Eduardo Gómez Giraldo*
NEGOCIOS | LA PATRIA
No es raro ver a los políticos en campaña hablando a boca llena de sus ingeniosas y creativas ideas para fomentar el empleo, pero una vez llegan al poder tanto a ellos como a nosotros los gobernados se nos olvida la manera ingenua como caímos en la trampa, engañados cual borregos amnésicos que dejamos que la historia se repita.
El electo Presidente de la República, que prometió en campaña abolir el impuesto del 4x1.000 y fomentar el empleo, incumplió su promesa. El mismo exministro de Hacienda Alberto Carrasquilla escribe sobre las mitologías tributarias que van en detrimento del empleo y el nivel de vida de los colombianos y pese a sus sustentados argumentos, el Gobierno no hace nada por una verdadera reforma que vaya en pro del empleo y los empresarios protagonistas del desarrollo colombiano.
*Primer mito:
Las empresas pagan los impuestos. Quienes pagamos impuestos somos las personas vinculadas a las empresas, sus clientes, sus trabajadores, sus accionistas y principalmente lo hacemos a través de mayores precios, menores salarios y menores dividendos.
*Segundo mito:
Que en Colombia la tributación empresarial es baja. Nada más alejado de la realidad. Lo cierto es que la actividad formal es fuertemente gravada, no solo con el estatuto tributario sino a través de la legislación laboral y su normativa. El Banco Mundial se encargó de demostrarlo con un estudio serio en un ejercicio comparativo. Una empresa mediana radicada en Colombia que cumple todas las reglas impositivas vigentes termina pagando 74,8% de sus utilidades en impuestos de una u otra índole: En contraste, si en lugar de radicarse en nuestro país, una empresa idéntica pagaría 40,5% si se ubica en el Perú o solo el 25% si lo hace en Chile. Por esta causa existe tanta informalidad.
*Tercer mito:
Que la justicia social pasa por el estatuto tributario, pero casi la mitad (48%) de los subsidios sociales que otorga el estado social de derecho -educación, salud, servicios públicos y otros- terminan en manos del 20% más pudiente del país.
Estadísticas y conceptos como los que cita al exministro invitan a reflexionar sobre la credibilidad a cerca de los gobernantes que se jactan con el fomento al emprendimiento sin proponer una solución estructural para incrementar el empleo. Ninguno se atreve a hacer público el motivo de traslado de empresas a otros países que sí les interesa el empleo o ir más allá de tibios programas que incentiven la creación de empresa.
Las cifras dadas por el Banco Mundial demuestran como el mismo Gobierno socava la creación de empresas, espanta la inversión extranjera y el empleo. Condiciones como esta significan que hacer empresa en Colombia si es hacer patria y el hecho que tengamos niveles de trabajadores en la informalidad que bordean el 55% no es casualidad, es por la miopía de los gobernantes que elegimos.
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