COLPRENSA | LA PATRIA | Bogotá
Como un año difícil en materia económica ha sido calificado el 2016; el mismo año que se ha catalogado como el de la paz.
El choque entre las negociaciones con las Farc y las decisiones económicas del Gobierno Nacional, como la venta de Isagén, parece inminente y, sobretodo, peligroso para la Unidad Nacional.
Los partidos de la U, Liberal y Cambio Radical han sido la base para que el Gobierno tenga resultados en materia legislativa y serán indispensables para llevar a cabo la ejecución de la Comisión Legislativa Especial, que trabajaría con base en los acuerdos que se logren en La Habana, es decir, permitiría que todo lo acordado se lleve a cabo.
Pero el proceso no ha sido color de rosa, mucho menos después de las elecciones de octubre, cuando cada partido trabajó en favor de sus intereses y cuando la visibilidad del vicepresidente, Germán Vargas Lleras (de Cambio Radical), empezó a dejar fricciones importantes que prendieron las alarmas sobre el posible divorcio de este matrimonio político.
Incluso, el copresidente del partido Liberal, Horacio Serpa, y el copresidente del Partido de la U, Roy Barreras –gran defensor de la Unidad—, llegaron a enviar una carta al presidente Juan Manuel Santos para que tomara acciones frente al posible favorecimiento que estaría haciendo Vargas Lleras a los candidatos de su partido.
El tema invadió los medios de comunicación y las presiones de las colectividades llevaron al presidente Santos a decir, en una cumbre frente a los gobernadores entrantes y salientes, que él es el “dueño de la chequera”.
Los intereses
Pese a todo la Unidad continuó y se aprobaron leyes como el plebiscito para la paz; las Zonas de Interés de Desarrollo Rural Económico y Social, Zidres; el Presupuesto General de la Nación; la primera vuelta del acto legislativo para la paz; y, aunque los de La U presionaron al final y le pusieron bastantes peros, el cupo de endeudamiento y, con él, la liquidación de Caprecom.
Para el analista John Mario González este año es de cuidado, el Gobierno tiene que recortar el gasto de manera inteligente, “no debe estar haciendo anuncios grandilocuentes de inversiones, como si estuviéramos en una feria”, pero la Unidad Nacional continuará, pese a que algunos parlamentarios se rebelen en las discusiones de iniciativas puntuales.
“Decir que se va a desbaratar la Unidad Nacional no, porque eso sería como decir que Juan Manuel Santos ha perdido el timón de gobierno, su gobernabilidad y eso no ha sucedido”, afirma.
Para él, la coalición de apoyo al Gobierno permanecerá, llámese o no Unidad Nacional. Más porque pese a que el presidente se ha arriesgado mucho en el proceso de paz, su política le ha salido bien. De hecho, la coalición crecería, pues durante este mes se espera que las directivas del Partido Conservador hagan oficial la decisión de sumarse a los de gobierno, pese a las críticas de su líder institucional, Marta Lucía Ramírez.
Diferencias
Antes de la venta de Isagén una gran mayoría de congresistas manifestaron su rechazo. Por un lado, con una carta enviada a las multinacionales interesadas en adquirir las acciones de Isagén, un hecho que González califica como irresponsable.
“La mayoría se preocupa siempre por gastar y por la mermelada, pero poco se preocupa por las fuentes de financiamiento para el Estado. Entonces, cuando vienen las vacas flacas ponen el grito en el cielo, pero no se aterran en cómo generar ingresos o no hacen un control político debido al Gobierno en las épocas de bonanza”, dice el analista.
También miembros del partido Liberal propusieron que si esta venta se hacía, la colectividad debería considerar abandonar la coalición.
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