María Ángela Holguín ya tuvo años de trabajo en la Cancillería durante los cuales demostró su competencia para manejar la política internacional.
Y en los últimos meses sorprendió con la capacidad que desplegó para integrarse al equipo negociador de paz. Incluso, versiones sobre esas reuniones en La Habana de las que nunca se sabrán todos los detalles, afirman que algunos encuentros claves fueron conducidos directamente por ella, con la aquiescencia de los jefes del equipo de Gobierno.
Esta semana volvió a ser protagonista. El lunes porque tuvo que recibir la avalancha de preguntas, entre incrédulas y aterradas, desde todos los países que no entendían el resultado del plebiscito por la paz. Pocas horas después, el presidente Juan Manuel Santos le dio aún más responsabilidades, al incluirla en el grupo que buscará puntos de entendimiento con los promotores del No en esa votación. Y para rematar esta ‘alocada’ etapa, el viernes empezó a capitalizar la buena noticia del Premio Nobel otorgado al primer mandatario.
María Ángela Holguín respondió a varios de los interrogantes que han surgido tras los últimos acontecimientos en el proceso de paz.
¿Qué significa para Colombia este Premio Nobel?
Es un reconocimiento al país y a su esfuerzo por lograr la Paz. Un reconocimiento al presidente Santos por su perseverancia, constancia y compromiso en esa búsqueda de la paz para Colombia.
A propósito de esa comunidad internacional, ¿cuál es el sentimiento general tras el triunfo del No?
Me han dicho que no entienden cómo los colombianos le dijeron No a la Paz, pero también saben que los plebiscitos son inciertos.
¿Por qué no fue posible trasladar al interior del país el sentimiento tan positivo sobre el proceso de paz que había en el exterior?
Creo que por varias razones. Una, porque nos cuesta mucho desprendernos de lo individual para pensar en lo colectivo. Otra de las razones es que todavía hay mucho dolor, mucha rabia y mucho resentimiento. Buena parte del país no quiere que se les otorgue ningún tipo de beneficio a las Farc después de tanto sufrimiento causado; sin embargo, una gran mayoría de las víctimas logró dejar a un lado ese dolor y ha perdonado. Eso no es todo; no era fácil transmitir lo que realmente representaba el Acuerdo, cuando había tanta gente desinformando.
¿Cree que nos estarán viendo como un país esquizofrénico, según advirtió la semana pasada el expresidente uruguayo, José Mujica?
El mundo nos veía como un país raro, que se acostumbró a la guerra y que no puede vivir sin ella. Después del establecimiento del diálogo nacional que propuso el presidente, Juan Manuel Santos, de reiterar su compromiso por seguir buscando la paz, además de las marchas del miércoles y de todo lo que pasó en esta semana, deben estar viendo un país que no está dispuesto a rendirse en la búsqueda de esa paz.
Respaldo
¿Qué acciones cumplirá el Gobierno para que la comunidad internacional siga acompañando el proceso?
Ha sido impresionante el respaldo de la comunidad internacional; ojalá las fuerzas políticas del país tengan la madurez para mirar cómo se puede retomar el camino del fin del conflicto, pero como lo he dicho, la solución tiene que ser rápida. El limbo en el que quedamos en muchos frentes es muy peligroso y uno de esos es la credibilidad frente a la comunidad internacional. Es urgente que avancemos, que los promotores del No, que les han dicho a los colombianos que quieren la paz y que siguen en el proceso, presenten sus propuestas y planteamientos para que estos sean revisados y, si son razonables y viables, sean transmitidos a las Farc. Les hemos insistido a los promotores del No que deben ser parte del equipo e ir a La Habana, para discutir con las Farc; esperemos que algunos vayan con el equipo negociador.
¿Seguirá tan intenso el apoyo a este proceso de la ONU, de EE. UU. y de la UE?
El apoyo es grande y no solo de ellos. Como le digo, los ojos del mundo están puestos en nuestro país. La comunidad internacional ve a Colombia como un potencial grande de desarrollo. Con relación a la ONU, le pedimos un compás de espera y la Misión Política estará monitoreando el cese al fuego que aún se mantiene, pero no podemos olvidar que esta Misión está en Colombia por una resolución del Consejo de Seguridad basada en un Acuerdo de Paz. Sin acuerdo, la ONU no tendría sustento jurídico para gastar los recursos que les cuesta esa Misión. Es por eso que he dicho reiteradamente que es urgente buscar salidas y tratar de rescatar la paz.
¿Ese resultado compromete alguna de la ayuda que se gestionaba para el proceso, tanto de fondos como de países en forma individual?
Pues es importante tener en cuenta que estamos hablando de unos fondos para el posconflicto; algunos por obvias razones tienen que quedar congelados y hay países que van a esperar a ver qué pasa.
Seguir adelante
¿Cómo explicar por qué invitamos a todos los países a un acto al que calificamos de histórico, pero que luego de seis días quedó prácticamente sin efecto?
Porque después de cinco años de negociación estábamos frente al mejor acuerdo posible y viable, fruto de una negociación en la que no se traspasó ninguna de las líneas rojas trazadas; porque la comunidad internacional quería estar en ese día histórico, y que lo sigue siendo, en que el presidente de la República y el máximo jefe de la guerrilla más grande y antigua de Colombia firmaban un acuerdo de paz, que debía ser refrendado por el pueblo colombiano. Creo que nadie se imaginaba que no fuera a ser refrendado. Estábamos seguros de que la mayoría de los colombianos querían una Colombia en paz. Le reconozco que a mí me parece todavía increíble que hayamos perdido esta oportunidad de paz. Pero creo que no podemos quedarnos enfrascados mirando el retrovisor; hay que ir para adelante y por eso digo que tenemos que hacer lo imposible, tenemos que dialogar, debemos tener la madurez política para sentarnos y resolver esto.
¿Cree que es posible que dos países que han sido clave en el proceso, Cuba y Venezuela, sigan jugando ese papel, pero ahora con interlocutores del Centro Democrático o de otros sectores de oposición?
La negociación es y seguirá siendo entre el Gobierno y las Farc; los países garantes seguirán apoyando es a la mesa de La Habana.
¿Cuba está dispuesta a seguir siendo la sede de los diálogos por un tiempo ahora indefinido?
Es una pregunta que habría que trasladarles a ellos, pero estoy segura de que estarán dispuestos; han sido de una generosidad inigualable en estos años.
¿Qué pasará en las próximas semanas con programas de amplia participación internacional, como los de desminado, destrucción de armas, reintegración de menores de edad y desarrollo rural?
Hay unas realidades que vivimos con la paz que seguirán y una de esas es el desminado, que es imperativa. La reintegración de menores debería seguir de la misma manera. Son todas las bondades de la paz que no podemos dejar escapar.
¿Cambia con este resultado la posibilidad de que esté pronto en Colombia el papa Francisco, quien ha dicho que vendrá cuando “el proceso esté blindado”?
Esperemos que esté blindado rápidamente, pero creo que al papa Francisco de todas maneras lo tendremos el año entrante.
”La comunidad internacional nos está enviando un mensaje para que nos demos cuenta de la importancia del esfuerzo que todos estamos haciendo y para que no renunciemos a esa búsqueda”.
“Estamos dispuestos a escuchar esos argumentos de los promotores del No y a buscar caminos que permitan seguir avanzando”.
“El país ha ganado mucho en estos años de proceso en términos de seguridad, en términos de tranquilidad en todas las regiones y eso no lo podemos perder. No podemos volver a la angustia de hace cinco años; creo que esto tiene que rescatarse y lo vamos a defender”.
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