Juanita Ramos
Colprensa | LA PATRIA | Villavicencio
Finalizó el primer foro regional de víctimas del conflicto, tras dos días de trabajo donde 500 víctimas de los departamentos de Vaupés, Vichada, Amazonas, Cundinamarca, Casanare, Meta y Guainía se reunieron en mesas de trabajo para compilar las propuestas que enviarán a la mesa de paz de la Habana (Cuba), luego de que la guerrilla de las Farc afirmara que sí las reconocería como tales.
Un común denominador existió en esta oportunidad: la petición de garantías de no repetición y no revictimización. La mayoría de los asistentes hizo hincapié en que las causas de la violencia como la presencia de grupos armados en sus regiones permanecen y por esa razón es imposible para ellos “imaginar la paz”.
El futuro del campo también fue abordado. Muchos de los participantes, víctimas de desplazamiento, minas antipersona, entre otras acciones afirmaron que es necesario que existan garantías para retornar y poder tener una sostenibilidad en su proyecto de vida.
Recuperar su vida
En general, cada una de las ideas apuntó a que no se diera impunidad a la guerrilla de las Farc ya que para ellos la justicia y la verdad son el primer paso para sentir que no volverán a vivir el drama de la violencia.
Las personas exigieron que a todas las víctimas se les respeten los derechos económicos, judiciales y culturales para tener una mejor calidad de vida. Por eso, en el caso de las acciones que han quedado impunes expusieron la necesidad de crear tribunales especializados en investigar los crímenes cometidos, también se mostraron interesados en examinar periódicamente la ley de Justicia y Paz.
En las mesas hubo espacio para la comunidad indígena de la región de la Orinoquía, que pidió el reconocimiento de los territorios y la restitución de las tierras que les corresponden.
Los niños y jóvenes también fueron tenidos en cuenta. Para los participantes esta población merece un trato especial. En una de los debates se estableció que los niños reclutados por la guerra deben ser tomados en cuenta como víctimas.
Exorciza su dolor con canciones
Durante la jornada se vieron rostros enérgicos de personas que repetían que había esperanza, también hubo lágrimas.
En la mesa tres, José Álvarez, quien vivió en carne propia la masacre de Mapiripán animó la sesión con sus cantos y poemas. Con 64 años a cuestas y víctima de desplazamiento y amenazas se enfrenta a diario a una Bogotá que dice no conoce, no sabe cómo llaman las avenidas que recorre. Cuando habla del pasado siempre están presentes los recuerdos de la masacre que lo obligó a separarse de sus amigos y seres queridos.
Tiene 16 hijos y “muchísimos” nietos quienes viven en los llanos, otros en la capital, a pesar de ello él vive solo. Las canciones y los poemas son una manera de exorcizar el dolor que mantiene dentro. Precisamente uno de esos poemas, dado a conocer en este foro se titula: “La masacre de la región de Mapiripán” y en uno de sus apartes dice:
“Estos son los testigos porque tiene que pasar/
tantas cosas horrendas como sucedió en Mapiripán/
las torturas, las masacres con tanta sevicia y tanta crueldad/
hoy nos ciñen en nostalgia y dolor, es difícil de olvidar”.
Don José resaltó que mientras la violencia esté ligada a la política será muy difícil acabar con las causas de la guerra. Hoy este hombre convive con sus instrumentos, y curiosamente en medio de su pobreza cuenta con dos escoltas debido a las amenazas en su contra, pan de cada día. Hoy –dice- no teme por su vida.
A la Habana
En el foro también se presentaron confusiones, a raíz de la promesa de llevar una delegación a la Habana. Varios de los asistentes creyeron que de estos espacios saldrían los seleccionados, razones que obligaron a aclarar la metodología con la que operará este tema en los diálogos.
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