Con los diálogos con las Farc en su tercer año y en tránsito a la recta final, la terminación del conflicto armado depende también de que el Gobierno y el Eln aceleren el fin de la etapa exploratoria y se inicien las negociaciones de paz.
El paso lento de los acercamientos entre ambas partes en Brasil y Ecuador es, hasta ahora, el resultado de la resistencia del grupo guerrillero para negociar la dejación de armas antes de lograrse acuerdos y la atención del Gobierno a la mayor amenaza que representan las Farc, según analistas militares.
Pero ante el avance con las Farc en Cuba (tres acuerdos en cinco temas y los dos restantes en discusión) y nuevas condiciones favorables, como el cese el fuego unilateral e indefinido, el Eln está obligado a moverse más rápido para no quedarse rezagado de la negociación política del conflicto. Y al mismo tiempo, de las Farc.
Así lo vislumbra el analista León Valencia, exmiembro del Comando Central del Eln (Coce) y hoy director de la Fundación Paz y Reconciliación, para quien “no puede llegar tarde a las definiciones históricas y al remolque de lo que sucede con las Farc, porque el proceso con esta guerrilla avanza y este año podría darse un acuerdo de fin del conflicto con el Estado”.
Según Valencia, “el Eln debe terminar rápido la última etapa de diálogos exploratorios y definir una agenda de negociación porque no se puede estancar más, mientras que casi toda la comandancia de las Farc está ya en La Habana y el Gobierno está cediendo a un cese el fuego bilateral, así sea tácito, para desescalar el conflicto”.
De lo contrario, coinciden varios analistas, los elenos se enfrentan al escenario adverso de que la ofensiva del Estado, con la ventaja militar a su favor que hasta ahora se ha concentrado en debilitar a las Farc, se dirija a una guerrilla con menos capacidad y diezmada como el Eln.
Un estudio de la Fundación Ideas para la Paz en el año 2013 indicó que en el año 2000 eran 4.700 elenos distribuidos en siete frentes de guerra con 38 frentes rurales, siete regionales y 38 compañías móviles.
“En el presente reúne 1.330 guerrilleros, 26 frentes rurales, un frente urbano y 13 compañías móviles”.
Por eso el anuncio del Eln del pasado miércoles de considerar dejar las armas si reconocen condiciones para consolidar un proceso de paz con el Gobierno, podría convertirse en el impulso para destrabar las conversaciones de paz con ese grupo insurgente, que se estancaron en diálogos exploratorios desde hace un año.
Para el Gobierno, el gesto es positivo pero insuficiente y así lo hizo saber el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo esta semana. “Es una demostración de voluntad del Eln que el Gobierno registra con satisfacción y es un primer paso, pero se tienen que dar muchos más para que todos los colombianos nos convenzamos de que tienen realmente la decisión política de negociar, de entregar las armas y de incorporarse a la vida civil”.
En ese sentido, agregó que Santos espera que “la fase exploratoria termine en el menor
tiempo posible y se pueda abrir una negociación formal”.
Unidad
El esperado inicio de un proceso de paz con el Eln también genera expectativa por las declaraciones de los jefes máximos de esa guerrilla sobre un “proceso de unidad” con las Farc como parte de su plan estratégico para los próximos 10 años, que fue concertado en el quinto congreso nacional.
Luego de anunciar que consideran silenciar los fusiles de sus cerca de 1.300 combatientes si se dan condiciones en una negociación con el Gobierno, el máximo jefe, Nicolás Rodríguez Bautista alias “Gabino”, aseguró que esa unidad no solo apunta a superar los enfrentamientos militares que se dieron en el pasado en varias regiones, sino a “plantearse una realidad unitaria”.
Uno de los integrante del Comando Central del Eln, Israel Ramírez Pineda, alias “Pablo Beltrán”, indicó que se diseñó un “plan A” para los próximos 10 años para la solución política del conflicto. Pero el líder insurgente fue más beligerante al señalar que “como en la vida todo tiene varias rutas, pues un plan B es pensar que no salga, y nos preparamos para ambos”.
Para el analista del conflicto y también exjefe desmovilizado del Eln, Carlos Arturo Velandia, (alias “Felipe Torres”), esa postura se debe interpretar como la demostración de que hay un interés real de esa guerrilla de apostar a la solución negociada del conflicto y como parte del proceso de unidad incluye a las Farc. “En términos prácticos dicen estamos en la paz por si se da o en la guerra por si nos toca”.
Con respecto a la influencia de las Farc si se concretan diálogos con el Eln, Velandia explica que son “procesos asimétricos en tiempo y contenidos, que empiezan en mesas separadas, pero que deben pasar por una conciliación para implementar acuerdos en dejación de armas, reconocimiento a víctimas, participación política, la insistencia en una asamblea constituyente y la refrendación popular”.
El anunciado proceso de unidad de Farc y Eln también se proyectó al postconflicto, explica León Valencia. “Hay preocupación conjunta de sobrevivir a la transición de guerrillas a movimientos políticos y no desaparecer con el tiempo como otras insurgencias. Por eso ambas guerrillas buscarían seguir en sus territorios trabajando con sus organizaciones sociales afines”
Y un analista militar como el general retirado Jairo Delgado, advierte que a “las Farc les debe interesar que se logre un acuerdo de paz con el Eln, porque no le conviene que tras su eventual desmovilización los elenos se apoderen de territorios que hoy comparten”.
Además, surge el riesgo de que guerrilleros farianos que no se desarmen pasen al Eln. Por ahora, se sabe que en una agenda exploratoria están los puntos de participación civil y recursos naturales. Y parece que el Eln se sumaría a los otros cinco que pactaron Gobierno y Farc .
Contexto de la noticia
La división de una diezmada guerrilla
Según Paz y Reconciliación: “actualmente el Eln tiene siete Frentes de Guerra: el Oriental, que abarca los departamentos de Arauca, Boyacá y Casanare, su máximo jefe es Gustavo Aníbal Giraldo alias ‘Pablito’; el frente de guerra Nororiental presente en algunos municipios de Santander y Norte de Santander, el Darío Ramírez Castro en el sur de Bolívar y bajo cauca antioqueño; el F.G. Occidental presente en el Chocó; el del Norte, que se está reconstruyendo; el Suroccidental que tiene presencia en Nariño y Cauca. El Frente de Guerra Urbano, creado por primera vez en el 2006”.
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