JAIME ORTEGA CARRASCAL
EFE | LA PATRIA | BOGOTÁ
Carlos Pizarro Leongómez sabía que la firma de la paz con el Gobierno colombiano era también su sentencia de muerte. El 26 de abril de 1990, menos de dos meses después de dejar las armas como comandante de la guerrilla del M-19, fue asesinado. Un crimen que sacudió al país y que 30 años después sigue en la impunidad.
Esa convicción, no temor, la expresó muchas veces a sus familiares y a su entorno, la última de ellas, la noche anterior al asesinato cuando acudió a un restaurante en Bogotá para cenar con amigos a los que no había visto en años, por su militancia guerrillera.
"Ese día no traía el chaleco antibalas, entonces mi hermana le preguntó: '¿Por qué no tienes el chaleco?'Mi papá le dijo: 'Porque si a mí me van a matar, me pegan un tiro en la cabeza y el chaleco no me sirve de nada'. Nos dijo que muy posiblemente lo iban a matar muy pronto y que lo único que nos pedía era que no lo olvidáramos. Al día siguiente lo asesinaron", relató a Efe María José Pizarro, su hija y heredera política.
A la mañana siguiente el país se estremeció por la noticia: el carismático líder del Movimiento 19 de Abril (M-19), el hombre que semanas antes había apostado todo por la paz y se había convertido en candidato presidencial del partido Alianza Democrática M-19, había sido asesinado en un avión en pleno vuelo. Tenía solo 38 años de edad.
El asesinato
Carlos Pizarro tomó un avión de Avianca con destino a Barranquilla para hacer campaña presidencial. Poco después del despegue un sicario se levantó de su silla y le disparó varias veces en la cabeza, tal como él había advertido horas antes a sus más allegados que sucedería.
Un convencido de la paz
Después de pasar la mitad de su vida metido en el monte con un fusil al hombro, Pizarro estaba convencido de que negociar la paz era el punto de partida para la transformación de Colombia. Por eso decidió dar el paso que se concretó el 9 de marzo de 1990, cuando firmó la paz con el entonces presidente colombiano Virgilio Barco.
Un país bañado en sangre
En los meses previos al asesinato de Pizarro otros dos candidatos presidenciales, que también representaban opciones de cambio para el país, habían sido asesinados.
Primero fue el liberal Luis Carlos Galán, el 18 de agosto de 1989. Siete meses después, el 22 de marzo de 1990, fue asesinado Bernardo Jaramillo Ossa, del partido de izquierdas Unión Patriótica (UP), en la terminal del Puente Aéreo del aeropuerto El Dorado, .
Carlos Pizarro Leongómez fue el siguiente y tan solo 31 días después de ese magnicidio los colombianos acudieron a las elecciones presidenciales más sangrientas de su historia, en las que fue elegido el liberal César Gaviria, sucesor de Galán. Antonio Navarro Wolff, que tomó las banderas de Pizarro, fue tercero.
Lo recuerdan
Hoy, cuando se cumplen 30 años de su magnicidio, familiares, amigos y seguidores de Pizarro volverán a reclamar justicia porque este crimen, declarado de lesa humanidad en 2010, sigue en absoluta impunidad.
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