
Este martes en Bogotá se entregó la tercera versión del Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos con el que se reconocen los esfuerzos de personas y organizaciones que se dedican a la defensa de los Derechos Humanos en el marco del conflicto armado colombiano.
Durante la ceremonia, se le entregó a cada uno de los cinco ganadores en las diferentes categorías y subcategorías un galardón que consiste en una pieza única elaborada a mano por el artesano William Chicunque, parte del pueblo indígena Camëntsá que habita en el Valle de del Sibundoy en la región del Alto Putumayo.
Este pueblo tiene un estimado de 4.773 integrantes, que igual comparten su territorio con la comunidad indígena Inga en la frontera con Perú. Su cosmovisión se basa en el yagé, las plantas medicinales y un Chamán que es responsable del manejo de estas. Su economía se basa en la ganadería de doble propósito, con el fin de extraer leche y carne, así como en el cultivo de plantas como el maiz, la papa, las hortalizas, el frijol y las plantas que consideran sagradas.
Cada una de estas piezas fueron elaboradas a base de chaquiras de diferentes colores, conformando figuras que representan diferentes cosas para la cultura del pueblo Camëntsá.
LOS PROBLEMAS DE LA GUAJIRA SON REALES
La primera categoría que se entregó fue el premio al 'Defensor o Defensora del Año', en el que se reconoce a la persona que más se haya destacado en esta labor entre los meses de agosto de 2013 y el mismo mes de 2014. En esta categoría ganó Matilde Leonor López, representante de 145 comunidades del pueblo indígena Wayúu.
Matilde, quien lleva varios años dedicada a la defensa y protección de niños y niñas de estas comunidades en el municipio de Rioacha en la Guajira, recibió una máscara de la visión yagé, talla en madera con enchapado en chaquiras de diferentes colores.
Ella asegura que a pesar de la satisfacción que le genera haber ganado el premio, también siente una gran tristeza al recordar que en los momentos en que más apoyo ha necesitado “no hay nadie que responda”. Según ella, ”el Gobierno ha sido muy lento en las ayudas a esta región” y la gente en general, “se olvida de que nosotros existimos”.
La lideresa indígena manifiesta su esperanza de que con la entrega de este premio, “se visibilice mucho más el problema que estamos teniendo en la Guajira con la sequía”. Según ella, “la gente cree que esto está pasando hace unos pocos meses, pero la verdad esto viene pasando hace mucho tiempo”.
LAS EXPERIENCIAS COLECTIVAS SE DESTACAN
El segundo premio en entregarse fue para la categoría 'Experiencia y Proceso Colectivo del Año' que se dividió en dos subcategorías. La primera de ellas para las organizaciones de base, entre las que se destacaron varias provenientes del Cauca. La organización ganadora en esta subcategoría fue la Red por la Vida y los Derechos Humanos del Cauca, que consiste en un espacio de trabajo compuesto por nueve organizaciones locales.
Estas trabajan de manera coordinada denunciando, visibilizando y haciendo seguimiento a casos de violación a los Derechos Humanos de campesinos, indígenas y afrocolombianos, así como también buscando legitimar el trabajo de defensores y defensoras de la región del Cauca, que también han sido víctimas de la violencia.
En la segunda subcategoría, se premió al 'Proceso Colectivo de Organizaciones no Gubernamentales', en el que se destacaron bastante las organizaciones de mujeres. La ganadora fue la Casa de la Mujer, que desde 1982 ha trabajado por la defensa de los derechos de las mujeres, su igualdad ante la sociedad, así como atendiendo a las víctimas de la violencia de género.
En sus 32 años de trabajo, esta organización ha realizado diversas campañas para prevenir la violencia contra las mujeres, mientras que a la vez las instruye sobre la exigibilidad de sus derechos para que sean ellas mismas quienes se hagan respetar.
TODA UNA VIDA DE TRABAJO POR LOS DD.HH.
La tercera categoría premió a las personas y organizaciones que han dedicado toda su vida a la defensa de los Derechos Humanos. Ésta también se dividió en dos subcategorías, una en la que se reconoce un proceso colectivo y otra en ella que se reconoce a una persona.
En la primera subcategoría se premió el trabajo del Consejo Regional Indígena del Cauca - Cric -, que desde 1971 se contituyó como la primera organización que reinvindica nociones fundamentales para los pueblos indígenas como la unidas, la tierra y la cultura.
Durante sus años de trabajo, el Cric se ha destacado por su exitosa gestión en procesos jurídicos ganados, el establecimiento de medidas cautelares otorgadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, así como el apoyo y acompañamiento permanente de las Naciones Unidas.
En la subcategoría que premia a una sola persona ganó Patricia Ariza, quien se desempeña como presidente de la Corporación Colombiana de Teatro y vicepresidente del Teatro La Candelaria, desde donde a lo largo de casi toda su vida se ha dedicado a la defensa y protección de los derechos de las mujeres, especialmente a las que han sido víctimas de desplazamiento forzado.
Mediante obras de teatro y diversos tipos de expresión artística, esta historiadora del Arte ha trabajado con las víctimas y los artistas, buscando alternativas diversas de acompañamiento en la defensa y promoción de sus derechos.
Ella misma aseguró que “todas las artes, no solo las artes escénicas, tienen la capacidad de convertir el dolor en una fuerza transformadora para la reconstrucción de sus propias vidas y de la misma sociedad”.
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