COLPRENSA | LA PATRIA | BOGOTÁ
El miércoles se pone sobre la mesa un discusión que marcará la historia del país. Chucho, el oso de anteojos, será el motivo para definir si en Colombia los animales tienen o no derechos.
La discusión se dará en la Sala Plena de la Corte Constitucional, luego de que estudiaron el caso de Chucho, que por medio de una tutela presentada por el abogado Luis Gómez Maldonado, solicitó la liberación del espécimen, tras haber estado más de 17 años en cautiverio.
Chucho estuvo por años al cuidado de Aguas de Manizales y de Corpocaldas en la reserva de Río Blanco, de Manizales. Este animal andino fue enviado al zoológico de Barranquilla, en donde lo reunieron con una osa para que ambos se acompañaran.
El primer debate que tiene la Corte es establecer si los animales pueden tener acceso al hábeas corpus, recurso judicial que es usado exclusivamente en los seres humanos para obtener su libertad, y que fue usado por Gómez para que Chucho tenga pronta liberación.
Los argumentos
La ponente del caso es la magistrada Diana Fajardo quien citó a audiencia pública en 2019 para esclarecer si los animales pueden tener acceso a dicha acción judicial.
En la diligencia pública a la fueron citados el abogado de Chucho, directivos del zoológico de Barranquilla donde permanece recluido y expertos internacionales.
Para quienes cuidan en este momento del oso se hace necesario que se quede en el lugar donde está, dado que le sería casi imposible subsistir porque está acostumbrado a que los humanos lo alimenten, además no está expuesto al riesgo de su habitad natural.
Los expertos internacionales están a favor de que el oso esté en una reserva natural por lo que sacaron a colación a la orangután Sandra y la chimpancé Cecilia, ambas argentinas, quienes fueron beneficiadas con el habeas corpus y hoy se encuentran en una reserva en Brasil.
Con los argumentos divididos, Chucho y su abogado esperan noticias de su libertad durante esta semana.
Su historia
Chucho, oso de anteojos, tiene unos 70 años, se estima que nació a mediados de los años 90 en la reserva natural La Planada en Nariño, y desde ese entonces ha vivido en cautiverio.
A sus cuatro años fue trasladado a la reserva Río Blanco en Manizales. Allí llegó con su hermana Clarita, para formar un programa de reproducción, pero esto no se registró por su condición de familiaridad. Clarita falleció años más tarde por cáncer de útero.
Desde ese entonces, el animal entró en depresión, escapó varias veces del lugar donde estaba. En 2017 Corpocaldas, lugar al que hace parte la reserva, decidió donar al animal al zoológico de Barranquilla, en el cual estaría acompañado de una osa andina que había perdido a su pareja.
Chucho estaba solo desde la muerte de su hermana, Clarita, en una reserva de Manizales. La puesta en marcha de un recurso de hábeas corpus que fue negado abrió el debate sobre hasta dónde puede llegar la concesión de derechos a los animales.
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