COLPRENSA | LA PATRIA | BOGOTÁ
Navarro, Martínez, Ramírez, Rueda y Atehortúa. Estos son los apellidos que los colombianos escucharán en los próximos años, ya que corresponden a los generales sobre los cuales estará la seguridad nacional. En su orden, el comandante de las Fuerzas Militares, del Ejército, de la Armada, de la Fuerza Aérea y la Policía. Una cúpula, de acuerdo con expertos, tropera, término usado para referirse a los militares que han estado más en terreno que en oficinas.
El nombramiento estaba demorado, dicen fuentes militares, pues se esperaba, incluso, para antes de que Iván Duque cumpliera sus primeros 100 días de mandato. Pero hubo sorpresas, porque en los pasillos del Ministerio de Defensa daban por hecho que el general Juan Pablo Amaya, de aceptación entre oficiales y suboficiales, quedara al mando de todas las Fuerzas.
La segunda sorpresa, que los expertos califican del gran ‘palo’ en la decisión, fue el general Óscar Atehortúa en la Dirección General de la Policía. Para este cargo sonaban los generales William René Salamanca, de la Dirección de Tránsito, y Jorge Luis Vargas, quien está al mando de la Dijín.
Sin embargo, para el exdirector de la Policía general (r) Luis Ernesto Gilibert, el presidente Duque “respetó la escala de mando”, por lo que calificó el relevo como una sucesión normal dentro de la institución.
Con respecto a los retos, Gilibert Vargas asegura que entre los primordiales está la lucha contra la corrupción, incluso en sus propias filas, ahora bajo la comandancia del general Aterhortúa. “La Policía no está exenta de que se presenten estos problemas. Seguramente va a desarrollar estrategias como se hizo en otros tiempos, donde se tomaron medidas correctivas muy drásticas para limpiar la institución”, señaló.
También enfatizó que entre las labores de los policías está en apoyar el posconflicto y buscar el objetivo de la consolidación de la paz. Sobre la lucha contra los narcos, sostiene que la Policía no debe bajar la guardia.
Los cultivos ilícitos, las rutas de narcotráfico y la cadena criminal alrededor de la producción de narcóticos no solo es un reto para la Policía, sino del gobierno Duque. Así lo explica el director ejecutivo del Centro de Estudios en Seguridad y Paz, Néstor Rosanía, quien asegura que un perfil como el del general Nicasio de Jesús Martínez, nuevo comandante del Ejército, es idóneo y se ajusta para combatir estos grupos.
“Conoce, al igual que el resto de la cúpula, las dinámicas de las regiones. Ha manejado operaciones contra las disidencias, entonces se puede tener un aumento en términos operativos contra el narcotráfico”, dice Rosanía.
Regiones como Catatumbo, la costa pacífica nariñense y caucana, el Urabá y el Meta y Guaviare son las regiones que, a consideración de Rosanía, deben tener especial atención por los nuevos mandos militares y de Policía.
El analista John Marulanda asegura que a la par con el narcotráfico se debe tener especial atención con los grupos armados organizados. Particularmente, menciona a las disidencias de las Farc que se rearman en el sur del país “bajo la dirección de Gentil Duarte”.
“Han venido creando una especie de Bloque sur que viene desde la frontera con Venezuela por Vaupés, Guainía, Guaviare, parte del Amazonas, pasando por Caquetá, Putumayo y llegando hasta el Cauca a la frontera con Ecuador”, describe y agrega que la manera de financiarse, dice Marulanda, es mediante el narcotráfico y la minería ilegal.
La otra franja por la que está saliendo gran parte de la producción de cocaína se extiende por la zona norte y tiene su punto de origen en el Catatumbo y atraviesa Norte de Santander, Bolívar, Antioquia y Chocó, sin desconocer que sus tentáculos se extienden a Sucre, Córdoba y Magdalena.
“Esta es la otra amenaza interna que tiene el país – advierte Marulanda –. Es necesario ajustar las estrategias a las nuevas exigencias de seguridad nacional y revisar doctrinas, pero no se puede seguir como veníamos antes porque los resultados están a la vista”.
Hablan excomandantes
El exjefe del Estado Mayor Conjunto almirante David René Moreno, dice que en el caso de la Armada el reto primordial es “la modernización de los medios” con los que cuenta esta Fuerza, que ahora estará bajo el mando del vicealmirante Evelio Ramírez.
“El ejercicio de nuestra soberanía así lo exige para defender los intereses de los colombianos en el mar y hay que tener en cuenta que la Armada opera en las cuatro dimensiones: en el mar con buques de superficies, bajo la superficie con los submarinos, en tierra con la Infantería de Marina y en aire con la aviación naval”, sostiene.
El excomandante de la Fuerza Aérea, el también general (r) Guillermo León, dice que el general Ramsés Rueda tendrá la tarea de liderar la renovación de la flota aérea de la FAC, la cual desde hace años viene pidiendo pista en los gobiernos de turno.
“Los comandantes de la FAC que hemos estado en los últimos años hemos proyectado las necesidades del cambio de los aviones de superioridad aérea. Entendemos que el país tiene una serie de necesidades apremiantes en muchos sectores, pero la defensa de la soberanía es algo primordial”, indicó el alto oficial.
Para León también es clave la consolidación del territorio tras la desmovilización de las Farc y la neutralización de grupos violentos que se han desplegado en zonas del país que han convertido a la ilegalidad en el diario vivir.
“Por ejemplo, en Nariño, Cauca, el bajo Cauca antioqueño, el área de Catatumbo. A todas estas zonas, que son muy sensibles, les falta consolidarse y hay un enemigo que todavía no hemos erradicado”, concluyó.
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