Eran las 9:30 de la noche del pasado sábado, cuando ingresó al templo de San Sebastián el cortejo fúnebre de los padres Bernardo Echeverry y Héctor Cabrera, acompañado por sacerdotes de la Diócesis de Cartago.
La gente, de forma espontánea, levantaba banderas blancas y velas encendidas. El silencio era impresionante, pese que fácilmente en el templo había unas 3 mil personas y otras 2 mil en el parque principal.
Pero cuando los féretros descansaron cerca al presbiterio del templo, la gente gritó indignada: “¡Justicia, justicia!”. Los gritos se confundían con el llanto de las miles de personas que estaban esperando ver, por última vez, a sus sacerdotes, así fuera en unos ataúdes.
Hacia las 9:40 de la noche, los feligreses, grupos pastorales, autoridades, sacerdotes, seminaristas y comunidad en general pudieron ver desde la puerta principal del templo hasta el altar, donde los esperaba el obispo de la diócesis de Cartago, monseñor José Alejandro Castaño Arbeláez, los ataúdes donde estaban los dos sacerdotes.
Según la Policía, los padres Bernardo Echeverry y Héctor Cabrera fueron asesinados por dos personas que se escondieron en el templo tras la última misa del viernes pasado.
Los dos hombres, indicaron las autoridades, pasaron a la casa cural, donde, con arma blanca, terminaron con la vida de los clérigos por robarles las ofrendas de la misas de la semana.
Los miles de asistentes, esperaban en silencio, estupefactos, muchos de ello decían en voz baja: “Esto es el fin del mundo. Ya no respetan ni a los sacerdotes”.
Tras presidir la eucaristía de las 8:00 p.m., en un ambiente de silencio y de dolor, en las instalaciones de la sacristía del templo y en presencia de varios sacerdotes y comunidad, el obispo José Alejandro Castaño Arbeláez, con lágrimas en los ojos, lamentó y condenó el asesinato de los clérigos de la iglesia de San Sebastián, en Roldanillo.
"Un sentimiento muy grande de dolor nos invade en estos momentos por la muerte de estos dos hermanos nuestros que fueron asesinados y sobre todo de esta manera tan cruel e inhumana como lo hicieron. La expresión del cariño de la comunidad ha sido el testimonio de qué clase de sacerdotes hemos perdido en esta diócesis. Por eso, mis lágrimas y mi dolor", expresó monseñor Castaño.
Asimismo, el obispo afirmó que espera que, "con la ayuda de las autoridades, quienes cometieron este delito sean capturados y castigados como la ley ordena en caso tan terrible".
La misa exequial se realizará hoy en Roldanillo.
Investigan
Ayer, el director de la Policía Nacional, general Rodolfo Palomino, estuvo en Roldanillo para ponerse al frente de los procesos de investigación del crimen contra los sacerdotes.
Aseguró que lamentaba, en nombre de Presidente de la República, la gran pérdida de los dos sacerdotes de la iglesia San Sebastián.
“Estamos unidos en estos momentos de tragedia de vergüenza; no podemos bajo ninguna circunstancia admisible, que a un pueblo que ha sido capaz de decirle no a la violencia, surja esta irracionalidad, arrebatándole la vida a quienes como lideres espirituales, siempre se identificaron como los primeros protectores de la vida", dijo el general.
Luego de una ceremonia religiosa, el general Palomino y los comandantes de la Policía del Valle del Cauca y el Cuarto Distrito, y el alcalde de Roldanillo, Julián Cabrera, se reunieron en un consejo de seguridad, donde se tomaron medidas como el apoyo de más personal para inteligencia y más uniformados para el municipio.
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