La vida republicana llegó a Colombia gracias al sacrificio de vidas de hombres y mujeres como Policarpa Salavarrieta, quienes enfrentaron la muerte en defensa de la causa libertadora. El 14 de noviembre próximo haremos conmemoración de la fecha de fusilamiento de nuestra heroína, rogando quizás que ninguna otra mujer u hombre, tengan que morir por causa de sus ideales.
La democracia se inventó precisamente para eso: para que los seres humanos podamos tener ideas diferentes sin que esto nos cueste la vida.
En Colombia estamos de plácemes este año porque es el primero de muchos años futuros sin violencia de origen político. Los Acuerdos de Paz nos abren nuevas oportunidades para construir una sociedad más amable, justa e incluyente, en la cual nuestros hijos e hijas experimenten la alegría y la seguridad de vivir en paz.
Pero para que esto sea posible muchas personas han trabajado duramente en medio de las adversidades de la guerra, y muchas de estas personas son mujeres. Algunas de ellas vieron caer a seres queridos asesinados por las balas, otras soportaron la incertidumbre de un familiar cercano desaparecido para siempre, otras tuvieron que huir con sus comunidades para proteger la vida.
Pero la mayoría de ellas convirtió su dolor en esperanza para su gente. Muchas de ellas reconocen que el dolor de la pérdida las transformó en otras personas completamente distintas: de amas de casa a lideresas sociales empeñadas en trabajar por el bienestar de su comunidad; de jovencitas sin conocer apenas de la vida en gestoras sociales trabajando para superar el daño y el dolor del desplazamiento de su gente.
Algunas de ellas han recibido reconocimientos regionales y nacionales por su papel de constructoras de paz, muchas otras siguen trabajando silenciosa y persistentemente por su territorio, porque consideran que esa es la misión que encontraron en la vida.
Si queremos aprender a construir una sociedad en paz debemos empezar por preguntarle a las mujeres ¿Cómo transformar el miedo en acción? ¿Cómo trastocar el odio en reconciliación?
Las nuevas heroínas son las madres de la no violencia, las madres del perdón.
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