Los aeropuertos
Señor director.
Cuenta la historia que el primer intento de aterrizaje de una aeronave se dio hace muchos años por los lados de La Enea. El aviador había convenido que le señalaran con trapos blancos un lugar previamente convenido donde pudiera carretear el aparato. El avión se estrelló porque, parece, a la persona indicada se le olvidó y, por coincidencia, habían puesto a secar unas sábanas sobre las rocas que por allí pululaban a flor de tierra. Lo curioso es que, al fin, el Aeropuerto La Nubia fue levantado en el mismo sitio del accidente.
Así pues que el sueño de un aeropuerto para Manizales es muy viejo. Ya tiene sueñitos y pesadillas. Más pesadilla que sueño, el Aeropuerto del Café o de Palestina ya es una leyenda. Creo que nacimos, crecimos y envejecimos con él porque ha tenido tantos enemigos secretos y públicos que ya no sabemos a qué atenernos, a quiénes creerles. Aún recuerdo a Darío Arismendi tronando por Caracol: ¿Y Manizales para qué un aeropuerto? Juan Manuel Santos dijo en campaña que “voy a ser el presidente del aeropuerto de Palestina” pero nombró en Planeación Nacional a un enemigo del proyecto y detractor de la ciudad a quien le abrieron las ambiciones políticas. Durante su administración, era obvio, el Aeropuerto de Matecaña fue remodelado, modernizado, puesto al día tecnológicamente hablando. También Iván Duque dijo durante su campaña “voy a aterrizar en el aeropuerto de Palestina” No cabe duda de que el proyecto “avanzó” mediante recursos de la nación pero no cabe duda tampoco de que no avanzó lo necesario porque, tras bambalinas, “los del poder” hicieron todo lo posible para torpedearlo. Carlos Alberto Piedrahita, alcalde dos veces del poblado, por ejemplo y con sobradas razones. INFI Manizales e INFI Caldas se le metieron a la casa sin contar con él. Pero el problema es más de fondo: ¿dónde estuvieron los senadores y los representantes de aquí? A Merheg, de Pereira, no le importaba un pito la idea. A Carlos Felipe Mejía, de Medellín, menos. A Mario Castaño… ¿Y Liscano? Entretenido con las labores en la presidencia del Congreso no se le ocurrió una simple manifestación. Los otros ni se enteraron. El problema se agudiza ahora con la defección de OHL , la concesionaria que, parece, se olió por las altas esferas que el famoso Aeropuerto del Café no tendría apoyo del Pacto Histórico y “sacó la maleta” justo a tiempo. Si a eso sumamos el oso del alcalde Marín apagá y vámonos. Imprudente y vanidoso quiso hacerse el célebre hablándole al oído a Petro en su lenguaje contestatario y metió la pata. ¿Es que hay proyectos que no sean de las élites? El Pacto Histórico, con todo y su populismo, no garantiza que las gentes del común monten en avión. Pero algo de razón sí tiene: los avatares del Aeropuerto de Palestina, no son otra cosa que el castigo a las oligarquías de Manizales que dejaron perder el de Santágueda donde aterrizaron políticos, reinas de belleza para las ferias y hasta “grandes personalidades”. Y como si fuera poco, decir que el pueblo, los habitantes de Palestina, salieron a las calles a protestar contra el aeropuerto es una mentira descomunal, grosera, irrespetuosa. Protestaron porque los obreros, los contratistas, los jefes en fin, se fueron sin pagar hoteles, comidas, materiales, arriendos en piezas y residencias.
COLOFÓN. El Parque de la Mujer se volvió tierra de nadie. Hasta el alcalde viola las normas que castigan el escándalo y el ruido.
Adalberto Agudelo Duque
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