NEGOCIOS | LA PATRIA
Frases como “me parece que es un refrito” y “desde una oficina en Bogotá es muy difícil ver la realidad cafetera”, fueron algunas de las reacciones de varios dirigentes cafeteros de Caldas ante el estudio “El mercado mundial del café y su impacto en Colombia”, realizado por los codirectores del Banco de la República Carlos Gustavo Cano Sanz y César Vallejo Mejía, acompañados de otros funcionarios del Emisor.
El informe hace un recuento de lo que le ha ocurrido a la caficultura colombiana en los últimos años con hechos como la disminución en la producción y la caída del porcentaje de participación en el mercado mundial, para al final lanzar varias propuestas sobre el cultivo, la comercialización y las instituciones del café en el país, que lleven a proteger a este sector de futuros cambios en los precios y en el comercio internacional del grano.
El primero en pronunciarse al respecto fue el gerente de la Federación de Cafeteros, Luis Genaro Muñoz, quien le dijo a LA PATRIA la semana pasada que "valdría la pena hacer un montón de reflexiones, antes de lanzar a diestra y siniestra borradores", y agregó que se necesitaba meterle más seriedad al debate, “no simplemente con teorías que se vuelven, la mayoría de las veces, bastante bizantinas".
La notoria molestia de varios de los dirigentes cafeteros se basa, simple y llanamente, en que “se les metieron al rancho”, como se dice popularmente, pues creen que el Banco de la República debería dedicarse a frenar la revaluación del peso que tanto afecta a varios sectores, en lugar de sugerir, por ejemplo, que se diseñe un programa para fortalecer y modernizar la institucionalidad del café, representada en una entidad tan tradicional como la Federación Nacional de Cafeteros (ver recuadro 2B).
Por la calidad
Un tema que particularmente les tocó la fibra a los cafeteros fue el posible impacto en la calidad del café colombiano ante la propuesta de los realizadores del estudio de cambiar las políticas vigentes para el manejo de la producción y las exportaciones del grano, y evaluar la posibilidad de cultivar la variedad robusta en la Orinoquía, como una manera de ampliar el espectro comercial del café.
“La Federación controla la calidad del café que se exporta. Quedan excluidas otras calidades y variedades como el robusta, a pesar de que tienen un futuro promisorio en la zona oriental y mercado en países compradores. Con amplia discrecionalidad la Federación determina quién, cuánto y cuándo se puede exportar café, con lo cual se aleja progresivamente de las actuales corrientes del mercado mundial del grano y de las normas suscritas por Colombia con la Organización Mundial del Comercio”, dice el estudio.
Al respecto, la primera impresión que le queda a Mario Gómez Estrada, miembro principal por Caldas ante el Comité Nacional de Cafeteros, es que se trata de algo que ya se había tratado antes.
“No me gusta el parecido que en principio ve uno de este documento con uno que quiso mover en el país el doctor Jorge Humberto Botero cuando era presidente de Asoexport. Me parece que es un refrito de ese estudio, pero hay que recibirlo y volver sobre el tema de que hay que sembrar robusta en el país, que se ha debatido y estamos listos a debatirlo mucho más”, aseguró (ver recuadro Quejas).
Eugenio Vélez Uribe, vicepresidente del Comité Departamental de Cafeteros de Caldas, coincide con esta apreciación y agrega que se trata de una iniciativa del sector exportador. “Buscan que se baje la calidad del café para ellos poder exportar cualquier basura, que es lo que les conviene y han pretendido desde hace años. A los productores lo que nos conviene es garantizar una calidad mínima en las exportaciones para mantener un diferencial y una prima que se sigue manteniendo hasta hoy, a pesar de los precios bajos”, indicó.
El cafetero agregó que quieren vender esta opción como una oportunidad para aprovechar un nicho de mercado, lo que calificó como ridículo, porque se trata de un café de inferior calidad. “Ni más faltaba que fuéramos a invertir un peso en explorar si se produce ese café. Es cierto que se usa en los cafés solubles porque tiene más cafeína que el nuestro, pero su mala calidad deteriorará la imagen del resto del grano que producimos y solo beneficiaría a unos pocos terratenientes que tienen fincas en los llanos orientales. Somos 600 mil caficultores que llevamos 80 años defendiendo la calidad y nuestro producto”, manifestó.
Sin embargo, el documento insiste en que disponer de varias posibilidades de producción y comercialización, es una de las formas más eficaces para defenderse de la volatilidad de los precios en productos agropecuarios, además de contrarrestar sus ciclos bajos y aprovechar los altos para estabilizar el ingreso.
“Es evidente la necesidad de actuar con herramientas y estrategias novedosas, para evitarle al café el destino indeseado de la commoditización, esto es, su regreso al carácter de producto primario sin valor diferente al de su naturaleza meramente genérica. O a otro destino aún más peligroso, el de la ingredientización, es decir, la pobre condición de ser un elemento más de mezcla, entre otros, para la elaboración de productos finales sin rastro de identificación de origen”.
Es posible
Para evitar dañar la imagen ganada a nivel mundial del café colombiano, el documento del Banco de la República expone que la Federación de Cafeteros podría certificar distintas calidades y proteger como patrimonio nacional la marca del café excelso de Colombia, Juan Valdez. “En cumplimiento de esa tarea certificadora, que ya no sería de regulación del mercado, la Federación podría evitar el conflicto de intereses al que se ve sometida cuando ejerce la función reguladora y a la vez participa directamente en el mercado”.
Sin embargo, para Gómez Estrada habría un riesgo alto de que en algún momento los granos de robusta se mezclen con los de mayor calidad. No obstante, opinó que “quien tenga el músculo financiero y la tecnología, y se vaya a sembrar en los Llanos, pues que lo haga, no somos policías agrícolas. Eso lo harán grandes conglomerados de agroindustria nacionales y extranjeros, y no podremos oponernos. Seguramente la Federación ayudará a esos productores, porque ellos también pagarán en su momento una contribución, porque la ley de la parafiscalidad no exime que los que hagan café rústico puedan estar fuera de eso”.
Para los autores del estudio, al depender de un solo tipo de café y restringir los canales de comercialización, “los actores del negocio pierden margen de maniobra, posibilidades de acción y fuentes de compensación, para hacer frente a la volatilidad propia de los precios externos e internos (condicionados también por la tasa de cambio) y a sus fases descendentes”.
De otro lado, para Ricardo Sánchez Prieto, presidente del Comité Departamental de Cafeteros de Caldas, aunque es posible establecer la caficultura con la variedad robusta en esa zona del país, el proceso sería muy costoso porque allí no existe ni la infraestructura ni el capital humano que se necesita para el cultivo. Más bien cree que se debería aprovechar el espacio que existe aún en las actuales áreas cafeteras sembradas para crecer la producción.
“El hecho de que en Brasil se esté dando con éxito el cultivo de esta variedad, no quiere decir que en Colombia sería lo mismo. Nosotros estamos en el trópico y ellos están en el subtrópico y hay diferencias en el clima y en el comportamiento de las plantas”. Añadió que querer exportar cafés de inferiores calidades no va a generarle al caficultor una mayor ganancia. “No tiene sentido vender cualquier variedad en desmedro del nombre y la calidad del café colombiano”, concluyó.
Quejas de Asoexport
En noviembre de 2010, LA PATRIA registró un enfrentamiento entre la Asociación Nacional de Exportadores de Café de Colombia (Asoexport) y la Federación Nacional de Cafeteros, por cuenta del esquema de comercialización del grano.
El presidente del gremio en ese entonces, Jorge Humberto Botero, manifestó que Asoexport (que representaba el 75% de las exportaciones nacionales del grano), no estaba en condiciones de seguir bajo el marco institucional en el que la Federación regula el mercado y exporta cerca de un 23% del producto.
"Este tipo de conflicto de interés acerca de quién es regulador y competidor del mercado, no existe en ningún otro ámbito de la economía. Nos parece inequitativo", afirmó Botero.
También hubo polémica porque el actual gerente de la Federación, Luis Genaro Muñoz, decidió no asistir a la asamblea anual de Asoexport que se realizó en Cartagena, hecho que Botero comentó: “es muy extraño que un órgano como éste, que maneja recursos públicos y está obligado a rendir cuentas de su gestión se haya marginado del foro”.
Hace dos años, Mario Gómez Estrada, miembro principal por Caldas ante el Comité Nacional de Cafeteros, también entró en el debate y manifestó en ese momento que “si los exportadores del grano creen tener argumentos para pedir revisión del marco institucional cafetero actual, que lo expongan ante el país”, y agregó que no se imagina una institucionalidad cafetera administrada por comerciantes de café.
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Baja productividad
Dentro del panorama que muestra el informe, está por ejemplo que a pesar de que el área sembrada de café en el país pasó de 873 mil 500 hectáreas en 2006 a 921 mil 100 en 2011, este aumento no se ha visto reflejado en el rendimiento del cultivo, por lo que los autores se preguntan si una de las causas de la menor producción es la baja capacidad de producir café eficientemente, además de la incidencia del cambio climático, el envejecimiento de las plantaciones, los programas de renovación y una menor fertilización.
“La productividad ha caído cerca de 40% en el último lustro, mientras que en los países centroamericanos y Brasil, que también han estado sometidos al cambio climático y al incremento en el costo de los fertilizantes, ha aumentado o permanecido constante. De una producción de 14,4 sacos de 60 kilos por hectárea en 2007 se pasó a poco menos de 8,5 en 2011 (ver gráfico Productividad), una tercera parte de la registrada en Brasil y la mitad de la observada en Honduras y Costa Rica (ver gráfico Colombia VS)”, según indica el estudio.
Ricardo Sánchez Prieto, presidente del Comité Departamental de Cafeteros de Caldas, señaló que la caída de la productividad tiene su mayor explicación en las dificultades invernales que ha atravesado el país, y que es algo que no solo afectó al café sino también a los pastos y a los cítricos.
“Nunca habíamos tenido cuatro años seguidos de fenómeno de la Niña, y la mayor afectación por el cambio climático se da en estos países tropicales, concretamente Ecuador, Colombia, Perú y Centroamérica. Pero tampoco es para afirmar que la caficultura colombiana haya decaído en su estructura de siembra y conservación de cafetales. Al parecer la Niña ya se disipó, por lo que la recuperación de la producción debe ser una realidad a partir del próximo año”.
Por su parte, Eugenio Vélez Uribe, vicepresidente del Comité Departamental de Cafeteros de Caldas, expresó que la disminución en la productividad no obedece a falta de políticas. “Estamos seguros que los programas de renovación y de sostenimiento de la producción han sido efectivos, pero el clima no nos ha ayudado. En Palestina (Caldas), donde cada año se renueva el 20% del área y cada cinco años se renuevan todos los cafetales, en 2011 tuvimos una disminución de la producción del 40% porque el clima fue desfavorable”, anotó.
El cafetero recalcó que la tarea sí se ha hecho y mostró que por ejemplo en Caldas, se ha aumentado la densidad de siembra en los últimos 10 años y siete municipios cafeteros caldenses están dentro de los 10 primeros del país en productividad. “También dice que es el único país que ha desaprovechado el libre mercado, pero por el contrario somos los que más producimos y vendemos cafés especiales en el mundo, porque aprendimos a darle un valor agregado. Lo que pasa es que desde una oficina de Bogotá es muy difícil ver la realidad cafetera”, aseveró Vélez Uribe.
Precaria educación
El documento reconoce que Colombia cuenta con la investigación y la tecnología de Cenicafé para hacer frente a la disminución de la productividad, ya que la entidad desarrolló variedades resistentes a la roya, pero cuya adopción ha sido notoriamente insuficiente. A esto se suma que “se dejaron envejecer sus caficultores y sus cafetales, y ha experimentado una ostensible reducción en el tamaño de las plantaciones hasta límites no viables económicamente”.
Mario Gómez Estrada, miembro principal por Caldas ante el Comité Nacional de Cafeteros, admitió que esto no es nuevo y por ello mismo la Federación viene actuando al respecto, y en los últimos años se renovaron 300 mil hectáreas de las cuales 120 mil fueron en 2011.
“¿Que están viejos los cafeteros? Sí. Desgraciadamente a los jóvenes les gustan mucho más las ciudades y ese es un problema que no lo tiene solo la caficultura. En los últimos 15 años se ha hecho un llamado para lograr que los muchachos se vuelvan a enamorar del campo cafetero, y existen programas de jóvenes caficultores y hay fincas por todo el país donde se ha hecho un ejercicio muy interesante con el BID. Ahora, si los viejos somos los dirigentes, de pronto es hora de que jóvenes que les interese el café, busquen ese liderazgo cafetero”, afirmó.
Los expertos del Banco de la República piensan que la pobreza y la precaria educación de muchos pequeños productores agrarios, entre ellos muchos caficultores, son un factor determinante de la baja eficiencia de los cultivos, a pesar de los programas adelantados por los comités departamentales y municipales durante muchos años. Para demostrarlo, citaron el Informe Regional de Desarrollo Humano elaborado por Naciones Unidas para el Eje Cafetero en 2004, en el que se afirma que el Índice de Desarrollo Humano de Caldas, Quindío y Risaralda era inferior al promedio nacional, además que la escolaridad promedio en los hogares cafeteros es de 3,7 años y solo el 11% de los caficultores lleva registros de producción y la mayoría conserva prácticas de cultivo inapropiadas.
¿Y la revaluación?
Los dirigentes cafeteros consultados piensan que los autores del estudio dedicaron mucho espacio a hablar de productividad y siembra de variedades de café, pero que se mencionó poco la revaluación del peso.
“Sorprende que no se diga una sola palabra, más aún viniendo desde el Banco de la República, y conociendo que ha sido el flagelo más grande de la caficultura. Se estima que le puede haber quitado en los últimos diez años al sector el equivalente a casi dos cosechas de café. Lo que se trataba era de armar una especie de crítica ácida a la Federación, y también respetable, porque hay que dejar que la gente critique”, comentó Gómez Estrada.
El vicepresidente del Comité Departamental de Cafeteros de Caldas, cree que la revaluación es culpa del Estado y del Banco de la República. “En vez de dar instrucciones de cómo se siembra café, deberían ver cómo controlan esa tasa de cambio que está acabando con un sector exportador como el cafetero que es de mano de obra. El precio internacional es muy bueno, pero un dólar a menos de $1.800 se traduce en miseria”.
Vélez Uribe fue más allá y opinó que el país está apuntándole a una economía basada en el sector energético y de petróleo, abandonando a otro gremios. “Es una especie de enfermedad holandesa y se van a arruinar los cafeteros y los floricultores, pero no por falta de políticas sino por una tasa de cambio que no es competitiva”, indicó.
En las páginas del estudio “El mercado mundial del café y su impacto en Colombia”, los autores proponen que se canalicen buena parte de los recursos derivados del boom minero - energético hacia la investigación e innovación tecnológica en el sector agropecuario, lo que le daría un impulso a la caficultura para recuperar la productividad.
“Los recursos frescos provenientes de la mejoría en los términos de intercambio le deberían servir al sector privado para apalancar inversiones productivas en distintos sectores, mientras que el Estado, con los recursos petroleros, debería aplicar políticas de fomento industrial, mejorar la balanza de pagos, reducir el déficit fiscal y aplicar políticas que contrarresten la pérdida de competitividad atribuible a una posible apreciación del tipo de cambio”.
Proponen comisión del alto nivel para modernizar la Federación de Cafeteros
Otro punto sensible que toca el estudio “El mercado mundial del café y su impacto en Colombia”, y que se deriva del análisis a la actividad cafetera que hizo el Banco de la República, es la propuesta de fortalecer y modernizar la institucionalidad cafetera, en cabeza de la Federación de Cafeteros, a través de una comisión de alto nivel.
Estaría compuesta por académicos, dirigentes y empresarios del sector cafetero, y expertos en desarrollo económico y social en zonas rurales, con el objetivo de analizar las finanzas del Fondo Nacional del Café y su perspectiva futura, así como recomendar las funciones que debe desempeñar el gremio a la luz de los nuevos parámetros de la caficultura mundial. “Al calcular el costo de estas políticas se deben identificar las fuentes de financiación, haciendo claridad de qué y cuánto le corresponde al sector público”, dice el documento.
El presidente del Comité Departamental de Cafeteros de Caldas, Ricardo Sánchez Prieto, acogió esta proposición pues considera que las condiciones económicas mundiales son distintas ahora, al igual que los términos comerciales del país frente a la apertura de mercados. “Creo que sería sano y refrescante que llegaran iniciativas. De hecho en 2002 se hizo el ejercicio y hubo una modernización del andamiaje cafetero, de sus políticas, estructura democrática, y de ahí salió lo que llamamos el 'libro verde', que reunió una serie de recomendaciones que se han cumplido en su mayoría”.
Mario Gómez Estrada, miembro principal por Caldas ante el Comité Nacional de Cafeteros, condicionó este hecho a que en esa comisión estén los cafeteros.
“Ese cuento manido de que vamos a traer unos expertos... Hombre, ¿qué más expertos que los cafeteros por Dios? Recibimos consejos que valgan la pena, pero resolver que la institucionalidad cafetera hay que entregársela a unos académicos tipo directores del Banco de la República, no me parece. Hay que mirar el estudio y sacar las pocas cosas nuevas que haya ahí, pero si lo van a derivar en comisiones y académicos, a eso yo no le jalaría”, expresó.
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“El documento es serio, no es una charlatanería”: Cesar Vallejo
Tras la polémica que ha suscitado el estudio “El mercado mundial del café y su impacto en Colombia”, realizado entre otros por el codirector del Banco de la República, César Vallejo Mejía, NEGOCIOS lo consultó para conocer su opinión luego de las reacciones de los dirigentes cafeteros nacionales y caldenses ante el documento y que se expresaron en la primera parte de este informe.
- Dos de los dirigentes cafeteros consultados mencionaron que el verdadero problema de la caficultura es la revaluación del peso, ¿qué opina al respecto?
Creo que la revaluación nos preocupa a todos, solo que cada gremio y más los exportadores, tienen todo el derecho de mirar el tema desde su ángulo, pero es mucho más complejo que el problema de una agremiación. La tasa de cambio es un elemento de la política macroeconómica y es una variable que revela la situación de la economía de un país como un todo respecto a otras economías, entonces se tiene que pensar en el conjunto y no en un solo gremio.
La revaluación no depende de las políticas internas. Se cita mucho a lo que se ha hecho en Perú para controlarla, pero allá la tasa también se ha revaluado igual que le pasó a Colombia, la diferencia es que en Perú se ha revaluado con menos picos y volatilidades. También hay que recordar que en ese país la economía está muy dolarizada, se permite realizar depósitos en esta divisa, y compran millones de dólares en un día, pero se les olvida que como compran, también venden. Ahora, por supuesto que nosotros también intervenimos, pero anunciamos que vamos a comprar 20 millones de dólares diarios durante algún tiempo, de manera que eso lo sabe todo el mundo.
- También mencionaron que el Banco de la República debería dedicarse a tratar de frenar la revaluación...
La tasa de cambio corresponde a la situación general de la economía entonces si se interviene esa variable, se van a generar muchos movimientos que pueden generar una cantidad de costos a la economía, entonces todo eso hay que mirarlo con cuidado. Además, los países que intervienen no logran detener los movimientos de la tasa de cambio cuando obedecen a fundamentales. Por ejemplo, el real de Brasil lo intervienen durísimo y sin embargo se les ha revaluado, al igual que el sol peruano y el peso chileno, entre otras razones porque más que las monedas se han revaluado, es el dólar el que se ha devaluado frente a ellas. Uno puede decir, yo voy a detener la revaluación y se gasta una cantidad de recursos y al final no lo logra. Eso lo ha demostrado la historia.
- Algunos cafeteros calificaron el informe como un “refrito” de otro estudio que presentó hace unos años el exministro de Comercio Jorge Humberto Botero, cuando estaba en Asoexport...
La verdad no conozco el estudio de Jorge Humberto Botero. Este informe es un capítulo de un libro que el Banco de la República publicará sobre los términos de intercambio, que en este momento están en niveles históricos, y se considera que estarán altos en un par de años más, lo que será una variable determinante hacia el futuro.
El Banco durante este año ha venido realizando un serie de trabajos e investigaciones sobre el tema, porque en la medida en que estos términos cambien, la economía colombiana va a sentir un efecto sea positivo o negativo. Estamos anticipando qué puede ocurrir y qué se puede hacer para fortalecer la capacidad de la economía colombiana para protegerse. Uno de los capítulos es por supuesto sobre el café, que sigue siendo muy importante en la economía nacional, y el objetivo es averiguar cuáles pueden ser los cambios en los precios del café, como lo dice el título del estudio.
- El gerente de la Federación Nacional de Cafeteros afirmó que había que ponerle más seriedad al debate, ¿cree que se debería generar un espacio como un foro o evento similar para discutir el estudio?
Claro que sí, ante todo porque el documento es muy respetuoso con las instituciones y reconoce su importancia. La invitación del documento no es criticar ni endilgarle la responsabilidad a ellos de las dificultades, sino mirar qué podemos hacer por defender la caficultura y suscitar un debate sobre un producto importantísimo para la economía colombiana. Además, que fuera la oportunidad de reflexionar y ver que si hay que hacer ajustes, pues hacerlos.
El documento es serio, no es una charlatanería. No es que se pueda decir que no haya seriedad en el análisis y creo que el informe puede tener vacíos o errores, pero no son afirmaciones malintencionadas. ¿Que hay gente que no está de acuerdo? Claro, de eso se trata porque es un debate. Al final se propone una comisión de alto nivel, pero que no esté integrada únicamente por gente de la Federación, sino también por académicos y se genere un debate con argumentos sólidos sobre la caficultura, en temas que no están cerrados.
- Hay un desacuerdo general con la idea de cultivar la variedad robusta en la Orinoquia, ¿por qué hicieron esta propuesta?
Ellos tienen el argumento de que esto llevaría a perder la prima de calidad del café colombiano, pero no se trata de eso. Vamos a vender un café supremo, con calidad y que tiene una prima, pero también se pueden vender otras calidades de café. Si hay demanda, yo no veo porque Colombia tenga que renunciar a eso.
Después del rompimiento del Pacto, de los países cafeteros importantes el único que no logró aumentar su participación fuimos nosotros, y por el contrario, disminuyó su producción. No se deja de comprar robusta porque Colombia diga que no la va a producir, igual se va a vender. Entonces, si se va a vender robusta, ¿no vale la pena que el país la venda también? Es el ciclo del mercado que está abierto y que están aprovechando otros países.
Cuando hay crisis, la flexibilidad en las decisiones se convierte en una herramienta clave para defenderse. Pero si no se tiene esa flexibilidad porque estamos amarrados a un solo tipo de café y de calidad, pues se pierde la oportunidad de superarla.
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