El director de la Policía Nacional, general Óscar Naranjo, exigió ayer a las guerrillas de las Farc y del Eln que entreguen los cuerpos de dos uniformados que fueron secuestrados y que, según versiones de uniformados que regresaron a la libertad, fueron asesinados en cautiverio.
"Tenemos dos personas que durante años han estado desaparecidas, pero que estuvieron secuestrados. Estamos hablando del intendente jefe Luis Hernando Peña Bonilla quien fue secuestrado. Hay noticias de que lo asesinaron, nuestro rechazo a este silencio de las Farc y la exigencia para que, por lo menos, devuelvan el cuerpo de este compañero. Su familia lo espera", señaló el oficial.
El otro caso es de un agente Roberto Guaquez Duque, quien fue secuestrado hace más de 10 años por el Eln y de quién poco se sabe.
"Lo mínimo que deberían esperar la sociedad colombiana y las familias de los terroristas es que devuelvan los restos de los policías que fueron asesinados en cautiverio. Por eso nuestra exigencia vehemente porque tenemos realmente unas familias que sufren y no descansaremos hasta encontrar esos cuerpos y darles digna sepultura", agregó.
El pronunciamiento del general Naranjo se produjo al término de una ceremonia religiosa que realizó la Policía Nacional con ocasión del regreso a la libertad de seis de sus integrantes.
En la eucaristía no estuvo presente el intendente Jorge Trujillo Solarte. En la mañana de ayer fue sometido a una serie de chequeos médicos que requirieron el uso de anestesia.
Muestra
Naranjo señaló que la liberación de los uniformados es la muestra evidente de la necesidad de cesar la práctica del secuestro. "Llegó la hora y estas señales son claras, incontrovertibles. Llegó la hora de proscribir y derrotar la voz de los victimarios y de reparar a las víctimas", dijo.
Sobre el estado de salud de los uniformados, el oficial señaló que los encontró "bien, animados, lúcidos, enamorados de sus familias y comprometidos con su policía".
"Sin exagerar debo decir que encuentro a un grupo de policías verdaderamente ejemplar que han regresado después de muchos años del oprobio del secuestro, con sus principios y valores intactos. Nuestros liberados son un punto de inspiración para que la Policía siga avanzando para servir a los colombianos", dijo.
El general relató que los seis policías liberados han solicitado volver al servicio para hablar en todas las unidades policiales sobre el comportamiento que deben tener los policías y "que no puede cometer desafueros ni incurrir en delitos".
-R1
Tramitaron su cédula
Los seis policías que fueron dejados en libertad por la guerrilla de las Farc el pasado lunes tramitaron ante la Registraduría Nacional del Estado Civil su cédula amarilla con hologramas.
La diligencia se realizó en las instalaciones de la Clínica de la Policía Nacional hasta donde se desplazó una comisión del organismo electoral con los equipos necesarios al centro asistencial para tramitar los documentos de identidad.
El primero en realizar la renovación de su cédula de ciudadanía fue el intendente Wilson Rojas Medina, quien fue secuestrado el 10 de julio de 1999, durante el ataque de las Farc a la estación de policía de Puerto Rico (Meta).
Mientras los funcionarios de la Registraduría realizaban la toma de las huellas de sus diez dedos, el uniformado les preguntó a los encargados de la reseña dactilar si tenían oportunidad de comunicarse con el Registrador Nacional del Estado Civil, Carlos Ariel Sánchez Torres.
Cuando le informaron que sí el intendente Wilson Rojas Medina les manifestó a los funcionarios: “Por intermedio de ustedes le quiero enviar un saludo muy especial a mi cuasipaisano... él es de Purificación y yo de Saldaña, ambos somos tolimenses. Además lo quiero felicitar porque lo reeligieron para el cargo de Registrador Nacional”, señaló.
Los últimos en realizar el trámite fueron el sargento viceprimero César Augusto Lasso Monsalve secuestrado en la toma a la estación de policía de Mitú en 1998 y el intendente Jorge Trujillo Solarte, secuestrado el 10 de julio de 1999, durante el ataque de las Farc a la estación de policía de Puerto Rico (Meta).
El proceso de producción de la cédula tarda entre uno y tres meses en todo el país.
-R2
"Es increíble escuchar que hay policías que cometen actos arbitrarios"
En un conmovedor discurso el sargento de la Policía, José Libardo Forero, hizo análisis de la situación actual de la Institución, pidió a sus compañeros no incurrir en actos en contra de la ley y acabar con el formalismo al interior de esa Fuerza.
Al término de una ceremonia religiosa, Forero relató que cuando lo notificaron que iba a quedar libre ya estaba acostumbrado "a vivir con la muerte. No le temíamos a ella. Pero cuando me dijeron que era libre sentí temor de enfrentar de nuevo esta realidad".
Pero dijo, que se encontró con una Institución cambiada y calificó al director de la misma, general Oscar Naranjo, como un enviado de Dios.
"Un cambio institucional increíble. Usted es un enviado de Dios y usted ha transformado la institución. Yo invito a todos mis compañeros policías que entiendan, que razonen y que sean lógicos. Yo no tengo moral incluso para decir que he sido buen policía. Nadie conoce mis antecedentes pero sinceramente los invito a que mostremos buen ejemplo", dijo.
Y agregó: "Es increíble ver y escuchar que hay policías que cometen algunos actos arbitrarios contra la población civil. En el siglo XX fueron muchas las denuncias y los abusos, pero eso debe cambiar".
Igualmente, consideró: "se han borrado muchos complejos y tanta discriminación que nos hacía ser incivilizados subdesarrollados. Definitivamente la institución debería quitarse el 'mi'. No somos militares somos civiles uniformados y ese 'mi' es darle complejo de superioridad", estimó.
A su juicio, los uniformados deberían utilizar el "señor" en cambio del "mi".
-P1
Les entregaron la contraseña de su documento de identidad a los policías César Augusto Lasso Monsalve, José Libardo Forero, Jorge Trujillo Solarte, Jorge Humberto Romero, Carlos José Duarte y Wilson Rojas Medina.
-RN
La tecnología tiene asombrado al sargento Lasso*
El sargento caldense César Augusto Lasso Monsalve tuvo que aplazar el sueño que quería cumplir apenas se reencontrara con su familia en la noche del lunes. Todos estaban en torno a él esperando a que leyera una parte de la Biblia en el hospital de la Policía en Bogotá. El suboficial no fue capaz.
Después de 13 años y 4 meses de estar en la selva los médicos le diagnosticaron una “disminución de la agudeza visual”. Sus allegados pronostican que tendrán que acostumbrarse a verlo con gafas.
Natalia Lasso, de 20 años, dice que lo que no perdió su tío durante el secuestro fue la memoria. Relata con asombro que recordó las edades y los cumpleaños de sus familiares; no se equivocó cuando volvió a ver sus caras: “yo tenía seis años cuando se fue, el lunes me abrazó y me dijo que cómo estaba de bonita, que si estaba estudiando o trabajando”; en las dos horas que habló con ellos recordó algunos mensajes que le enviaban por los medios de comunicación.
La joven era la única sobrina que conocía el suboficial antes de su secuestro, ahora tiene nueve sobrinos. Natalia comenta que “para él todo es nuevo, hasta la gente. Apenas se está adaptando a la tecnología, parece un niño”.
Cuando César Augusto arribó a la sala del aeropuerto Vanguardia de Villavicencio, la mamá del sargento, Fabiola Monsalve, se comunicó con el resto de familiares que aguardaban en Bogotá. La llamada la colocaron en altavoz y lo que escuchaban era al recién liberado pidiéndole a Fabiola que le ayudara, que él no sabía cómo hablar “por eso”: un celular de baja gama.
Los Lasso Monsalve esperaban ver a César Augusto igual o peor que en la última prueba de supervivencia del año 2009. Estaba delgado, con menos cabello y una cadena colgándole del cuello. “Teníamos esa imagen, pero yo sí llegué a pensar que lo vería más gordito. Gracias a Dios al final no estaba tan delgado”, cuenta Fabiola.
Daniel Omar Lasso, hermano del sargento, comenta que César Augusto le trajo regalos a sus familiares. A su madre y a sus tres hijos les entregó flores, unas Aves del Paraíso de color rojo que cortó cuando iba a encontrarse con la comisión de las liberaciones. Al sargento también lo esperaban varias sorpresas. Juan Esteban Lasso, un sobrino, le entregó enmarcado un dibujo de Supermán. Quería entregarle la imagen a “mi héroe”.
El secuestro también le dejó a César Augusto una enfermedad que lo puede acompañar de por vida. Los Lasso Monsalve señalan que el cautiverio aceleró en el sargento la hipertensión: un trastorno que heredaron de su padre, Daniel, a quien el suboficial no puede volver a ver, pues falleció el 1 de junio de 2009, deseando el regreso de “Cesitar”.
Lo primero a lo que tuvo que someterse el sargento César Augusto Lasso fue a varias revisiones médica. Los chequeos que recibió antes de subir a los helicópteros en la selva mostraban a un hombre lo suficiente sano, como para emprender un viaje de una hora en la aeronave que lo llevaría a Villavicencio.
El martes en la mañana los médicos de la Policía le detectaron al caldense, además de la disminución visual y la hipertensión arterial, enfermedad ácido péptica, pérdida de peso, rinitis y un “buen” estado de la salud mental.
* Escrito por Daniel Suárez | El País de Cali.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015