niños estén en el colegio para poder volver a laborar, y los que tienen hijos en preescolar o primaria vs los de bachillerato, que pueden desenvolverse con más independencia.
Empecemos por el final: una cosa es explicar protocolos de bioseguridad a adolescentes y otra cosa es intentarlo con niños. El humor sintetiza este problema con memes que circulan por Whatsapp, sobre el primer día de clases: “Mi hijo no sabe dónde dejó el tapabocas”, “Martín llegó con el tapabocas de Sara”, “Daniela cortó el tapabocas para respirar mejor”, “Miguel cambió el tapabocas por un paquete de mecato”. Suena a chiste, pero los papás sabemos que puede ocurrir.
Julián de Zubiría, director del Instituto Alberto Merani, se preguntaba esta semana en una carta abierta “¿Cuántas personas serán necesarias para garantizar que, en los descansos, los niños estén a más de dos metros de distancia? ¿Qué efectos psicológicos generaría asistir a una escuela en la que los niños no se pueden acercar a sus compañeros o profesores?”.
Leo estos argumentos y pienso: mejor que mi hija no vuelva al colegio, porque con un solo niño contagiado hay un riesgo grande de que ella contraiga el virus. Pero tan pronto lo pienso me pregunto: ¿Y cómo hago yo para volver a la oficina si mi hija sigue en la casa? El dilema de muchas mujeres trabajadoras consiste en la necesidad de conservar nuestros empleos sin desequilibrar el hogar: ¿cómo hacemos para que nuestros niños puedan conectarse a teleclases que demandan tanta atención de los papás, y al mismo tiempo estar físicamente en los puestos de trabajo?
Algunas trabajadoras podemos tener la ayuda de empleadas del servicio o de abuelos que cuiden de los niños mientras estamos en el trabajo. Sin embargo, no todas tienen esa opción y entre quienes sí la tienen habría que mirar si la exigencia académica de las clases en línea puede sostenerse sin la compañía de los padres.
La mitad de los colombianos no tiene internet. “El daño que se está haciendo con la suspensión de la educación básica es casi inconmensurable, escribió Alejandro Gaviria hace unos días. Pero los voceros de Educal y Fecode insisten en que no hay condiciones de bioseguridad para el retorno. Si está difícil convencer a los papás de mandar a los niños al colegio, va a ser aún más difícil convencer a los profes de regresar a las aulas.
Y en medio de este confuso panorama escucho voces que explican que postergar el regreso de los niños para enero es posponer hasta esa fecha el pico epidemiológico. La escritora Melba Escobar escribió esta semana: “con los protocolos necesarios, el retorno a la escuela es el único camino a la adaptación hacia una ‘nueva normalidad’ que, por más preocupación que nos genere, más vale afrontar más pronto que tarde”.
Mi hija pregunta con frecuencia cuándo volverá al colegio y siempre le respondo que no sé. No sé cuándo ni cómo, pero sobre todo no sé cuál es el tipo de colegio al que retornará. Ella extraña el recreo y dudo mucho que los juegos que añora con sus amigos puedan regresar en agosto.
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