Lorena Granados
COLPRENSA | LA PATRIA Bogotá
La brutal muerte que tuvo Rosa Elvira Cely, la mujer que fue torturada y asesinada en el Parque Nacional de Bogotá, en la madrugada del 24 de mayo de este año, no solo sacó del anonimato a muchas mujeres más que han sufrido violencias similares, también despertó inquietudes frente al comportamiento de los hombres que comenten este tipo de delitos. ¿Quienes violentan y asesinan a mujeres son enfermos mentales o no?
Un estudio de la Universidad Manuela Beltrán de Bogotá, realizado a partir de 10 casos reales en los que hombres colombianos han agredido a sus esposas, a tal punto de causarles la muerte o dejarlas en estado vegetal, concluyó que estas personas no son enfermos mentales y en cambio tienen un perfil de psicopatía, es decir un trastorno antisocial de personalidad.
“Esto no corresponde a un aspecto circunstancial y de momento que es lo que lastimosamente la justicia está tomando. Es un acto que corresponde a un perfil psicopático como tal, lo que comúnmente se conoce como psicopatía”, aseguró Belisario Valbuena, psicólogo forense que lidera la investigación.
Diferencias
¿Pero psicopatía no es lo mismo que una enfermedad mental?, no. Así lo explicó Valbuena, quien afirmó que es importante que la gente entienda la diferencia entre una enfermedad mental y una psicopatía.
“Una cosa es tener un trastorno de personalidad y otra muy diferente es tener una enfermedad mental. Una enfermedad mental es incapacitante, puede alterar mi nivel de conciencia y mi voluntad. El trastorno de personalidad no”, explicó el psicólogo forense.
Y agregó que una enfermedad mental es “por ejemplo la esquizofrenia es donde está alterado mi nivel de contacto con la realidad, es decir mi nivel de conciencia, es cuando yo realmente tengo delirios, alucinaciones, escucho voces, o veo cosas que las demás personas no ven”.
Pero aclaró que las personas que tienen un trastorno de la personalidad “saben lo que hacen, diferencian entre lo que es correcto y lo que es incorrecto, además deciden sobre sus actos. Si no supieran que es incorrecto no lo harían a escondidas”.
El estudio fue realizado con base en 10 casos, algunos conocidos a nivel nacional. Entre ellos está el de Samuel Viñas, quien acabó con la vida de su esposa, la diseñadora Clarena Acosta, el primero de enero de 2010 en Barranquilla, luego de la celebración del año nuevo. También el caso del exconcejal de Bogotá Vladimir Melo, quien ordenó el homicidio de su pareja, Alejandra Díaz. Y otro de ellos es la brutal agresión de Xavier Iván Pineda a Johanna Samacá, quien fue lanzada desde un tercer piso en un hotel de Yopal, y la dejó en estado vegetativo.
“En algunos casos se utiliza ese atenuante en la defensa diciendo que el marido mata o asesina a la esposa por unos celos incontrolables y porque ella lo provocó. Es el caso de Xavier Iván Pineda, que según él percibió que su esposa aparentemente estaba coqueteando con alguien de otra mesa en una cena, y al llegar al hotel donde se estaban hospedando él la golpeó y luego la lanzó por la ventana y la dejó en estado vegetal.
Pero en la etapa del juicio se justificó que fue un momento de ira y dolor intenso. Pero si revisamos la historia de esta pareja ya venía un ciclo de maltrato, no solo físico sino psicológico, y ya había habido amenazas de muerte”, aseguró el profesional en psicología forense de la Universidad Manuela Beltrán.
Para la alta consejera para la Equidad de la Mujer, Cristina Plazas, no se puede permitir que a violadores y asesinos de mujeres se les trate como enfermos mentales, pues se ha demostrado que esos hombres recaen en su delito.
“No podemos abrir la puerta para que empecemos a decir que todos los violadores y asesinos de mujeres son enfermos mentales, eso no es cierto. Pero además no tiene sentido que una persona con problemas mentales que no puede autodeterminarse y que sea un peligro para la sociedad esté libre”, indicó Plazas.
Por su parte, Norma Villareal, feminista activa de la Red Nacional de Mujeres, aseguró que justificar los crímenes contra las mujeres con enfermedades mentales “de alguna manera justifica o perdona la violencia contra las mujeres, porque es muy fácil decir a esa persona está loca y que tuvo un momento de crisis y eso lo llevó a matar a una mujer o a violarla. Yo considero desde el Estado es que hay que ver cómo se aplica la ley 1257 y qué medidas correctivas hay que tener en cuenta para evitar que estos hombres sigan cometiendo este tipo de delitos”.
Villareal agregó que no hay razones para que un hombre que ha asesinado a una mujer y la haya torturado esté libre “porque constituye un peligro para la sociedad y particularmente para las mujeres”.
Belisario Valbuena aseguró que además de los estudios de casos reales, los profesionales que participaron de esta investigación se basaron en una metodología creada por el psicólogo y criminólogo canadiense, Robert Hare, que también es utilizada y avalada en Colombia.
“Con esto, lo que queremos demostrarle a la justicia colombiana es que estos hombres no son enfermos mentales y que el hecho que tengan un trastorno antisocial de personalidad o psicopatía no significa que sean inimputables, porque él tiene conciencia de sus actos y sabe diferenciar entre lo que es correcto y lo que es incorrecto, y por eso utiliza su carácter manipulador. Por ejemplo el caso Viñas, él asesina y se entrega porque sabía que le iban a otorgar el beneficio de ira e intenso dolor”.
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