Bogotá.- “Sin las vacunas, las epidemias causadas por muchas enfermedades prevenibles podrían reaparecer y llevar a un aumento en el número de casos por enfermedad, discapacidad y muertes”. Así resalta el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), la importancia de estos medicamentos.
Las vacunas son cualquier producto biológico que cuando se le aplica a una persona hace que sin sufrir una enfermedad, produzca defensas contra ella, de manera que su cuerpo la rechace naturalmente cuando a lo largo de su vida se presente una amenaza de contagio, según explica el médico pediatra, magister en epidemiología clínica y docente de la Universidad Javeriana Juan Gabriel Ruiz.
El término es usado desde mediados del Siglo XVIII, cuando el investigador Edward Jenner descubrió la vacuna contra la viruela, una de las enfermedades que agobió a la humanidad. Desde entonces, las vacunas han sido consideradas como uno de los mayores logros en la historia de la salud pública, pues gracias a ellas se ha logrado tener la eliminación y el control de algunas enfermedades mortales.
El desarrollo de la técnica para encontrar y masificar las vacunas ha sembrado polémicas reiteradas. No tan diferentes a la que se vive hoy en el país a causa de la que se emplea contra el Papiloma Humano, causante de cáncer de cérvix, y a la que se ve como posible culpable de la crisis de salud que ataca a niñas de Carmen de Bolívar.
Más allá de que es necesario determinar con claridad si es cierta esa causalidad, la crisis desatada en ese municipio de Bolívar abre la oportunidad de recordar la importancia de la vacunación así como de enterarse sobre los peligros que pueden generar ciertas vacunas.
POR QUÉ SE DEBE VACUNAR A LOS NIÑOS
Según el CDC “la vacunación es una de las mejores maneras como los padres pueden proteger a sus bebés contra catorce enfermedades infantiles graves”, que pueden atacarlos antes de los dos años.
Es de completa importancia vacunar a los niños para que así cuenten con una protección comprobada y segura contra enfermedades, algunas de las cuales pueden ser muy graves o incluso mortales, en especial para los más pequeños, quienes al nacer no tienen suficientes defensas para enfrentar esas patologías.
Según el médico Juan Gabriel Ruiz “cuando alguien deja de vacunar a su hijo, no sólo lo está perjudicando a él, sino también a toda la comunidad, pues algunas enfermedades se transmiten al tener contacto físico con otras personas, así que tenemos que quitarnos de la cabeza los mitos que existen alrededor de las vacunas, porque son el mejor método para prevenir y controlar enfermedades graves.”
LOS EFECTOS SECUNDARIOS DE LAS VACUNAS
Existen efectos secundarios normales al aplicar una vacuna. Todos seguramente alguna vez al momento de la aplicación de una vacuna sintieron un ligero ardor y posteriormente inflamación en la zona, lo que es completamente normal.
La mejor explicación la da el médico Ruiz: “Algunas vacunas tienen hidróxido de aluminio, es necesario que lo tengan y no tiene ningún problema; a veces ponemos vacunas con virus muertos o inactivados que no se van a replicar, para que el sistema inmune no los ignore y los encuentre; junto con ellos ponemos algo que irrite el tejido, que lo inflame para que a partir de esa inflamación las células del sistema inmune llegan a ver qué paso, por eso es que algunas vacunas son un poco dolorosas”.
Estos efectos secundarios son locales y esperados, las vacunas son no replicativas, es decir que son componentes muertos y por eso hay que añadirles algo que sea ligeramente irritante, “las sales de aluminio lo son y lo único que pueden producir es inflamación local; normalmente estas vacunas duelen y en cerca de un veinte por ciento de los casos se reporta que se hace una leve inflamación local”, agrega Ruiz.
Desde hace cerca de 70 años las vacunas contienen esas sales de aluminio y no se ha visto ningún efecto que pueda perjudicar a la persona a la que se le aplica.
Así mismo, las vacunas pueden generar sensación de malestar y fiebres ligeras. Todos esos son síntomas completamente normales a los cuales no se les debe tener temor.
LAS REALIDADES DE LAS VACUNAS
- Al aplicarse una vacuna se está dando inmunidad de por vida, sin embargo hay sistemas inmunes que son más “perezosos”, por esto es necesario para algunas personas que fueron vacunadas en la niñez, que se les aplique algún refuerzo a lo largo de su vida.
- Algunas vacunas deben tener refuerzos porque con el tiempo su efectividad tiende a disminuir. Por eso es importante tener en cuenta los tiempos adecuados de vacunación y aplicar todas las dosis solicitadas.
- Otras vacunas sólo requieren de una aplicación: como las que se ponen contra la Hepatitis B, el Tétanos o la Difteria. Aproximadamente un 40 por ciento del universo de vacunas requiere de una segunda dosis.
- Si ya se tienen defensas y se repite la dosis de la vacuna por error, no ocurre absolutamente nada, por el contrario se está reforzando y el riesgo de padecer la enfermedad se reduce completamente.
- Sin embargo, si sólo se puso una dosis de la vacuna y no se tienen buenas defensas, al no ponerse el refuerzo queda expuesta la persona.
- Para todos los recién nacidos es obligatorio vacunarse una vez contra Tuberculosis, B.C.G y Hepatitis B
MITOS NO CIERTOS SOBRE LAS VACUNAS
Alrededor de las vacunas han circulado diferentes mitos, por los cuales muchas personas se abstienen de vacunarse, estos son algunos de ellos:
- Uno de los más conocidos es decir que “es mejor que le dé la enfermedad al paciente que aplicarse la vacuna”. Eso es totalmente falso y sí pone en riesgo a las personas.
- No es cierto que al poner múltiples vacunas al tiempo se produzca algún tipo de intoxicación. La realidad es que las vacunas se potencian entre sí. “Tenemos evidencia de que si se ponen seis vacunas a la vez la respuesta a cada uno de los antígenos es muy superior que si se ponen individualmente”, asegura el médico Juan Gabriel Ruiz.
- Las segundas dosis de las vacunas agravan las reacciones negativas. También es una creencia falsa; no ocurre absolutamente nada, la mayoría de las reacciones adversas que puede ocurrir con alguna vacuna suelen aparecer con la primera dosis y no presentarse en las siguientes.
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