COLPRENSA | LA PATRIA | MEDELLÍN
Cuatro personas fueron asesinadas en un ataque perpetrado en un paraje rural del municipio de Cáceres, en el Bajo Cauca antioqueño.
De acuerdo con la información preliminar, un grupo de 10 a 15 hombres armados irrumpió en el corregimiento El Guarumo, a la medianoche del domingo y se dirigió a una vivienda de un sector conocido como Los Laureles.
El comandante de la Policía en la región del Bajo Cauca, Edison Rubiano, afirmó que los atacantes llegaron en una lancha por el río Cauca, el segundo más importante del país.
Al llegar a la casa, sacaron a dos hombres a la fuerza, los amarraron y ejecutaron a tiros. Luego arrojaron una granada a la propiedad, generando daños en el techo y los enseres.
Según testigos, el estallido provocó que vecinos salieran corriendo. Al verlos, los verdugos les dispararon. En el acto otros dos hombres perdieron la vida y uno más sobrevivió con lesiones.
El Bajo Cauca antioqueño está conformado por los municipios de Caucasia, El Bagre, Nechí, Tarazá, Cáceres y Zaragoza, y es una subregión golpeada por el conflicto generado por el control de las rutas del narcotráfico.
En esa zona operan grupos ilegales como Los Caparrapos y el Clan del Golfo, considerada por el Gobierno como la mayor banda criminal dedicada al narcotráfico, cuyo origen se dio tras la desmovilización en 2006 de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Tras el ataque, el gobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez, lideró un consejo de seguridad y afirmó en su cuenta de Twitter que hace seguimiento junto a la fuerza pública de los resultados en Caucacia, Cáceres y El Bagre.
"La Gobernación de Antioquia seguirá exigiendo contundencia para la estabilización del Bajo Cauca antioqueño", subrayó.
Pérez agregó: "Estamos trabajando incansablemente para erradicar la ola de violencia que se viene presentando en el Bajo Cauca".
Sitiados
En Cáceres hay un límite invisible, el puente desde donde se avizora el río Cauca. A mano derecha mandan los Caparrapos, mientras que a mano izquierda, el Clan del Golfo.
Los dos grupos armados ilegales se disputan el territorio para manejar el negocio de la coca, que semanalmente deja de cuatro a cinco homicidios en el pueblo que ha sido abandonado por el 30% de su población. Los grupos al margen de la ley han hecho huir a los habitantes del municipio, para convertir los solares de las casas en corredores de droga.
Aunque el Ejército y la Policía hacen presencia en el municipio para brindar seguridad a sus habitantes, la amenaza de los grupos armados ilegales persiste sobre el municipio.
Los cacereños se quejan de la falta de presencia del Estado. Las autoridades locales no duermen en el municipio: van durante el día, cumplen sus labores y a las 5:00 de la tarde se mueven hacía Caucasia, un pueblo cercano, pero alejado de las amenazas que han emitido en su contra.
Los profesores están amedrentados, no por amenazas contra su vida, sino porque algunos de sus alumnos han sido reclutados por los grupos armados ilegales. Cientos de comerciantes han tenido que cerrar sus establecimientos y desplazarse para cuidar de su vida y las de sus familiares.
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