Julían García
LA PATRIA | IRRA
Luego de ocho días de protestas en el país, continúa el tire y afloje entre los mineros y el Gobierno Nacional. Mientras los unos piden que les aprueben los 15 puntos de la agenda y les legalicen la profesión, los otros exigen el desbloqueo de las vías. Hasta el momento, no hay acuerdo, lo que significa que el paro seguirá de forma indefinida.
El pasado fin de semana trascurrió de manera normal en Caldas.
En Marmato, por ejemplo, programaron un plantón para mañana a partir de las 9:00 a.m. La manifestación saldrá a pie desde la Panamericana, recorrerá la vereda el Llano y llegará al mediodía al corazón del pueblo.
Ayer en la mañana, los líderes de la protesta se reunieron con las autoridades locales, con el fin de que intercedan junto con el gobernador (e) de Caldas, Juan Martín Hoyos Villegas, ante el Gobierno central, para que puedan llegar a un acuerdo pronto.
Calma
Julio César Melguizo se instaló desde tempranas horas a un lado de la carretera. Quería estar pendiente de todo lo que pasa. El obrero, junto con otros compañeros, han protagonizado por estos días fuertes protestas contra la fuerza pública. La batallas campales han dejado hasta el momento cerca de 20 heridos.
El adulto mayor, que completó 30 años arañando las entrañas de la tierra en busca de oro, dice que prefiere llegar a un acuerdo que seguir peleando. “Es la primera vez que participo en una protesta. Hace una semana paramos la producción de oro, estamos perdiendo mucha plata. Nadie nos quiere ayudar, pedimos que las multinacionales no nos sigan atropellando y nos reconozcan nuestros derechos".
Los ánimos entre Gobierno y mineros se calientan a medida que pasan los días. En la carretera quedaron los rastros de las batallas campales. Las canecas metálicas utilizadas para prender fuego continúan echando humo, las latas de cinc que sirvieron de escudo se ven llenas de huecos. Los huelguistas muestran balas de goma negras, que cayeron del cielo. Hasta el pasto tiene quemaduras por los explosivos. Unos manifestantes cargan caucheras, palos y otros implementos.
La huelga
Los vehículos que transitan por la Troncal de Occidente se enfrentan a varios cierres programados, a la altura de la entrada a Marmato. Cada dos horas atraviesan una cinta y no permiten el paso.
“Acordamos con las autoridades el taponamiento de la calzada de forma pacífica, si no llegamos a un acuerdo pensamos cerrar la vía definitivamente", expresó un líder.
Dos pancartas a ambos lados de la calzada hacen alusión a la tradición que ejercen los pobladores desde hace 500 años.
La líder Dora Lilia Vásquez defiende a capa y espada los derechos del pueblo. “Le exigimos al Estado que tumbe el Código Minero que tanto daño nos hace, también que legalice la profesión . Estamos dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias. Las multinacionales quieren acabar con el casco urbano, con varias veredas y desplazarnos”.
Mientras un helicóptero de la fuerza pública sobrevuela el lugar, varios militares se pasean de un lado a otro. Los carros suben y bajan, unos paran y preguntan por el horario del bloqueo, otros aprovechan y curiosean.
Marina Camacho va en compañía de su pequeño hijo rumbo a la capital antioqueña. “Me da miedo que de un momento a otro se agarren a disparar y nos maten. Corremos mucho riesgos. Es difícil conseguir transporte, completé dos horas esperando el bus. En tiempo normal, cada rato pasa transporte".
A lo largo de la vía hacia Marmato armaron cambuches y montaron hamacas. Los unos descansan, mientras otros montan guardia. “No queremos que nos cojan dormidos, porque un solo descuido les puede costar la vida”. Al lugar también llegaron vendedores ambulantes como José Cardona, que ofrece siete sabores de helados. “Me ha ido bien, vendo $50 mil en un rato. Piden mucho productos fríos”.
A los comerciantes no les va nada mal en estos tiempos o sino que lo digan los administradores del restaurante El Paisa, que queda a la orillas del río Cauca. “Aumentamos las ventas, no se presenta desabastecimiento. La soledad fue otra de las que se apoderó de la carretera. Por momentos no se ve nada".
Otro punto del paro en el Eje Cafetero es Irra (Risaralda). En el corregimiento se concentran desde el pasado miércoles unas 500 personas. El puente sobre el río Cauca lo tienen militarizado, mientras una tanqueta repleta de oficiales custodia la entrada al pueblo. En Irra permiten el paso por un solo carril, los protestantes se reúnen en la Plaza Bolívar a gritar arengas.
Con los mineros
Humberto Valencia
No somos delincuentes, con el paro le damos a entender al Gobierno que no es lo que ellos digan, sino lo que pida el pueblo.
Gustavo López
Somos mineros tradicionales, no ilegales. Le pedimos al Gobierno que solucione pronto el problema.
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