SARA GÓMEZ ARMAS
EFE | LA PATRIA | LA HABANA
El Gobierno y las Farc encaran desde ayer una fase crucial del proceso de paz con el reto de dar el impulso definitivo a las negociaciones y poder cumplir con el plazo que anunciaron, el 23 de marzo, para firmar la paz, una tarea nada fácil ante la complejidad de los temas aún pendientes.
El equipo negociador del Gobierno llegó el martes a La Habana con el propósito de permanecer en Cuba hasta esa fecha para apurar al máximo el tiempo y tratar de cerrar un acuerdo.
Sin embargo, desde la guerrilla son escépticos al respecto, pero sí esperan pactar en ese plazo "algo relativo al fin del conflicto", como podría ser un cese al fuego bilateral y definitivo, que implicaría de facto el fin de la guerra en Colombia tras medio siglo.
Incluso en el hipotético caso de que se acordara el fin de las hostilidades, complejos y delicados asuntos quedarán todavía pendientes, como el abandono de las armas, el desmonte del paramilitarismo, la concentración de guerrilleros para su desmovilización y el tránsito de las Farc a movimiento político legal.
Compromiso
En el reinicio ayer de los diálogos de paz en La Habana, las Farc expresaron su "plena disposición" a convenir "un cronograma y una hoja de ruta" que permita la firma del acuerdo de paz "a la mayor brevedad".
"Nuestro compromiso y decisión política es avanzar con todo el empeño hacia la firma de un acuerdo final, que dé inicio al complejo proceso del fin del conflicto e implementación de lo pactado", dijo su jefe negociador, alias Iván Márquez, que regresó a La Habana el pasado jueves tras la polémica suscitada por su presencia en un acto público en el corregimiento del Conejo escoltado por guerrilleros armados.
En la recta final del proceso de paz, ese hecho desató una nueva crisis cuando el Gobierno decidió suspender las visitas de negociadores guerrilleros a sus filas en Colombia para hacer "pedagogía de paz", misión que cumplía Márquez y otros negociadores como Joaquín Gómez en La Guajira.
Según el Gobierno rompieron las normas de no entrar en cascos urbanos, establecer contactos con población civil y hacer manifestaciones políticas; condiciones que las partes revisaron en un encuentro a puerta cerrada en La Habana el pasado sábado para superar ese "impasse", con la mediación de los países garantes Cuba y Noruega.
Aunque el jefe guerrillero no mencionó expresamente la polémica de La Guajira, subrayó la disposición de las Farc de "actuar en consecuencia" para acelerar los diálogos y dijo tener la "certeza" de que "en 2016 los colombianos contarán con un protocolo de paz que nos permita propalar a los cuatro vientos: terminó la guerra".
El jefe guerrillero también reclamó que se defina bilateralmente el mecanismo de refrendación de los acuerdos de paz, ya que rechazan el plebiscito para la paz impulsado por el Gobierno y que ya ha sido aprobado por el Congreso.
Desde la delegación del Gobierno no hubo ningún pronunciamiento ayer en La Habana.
Misión de la ONU
La misión de las Naciones Unidas para la verificación del el cese al fuego bilateral y definitivo y la dejación de armas de las Farc ya lleva varias semanas en Colombia. Se conoció que desde finales de febrero hicieron su arribo al país para planificar la observación a este proceso tras la firma del acuerdo de paz. La misión es liderada por Jean Arnault, delegado a la subcomisión sobre el fin del conflicto, el cual tiene a su cargo un equipo administrativo, político, pero también asesores de carácter militar. En este momento el grupo tiene como objetivo seleccionar los observadores del cese al fuego y la desmovilización que provienen de los países de la Celac.
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