Noticias de Manizales y Caldas,
Noviembre 29 2024
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Noviembre 29 2024
Adriana Osorio
NEGOCIOS|LA PATRIA
Condiciones laborales precarias, sin acceso a prestaciones ni a seguridad social han sido la preocupación constante y por años en la caficultura nacional.
Sin embargo, el debate volvió a salir a flote la semana pasada en Manizales, luego de la presentación del informe Prospectiva laboral en la cadena productiva del Café, realizado por la red de observatorios de mercado laboral de la región, de las universidades de los tres departamentos y la Red Ormed del PNUD. Al evento fue invitado el ex ministro de Hacienda, Juan Camilo Restrepo Salazar.
La crítica se ha orientado a la necesidad de afiliar a todo el sector al sistema de seguridad social, e incluso el ministro de Trabajo y hoy también alcalde encargado de Bogotá, Rafael Pardo, sugirió el año pasado, en negociaciones con Dignidad Cafetera, la necesidad de afiliar a los recolectores del país. Eso elevó los reclamos, y después de dejar quieto el tema, y definir un mejor precio se logró terminar el paro del sector.
No obstante, para cafeteros como Octavio Jaramillo, de la vereda La Cabaña de Manizales, es casi imposible tener a todos los empleados afiliados a seguridad, prestaciones y riesgos, pues el precio del café no da para solventar estos costos.
Su argumento es muy similar al que han planteado los demás dirigentes y productores del país. Asegurar un grupo de personas trashumante no solo es más complicado, sino que de paso terminaría por darle sepultura al sector, ante los altos costos que hoy representa producir un kilo de café.
Incluso, en su caso destaca que los trabajadores sí están afiliados a salud y tienen prestaciones, pero cuando se trata de recolectores es más difícil porque cambian mucho de cosecha en cosecha y algunos llegan indocumentados. "Cuando les pasa algo, se enferman o se accidenta, yo como propietario de la finca asumo los costos de hospitalización, incapacidad o cirugías si se requiere", asegura.
De acuerdo con el estudio presentado en la Universidad de Manizales, aunque la actividad cafetera está en el 96% de los municipios del Eje y alberga a 61 mil caficultores, la edad promedio de trabajo son 55 años, por lo que también es urgente un relevo generacional.
Los planteamientos los expuso el docente Héctor Mauricio Serna, investigador del Observatorio de Mercado Laboral de Caldas, y quien explicó la importancia que sigue teniendo en sector cafetero en el Eje, al tener el 12,87% de la población ocupada total de la región. Además, la actividad cafetera regional aporta el 20% del valor agregado del sector a nivel nacional.
"Por esto se debe apuntar a programas para eliminar esa ausencia de escolaridad, fortaleciendo las dinámicas educativas. También que haya vacaciones de acuerdo con la cosecha, pues la gran mayoría de caficultores son pequeños, no tienen más de una hectárea, y esta estructura productiva recae sobre sus familias y se genera una estructura cultural fuerte en la que el padre se encarga de los procesos de caficultura; el hijo, de la recolección y la madre, del beneficio", argumentó Serna.
De acuerdo con el informe, 74 mil de los empleados en el sector cafetero están en Caldas, 48 mil en Risaralda y 61 mil 125 en Quindío. Al comparar estas cifras con la de ocupados totales en cada departamento, se indica que en Quindío hay una mayor participación del sector, con el 26,1%, seguido por Caldas, con el 20% y Risaralda con el 11,53%.
Aunque el estudio se centra en las condiciones laborales de los caficultores en la región, para llegar a este se analizaron
varios frentes del sector que influyen en la vida de los cultivadores. Los investigadores destacan la baja productividad por hectárea, que en el país está entre 6 y 9 cargas, mientras que en Brasil se producen 25 cargas por hectárea y en Costa Rica cerca de 14 cargas.
También insisten en que hay una institucionalidad rezagada e inflexible, con un modelo de negocio condicionado a estructuras económicas de los años 80; además de que hay poca innovación gremial y comercial, falta empresarismo e innovación para ingreso a nuevos mercados.
El docente y el exministro de agricultura Juan Camilo Restrepo, quien asistió a la presentación del informe, coincidieron en la urgencia de mejorar el acceso a la educación en todos los niveles
De acuerdo con el estudio, las recomendaciones para el sector cafetero están basadas en dos políticas indispensables: la de transformación productiva y la de formalización del empleo.
Para la primera es necesaria la estabilización de la estructura productiva, con el equilibrio de precios, la ley anticontrabando y los programas de calidad y productividad que llegan a las fincas. Además, de que es fundamental trabajar para que sea un sector de talla mundial, mediante la conformación de la cadena productiva de cafés especiales, la promoción de los productos terminados, la incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación, entre otros puntos.
En cuanto a la formalización del empleo en el sector, los investigadores dicen que es urgente tener un programa de apoyo para el acceso a riesgos laborales, seguridad social y pensión para personas con fincas menores a tres hectáreas. También sugieren la importancia de un programa de protección a la vejez, con un subsidio de pensión para los adultos mayores cafeteros; y la eliminación del trabajo infantil.
Un intento para lograr el acceso a estos servicios empezó hace dos semanas con el acuerdo de entendimiento que se firmó en Aguadas (Caldas), entre el Ministerio del Trabajo y la empresa suiza Nespresso, como un plan piloto para adoptarlo posteriormente en el resto del país.
Se busca que los trabajadores del sector caficultor ahorren para su vejez, a través de los Beneficios Económicos Periódicos (BEP) que promueve el Gobierno Nacional, y que estará a cargo de Colpensiones.
En Caldas la meta es que se beneficien inicialmente los 1.200 trabajadores, a cargo de la Cooperativa de Caficultores Aguadas. Sin embargo, la meta es cubrir el total de municipios de Caldas que trabajan con Nespresso, por medio del programa de calidad sostenible AAA, y que rodean los 5 mil, en los 10 municipios productores.
Para esto se crearía una cuenta administrada por Colpensiones para ahorrar los recursos que puedan y cuando puedan. Al cumplir la edad de pensión el Gobierno premia este esfuerzo con un subsidio del 20% sobre lo que tiene ahorrado, lo que le garantiza un apoyo económico durante su vejez.
Otra insistencia que hacen los investigadores y que cabe resaltar está en aumentar la producción y comercialización de más cafés especiales, con el fin de buscar el valor agregado del producto y teniendo en cuenta que 30 mil 914 de los 61 mil 413 caficultores del Eje están en estos programas.
"Existe una tendencia marcada en el contexto global en la cual se hace énfasis a estructuras más cimentadas en comercio y consumo, además hay una política nacional que favorece los cafés especiales. 50% de los caficultores en la región hacen parte del programa. Necesitamos trascender las condiciones tradicionales y reconfigurar la estructura café para tener un producto de alto valor agregado, diferenciado y por ende que pague un precio de acuerdo con la diferenciación", argumentó Serna.
Al final, el exministro Restrepo dijo que espera que el estudio no se quede en los anaqueles, sino que el Estado y las instituciones lo aprovechen como herramienta de formulación de políticas.
El exministro de agricultura Juan Camilo Restrepo asistió a la presentación del informe Prospectiva laboral en la cadena productiva del Café, en la Universidad de Manizales. Restrepo habló con NEGOCIOS sobre el estudio, la institucionalidad cafetera y las posibles salidas a las difíciles condiciones de vidas de los caficultores en el Eje.
Creo que es un estudio importante que muestra, entre otras cosas, la necesidad de seguir trabajando quizás más intensamente en temas asociados con la seguridad social, sobre todo de los cafeteros de cierta edad, para hacer factible la renovación generacional del cultivo en el país. La edad promedio de quien maneja una finca en el país son 55 años, en Vietnam son 30 años. Para ir propiciando esta renovación hay que hacer muchas cosas, una es seguir trabajando en esquemas de seguridad social extensivos al cafetero de edad, que le permita un retiro digno y el relevo de sus hijos.
La institucionalidad del café en Colombia es algo muy valioso y hay que preservarla, pero para esto hay que tener una actitud predispuesta y no prevenida a los cambios. Porque la institucionalidad que requiere el país de cara al siglo XXI no es la misma que tuvimos en la segunda mitad del siglo XX. Por eso las conclusiones a las que llegue al comisión de estudios de café que está dirigiendo el doctor Juan José Echavarría, hay que mirarlas con atención, no necesariamente para aceptarlas todas, sino para discutirlas con ánimo desprevenido y no descalificarlas de antemano, como ya algunos la han hecho cuando ni siquiera se han producido, ni divulgado.
No hay que hacer un fetiche de eso. Hay que mirar los pros y los contras. Cite aquí en esta conferencia el caso de Brasil, que está produciendo cerca de 45 millones de sacos al año, de los cuales tres o cuatro son robustas, que los utiliza la industria de cafés solubles, sin ningún traumatismo, sin conflictos de intereses entre productores de café suave y cafés robustas y sin conflictos regulatorios. Hay normas para la tributación y producción del robustas como para los cafés suaves, y con esto Brasil ha podido atender su industria de café solubles. Aquí, con la baja producción, hasta se ha incentivado el contrabando. Sería mejor, por ejemplo, tener en la región de los Llanos Orientales un cultivo permanente como robustas sin problemas. A Colombia le cabe, con la capacidad que ya tiene instalada, producciones entre 14 y 15 millones de sacos. Colombia es un país de producción de café arábiga, por naturaleza y por vocación de ladera. No hay que hacer un motivo de escándalo que se hable de producir robustas en cantidades moderadas como en Brasil.
Se están haciendo esas políticas, pero hay que profundizarlas, yo diría que en dos frentes: primero tenemos que llegar a una solución de la seguridad social para los trabajadores migrantes o recolectores de café, y segundo hay que mejorar la oferta educativa para la gente del café, en todos los niveles, desde el ingeniero agrónomo hasta el trabajo más simple. Ya hay algunas cosas que se han venido haciendo con la Fundación Manuel Mejía, pero el futuro del café es a base de eficiencia y de mejor capital humano, no necesariamente a base de subsidios, que son bienvenidos y útiles, pero que no se pueden proyectar indefinidamente.
Desde la institucionalidad se ha estado buscando una alternativa de formalización de los trabajadores del sector, de la mano del Ministerio, con el fin de atender tanto los riesgos de pensión como laborales y que podamos acceder quienes generamos empleo y los caficultores. Con la universalización de la salud se ha hecho en parte, pero nos quedan pendientes pensión y riesgos. Para esto le hemos sugerido al Gobierno apoyarnos en los BEP (Beneficios Económicos Periódicos) y para los riesgos laborales proponemos hacer una bolsa común entre propietarios, caficultores y Gobierno. Sabemos que es fundamental la formalización del trabajo y lo hemos trabajado desde las cooperativas.
Con la legislación actual se hace difícil tener afiliados a los recolectores, pues la mayoría es nómada, además de que algunos están indocumentados o se niegan a mostrar la cédula, por lo que se vuelve un problema logístico. Aparte de esto, el proceso es oneroso y con la actual situación de la agricultura en el país no da para cubrir estos gastos. Hemos propuesto que para tener un contrato civil con los recolectores el Gobierno tenga en cuenta la afiliación al Sisbén y nosotros haríamos un aporte para riesgos y ahorro, con los BEPS, pues de otra manera es muy difícil. La mayoría de cafeteros tienen afiliados a salud a sus trabajadores permanentes
Es una norma obligatoria, pero con los precios del café es casi imposible tener plata para esto. Además, porque los recolectores se mueven mucho y a esto se suma la inestabilidad de las cosechas, la producción se ha reducido mucho.
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