EFE | LA PATRIA | MOCOA
Las autoridades iniciaron ayer una gran campaña de vacunación para los sobrevivientes de la tragedia de Mocoa, asolada por una avalancha que se ha cobrado al menos 301 vidas, para prevenir enfermedades como tétanos, difteria, varicela y hepatitis A.
"En este momento no tenemos brotes, pero le estamos madrugando a la vacunación para evitar que se presenten, teniendo en cuenta la dificultad del acceso al agua y las condiciones higiénicas en albergues", comentó Brigitte Forest, profesional especializada de enfermedades transmisibles del Ministerio de Salud.
En total, disponen actualmente de 10.000 vacunas contra el tétanos, 10.000 contra la varicela y 15.000 contra hepatitis que serán aplicadas a 35.000 personas.
Sin embargo, Forest detalló que en caso de necesitar más el Ministerio las aportará.
La ciudad cuenta con ocho puntos de vacunación, entre ellos uno en el albergue instalado en el Instituto Técnico del Putumayo (IPT), el que más sobrevivientes alberga de la ciudad.
Entre las principales preocupaciones está la de los menores que se encuentran en estos puntos, explicó Forest, quien indicó que el sistema inmunológico de los menores "está más débil" y por eso tienen "que hacerles protección".
Las dolencias que más preocupan son las de hepatitis A y varicela, pero Forest detalló que las personas que tuvieron algún contacto con algún metal o con la tierra pueden tener tétanos.
Sin embargo, el médico epidemiólogo Pedro Nel Benavides se mostró convencido, con base en su experiencia, que es poco probable que haya brotes de tétanos debido a la alta presencia de agua, que oxigenan la tierra y por tanto dificultan la aparición de tétanos.
En su opinión, Mocoa vive un "riesgo medio" de desarrollar epidemias y destacó que se hizo una buena primera atención a los damnificados.
"Pueden ser entre ocho y quince días donde uno espera que aparezcan patologías o enfermedades que se manifiestan para que se presenten, cuando hay heridas y contacto con la tierra", comentó Benavides.
Angustia
El médico señaló que lo más grave es la repercusión en lo psicosocial de quienes han visto cómo en la tragedia perdían a familiares y sus bienes.
El drama comenzó en la madrugada del pasado sábado, cuando los ríos Sangoyaco y Mulato, que desembocan en el Mocoa, se salieron de su cauce y se llevaron por delante buena parte de la ciudad.
Precisamente para trabajar en el albergue del IPT han llegado varios psicólogos, entre ellos Geraldine Henao, de la Universidad San Buenaventura de Cali.
Ante la imposibilidad de hacer intervenciones individuales por el alto número de afectados, están haciendo trabajo con grupos.
"Después de una catástrofe como esta surge estrés postraumatico, rasgos psicóticos, depresión y proceso de duelo, no solo por la pérdida de familiares, sino también de enseres, mascotas y el objetivo es llevarlos a ellos a la activación de resiliencia", comentó.
Además les preocupa que hay muchas personas con enfermedades crónicas que no se llevaron sus medicamentos en la estampida para salvarse de la avalancha.
"Han abandonado tratamientos y ha llevado a que tengan enfermedades consecuentes a la primera enfermedad", concluyó.
El Instituto de Medicina Legal informó que se elevó a 301 la cifra de personas fallecidas. Han identificado a 182 hombres y 112 mujeres, y falta por realizar 7 necropsias.
467 personas han reportado familiares como desaparecidos, de ellas se han logrado ubicar a 153, 119 con vida y 34 fallecidas.
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