Los monocultivos de palma, la deforestación y la sequía de afluentes en esta zona serían la principal amenaza para este y otros felinos. Un investigador de la Universidad de Washington y la Fundación Pantera de Colombia y Estados Unidos registran su actividad. El objetivo es implementar programas de conservación.
Lo encontré en las instalaciones de Cabildo Verde, en Sabana de Torres, sentado frente a su computador. Es Joe J. Figel, el ‘gringo’ de 1.90 metros de estatura, que lleva varios meses fotografiando jaguares en medio de los cultivos de palma en el Magdalena Medio.
Hablaba por celular con investigadores de la Universidad del Valle, con quienes estudia la supervivencia de la tortuga icotea, uno de los platos predilectos del jaguar o pantheraonca.
Se desplaza con sus equipos entre Barrancabermeja, Sabana de Torres, El Carmen, Puerto Wilches y otros municipios aledaños. Habla con los ganaderos y palmeros, con campesinos, jornaleros y todo aquel que tenga algo qué decir sobre el enigmático y solitario jaguar, el más grande de América.
Asegura haber escuchado toda clase de historias y leyendas sobre el animal. Algunas narran los ataques del ‘gato gigante’ a los administradores de fincas y al ganado, pero Joe no siempre las cree, pues “cuando uno les pregunta si les hace falta alguna vaca o si ha muerto alguien, ellos responden que no”.
Al revisar los registros de las cámaras fotográficas, este especialista, proveniente de Seattle, comenta que ha estado a punto de encontrarse con el jaguar, pero casi siempre, para su desgracia, el felino pasa antes de que él llegue.
Joe es asesorado por la Fundación Pantera de EEUU y adelanta su tesis de doctorado en Biología y Conservación. Antes de pisar territorio colombiano, Joe estuvo en México y Honduras adelantando la misma investigación: el impacto de las plantaciones de palma de aceite en el hábitat del jaguar.
“Existen documentos históricos sobre expediciones botánicas que confirman la aparición en las noches de hasta siete jaguares en las tierras del Magdalena Medio. Para nadie es un secreto que los monocultivos son una barrera para él. La idea es adelantar proyectos de conservación con los dueños de las fincas y con la comunidad, con respaldo internacional”, explica Joe.
El registro
En 2012, este estudiante de la Universidad de Washington llegó a Bucaramanga y asistió al congreso palmero. Allí habló con cultivadores y ganaderos. Un joven hacendado le permitió entrar a sus terrenos. “En ese lugar los trabajadores me comentaron que habían visto un jaguar. Meses después quedó registrado en mis fotografías”, asegura.
Con la ayuda de los campesinos instaló las cámaras, que permanecieron encendidas día y noche durante varias semanas, captando cualquier movimiento que se diera frente a sus lentes. Tras analizar el material, Joe encontró las imágenes del imponente animal, casi siempre solitario, que recorre en las noches las orillas de las carreteras y los cultivos. “La primera imagen fue de una hembra. Lo curioso es que la captamos primero a un lado de la vía y luego en otro. No supimos si tenía cría, pero era lo más probable. Ya se han conocido casos similares”, recuerda.
Desde ese entonces, las cámaras han sido instaladas en distintos lugares y han arrojado importantes resultados. A 20 kilómetros de Barrancabermeja, en fincas de Puerto Wilches, en zonas apartadas del corregimiento de San Rafael de Lebrija y a escasos metros de Pozo Nutria, hace presencia el jaguar. Incluso, Joe ha logrado fotografiar un mismo animal en una finca de Barranca y luego en una hacienda de Aguachica, Cesar.
“El jaguar necesita mucho espacio, al menos 50 kilómetros cuadrados para moverse”, explica.
El estadounidense, que de vez en cuando sale a las canchas de baloncesto de Sabana de Torres a ejercitarse y que poco le gusta que le hablen en inglés, dice que en una zona de ocho kilómetros cuadrados podrían convivir al menos cinco de estos felinos.
Dificultades y hallazgos
Joe ha entregado el material recogido a la Fundación Pantera de su país y también lo ha compartido con la sede de esta organización en Colombia. Sin embargo, asegura que no es suficiente y que se requieren mayores estudios. Por ejemplo, el análisis de sus presas. “Solo hemos encontrado caparazones de tortugas icoteas que evidencian que este las atacó y se las comió. Nada más”. Y añade que las cámaras son otro inconveniente, pues solo miran en una misma dirección y no se logra saber sí este pasa por detrás de ellas. “Sería bueno contar con perros que los rastreen”, añade.
Pero su búsqueda no ha sido desafortunada. En su recorrido ha registrado imágenes únicas como la de una mazama americana, un venado salvaje cuya especie aún es un enigma para los estudiosos del tema. También ha captado el recorrido del jaguarundi, más conocido como ‘gato colorado’ o ‘puma yagouaroundi’, que se desplaza en compañía de sus crías; de ocelotes, oncillas o tigrillos. La mayoría figura en la lista de especies amenazadas en el mundo.
“Cuando hay jaguares en el bosque o la selva, significa que son lugares muy ricos en vegetaciones, ecosistemas con equilibrio que permiten una cadena alimenticia para la supervivencia del animal, pero la expansión de la palma lo perjudica”, explica Joe.
“El reto ahora es conservarlos. Con la Fundación Pantera de Estados Unidos queremos buscar más apoyo. La idea es que las ayudas también lleguen a las comunidades con proyectos médicos y sociales para los niños”, concluye Joe.
JAGUAR O PANTERA ONCA
El jaguar es uno de los felinos que tiene la más alta probabilidad de supervivencia, pero su presencia disminuye considerablemente en el Amazonas. Se ha detectado que habita la costa Caribe, en el Chocó y el Magdalena Medio.
Es una especie fuertemente asociada con la presencia de agua. Su hábitat varía desde la selva a las zonas inundadas estacionalmente, pantanos, praderas, pampas, matorrales arbolados y bosques secos. La principal amenaza es la expansión de cultivos de palma, la minería y la caza.
JAGUARUNDI, GATO COLORADO O PUMA
Es una población que se reduce en todo el mundo, debido al crecimiento de la agricultura industrial, la afectación de las cuencas hidrográficas, especialmente en el Amazonas y la selva de Brasil, y la cacería por depredación. Habita en manglares y bosques costeros.
Hace presencia en el continente desde México hasta Argentina. Tanto en Colombia como en el resto del continente está prohibida su caza. Es un animal diurno, que en su desplazamiento va acompañado de su cría, según datos recogidos por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) que registra las especies que están en peligro.
OCELOTE, GATO ONZA O TIGRILLO
Su caza está prohibida en Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Guyana Francesa, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Surinam, Trinidad y Tobago, Estados Unidos, Uruguay y Venezuela. Sus principales amenazas son el tráfico y comercio ilegal de pieles y la matanza indiscriminada, debido a que es un depredador, cazador de aves de corral.
Es principalmente nocturno. Según la Fundación Pantera de Colombia, una hembra da a luz dos cachorros en promedio. Los cultivos en grandes extensiones y la ganadería también amenazan su existencia en el Magdalena Medio.
MAZAMA AMERICANA
También es conocida como la corzuela colorada. Es una especie que permanece en estudio. La Uicn asegura que se tiene poco registro de la especie. Se encuentra en Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Venezuela y Trinidad y Tobago.
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